Independientemente de que uno sea más o menos fan de Van Halen, nadie puede discutir la mayúscula influencia de su guitarrista Eddie a la hora de adaptar el instrumento de las seis cuerdas al rock y al metal. Con su reciente y triste fallecimiento por culpa del maldito cáncer, la figura del líder de la banda americana ha vuelto a primera línea acompañada de una cantidad ingente de elogios y de un reconocimiento que, para aquellos poco avezados a su música, puede parecer incluso exagerado. Pero creednos que no lo es. Y qué mejor para explicárnoslo que siete excelentes guitarristas de nuestro entorno, que en este reportaje nos cuentan su relación personal con la figura de Eddie y como ven ellos su influencia en el mundo de la guitarra metálica en general. Descansa en paz, Eddie Van Halen, y gracias por tu sonrisa y un legado inmortal.
Eric Baulenas (Moonloop, Eric Baule, Bauluna, Discos Revólver)
Corren días complicados y fuera de lo normal, en los que parece que estemos atrapados en una realidad distópica sin precedentes. Nos afecta una crisis sanitaria y económica originada por una pandemia, cuya sombra incentiva la saturación de información manipulada por los medios y los políticos, provocando contradicciones, caos, confusión, y en la que además la polarización de la población está servida. Fruto del miedo, y como reflejo del control y del bloqueo de las emociones que impera en la actualidad, la cultura y las artes carecen del reconocimiento y el apoyo del que disfrutaban antes de que 2020 aterrizara en nuestras vidas.
Por motivos sanitarios, la expresividad facial y la comunicación se ven afectadas a causa de tener que llevar una mascarilla obligatoria que nos oculta medio rostro. Con este panorama, es inevitable permanecer en un estado latente de ansiedad e incertidumbre que representa un pulso diario para muchas personas. Esto bien podría ser la introducción a una novela de terror o ciencia ficción, pero desgraciadamente es la realidad que tenemos. Si dejamos a un lado el contexto en el que nos encontramos (que sin duda contribuye a sentir desasosiego y melancolía), hace unos días el mundo de la música recibió una fatídica noticia, contribuyendo a incrementar la tristeza de nuestro ya mermado y frágil estado anímico.
Eddie Van Halen se marchó del plano físico para siempre, dejándonos huérfanos del arquetipo y símbolo por excelencia de la guitarra eléctrica. Muchos músicos, y en especial los guitarristas, nos sentimos como si una parte de nosotros se hubiera perdido, como si a un niño le prohibieran cruelmente volver a ir a jugar con su amigo a ése lugar donde es tan feliz. Si algo está quedando patente en estos últimos días, es que Eddie estaba muy arraigado en los corazones y mentes creativas de la gente, y me conmueve observar las numerosas muestras de afecto y respeto emitidas a nivel mundial. Puede que admires el legado y el trabajo de alguien hasta el punto de llegar a sentir que forma parte de tí y de tu vida, y aunque duele saber que ésa fuente de energía ya no creará más, es aquí donde hay que hacer balance, valorar, y tomar conciencia de todo lo bueno que has recibido, aprendido, sentido, y vivido.
El por qué Eddie es junto a Hendrix uno de los pocos que ha ejercido tanta influencia sobre otros músicos, creo que salta a la vista, y es obvio que reinventó el concepto de la guitarra y que también descubrió nuevas técnicas para disfrute de todos los guitarristas. Al igual que muchos otros, él tenía la semilla necesaria para hacerla germinar en algo grande, y con su llegada al mundo discográfico en 1978, marcó un antes y un después en la historia del rock, cosa que todo el planeta sabe y le agradece. Con él llegó un mensaje bien claro: había nacido un lenguaje nuevo. Y menudo regalo es poder expresarse con un renovado vocabulario, con más matices emocionales, y sobretodo, transmitir energía y alegría. Lo llaman innovar en idioma terrenal, pero no olvidemos lo que significa en su esencia: felicidad.
La naturalidad con la que Eddie reconocía su falta de conocimientos teóricos o sobre el mundo de la grabación digital, es algo sobre lo que quiero hacer hincapié, ya que considero que este aspecto también forma parte de su legado. Obviamente no reunir esos requisitos no garantiza de ningún modo un logro personal como músico, pues todas las herramientas son siempre útiles, pero existen otros factores clave que contribuyen a la educación musical, y curiosamente, siempre están dentro de uno mismo. A parte de tener talento innato, conocimientos intelectuales, oído musical, o destreza y agilidad en las manos, factores como el anhelo, el carácter, la personalidad, y la filosofía de vida, sin duda condicionan y moldean el camino. Para acceder al estudio de esa faceta un tanto abstracta pero decisiva, no hace falta tener una guitarra en las manos o asistir a una clase de música. Con que te observes con atención para comprender cómo eres, qué sientes, qué atraes, y cómo gestionas lo que ocurre a tu alrededor, es suficiente. Este aprendizaje dura toda la vida, y no está exento de exámenes en los que se pone a prueba la humildad, el ego, la voluntad, y la responsabilidad derivada de tus pensamientos y actos.
Otro aspecto que me parece interesante analizar, es cómo nace la pasión musical, y de qué forma la hacemos evolucionar. En la mayoría de ocasiones se manifiesta un estímulo exterior que resuena con lo que tienes dentro de ti, y ése estímulo siempre va acompañado de unos referentes externos. Acto seguido, nace una pasión y la desarrollas porque de ése modo llenas tu anhelo, y poco a poco alcanzas una especie de fusión entre lo externo y lo interno que define tu propio camino. A partir de ahí, para cultivar tu lenguaje puedes continuar aprendiendo de las fuentes externas mientras sigues adentrándote e indagando en ti mismo. Sin negar y sin dejar de estar abierto a los estímulos y referentes externos, pienso que cuanto antes te dediques a hacerte preguntas, buscar, cultivar, y desarrollar tus propias herramientas, mejor. La comprensión de este detalle es algo que considero muy importante.
Si tomamos como ejemplo a Eddie, él no se concentró únicamente en emular y aprender de sus referentes, si no que también investigó y manipuló sus guitarras y amplificadores para sacar de ellos lo que tenía en mente. Desarrolló sus propias capacidades musicales y escénicas en base a su personalidad porque encontró esa fusión y vía de conexión entre lo que había tomado del exterior y lo que él sentía y albergaba en su interior. Sin duda sus aptitudes musicales significaron una revolución y un regalo para el mundo de la guitarra, pero no olvidemos que su personalidad contribuyó también a que el mensaje llegara claro y contundente. Para mi, Eddie siempre será un icono de jovialidad, alegría, magia, frescura, autenticidad, innovación, espectáculo, y energía en estado salvaje. Como todo el mundo sabe, finalmente la semilla germinó en todo su esplendor y nos contagió sin remedio. La erupción provocó una necesidad imperiosa por expresarse y comunicarse con la guitarra en todo el planeta, generando un fenómeno que ya forma parte de la historia de la música con mayúsculas.
Llevo conmigo varios recuerdos vinculados a Eddie y a Van Halen que permanecen intactos en mi memoria, y el primero de ellos fue tener una sentida revelación al verle tocar en directo “Eruption” en la TV. Corría el año 1989, y yo tenía 10 años de edad. Fruto de esta experiencia que cambió mi vida, me surgió la imperiosa necesidad de llevar a cabo incontables playbacks y conciertos de air guitar en mi habitación, hasta que 3 años más tarde me quité el miedo y decidí aprender a tocar la guitarra de la mano de mi padre. No obstante, cuando años antes salió el álbum “Thriller” de Michael Jackson (sin yo saber quién era el guitarrista), ya aluciné con el tema “Beat it”, en el cual Eddie dejó su memorable huella. Recuerdo con mucho cariño las mágicas excursiones a la naturaleza con mis padres y con el colegio, en las que la banda sonora en el coche o en el autocar provenía de una cinta de cassette con la música de Van Halen. Me acuerdo de torturar al reproductor de VHS con el botón de pausa para poder emular sus trucos y técnicas, y también de recibir bronca de un profesor por estar escuchando y cantando a todo volumen “Ain’t talking bout love” en el dormitorio de una casa de colonias durante la noche.
A pesar de no haber asistido a ningún concierto de Van Halen, son muchos los momentos emocionantes que siempre van conmigo, sin olvidar la suerte de que mi padre me regalara de golpe los seis primeros álbumes de Van Halen en vinilo, junto a los maravillosos “Eat’em and smile” y “Skyscraper” de David Lee Roth. Yo quería esos discos, así que saciar la curiosidad que nació en mi justo después de verle tocar “Eruption”, no solamente fue un inolvidable y grato regalo paterno, si no que además resultó ser una fantástica oportunidad para recibir una master-class que me condujo directo hacia mi pasión por la guitarra. Al mismo tiempo que descubrí a Van Halen, me adentré en la música de Steve Vai, Joe Satriani, y Hendrix, junto al magnífico álbum “Guitar Shop” de Jeff Beck, así es que la sobredosis guitarrística de ésa etapa de mi vida fue verdaderamente intensa. El Festival Leyendas de la Guitarra, celebrado en Sevilla en Octubre de 1991 y retransmitido en directo a través de televisión, terminó de corroborar lo que se estaba gestando en mi interior gracias al clic iniciado por Eddie. Aquel evento quedó grabado en mi alma para siempre, y en 1992 Joe Satriani editaría su álbum “The Extremist”, detonante crucial de mi decisión por aprender a tocar la guitarra de verdad. Pero eso ya es otra historia…
Tal y cómo está el mundo actualmente, es un buen momento para hacer balance, ser conscientes, y agradecer todo lo que nos ha aportado felicidad y nos ha enriquecido durante nuestro camino hasta aquí. Si lo ponemos en práctica, nos dirigiremos hacia una fuente que nos aportará fuerzas renovadas. En lugar de prolongar el dolor y el sentimiento de pérdida, centrémonos en lo positivo, celebrando lo que hemos recibido y sentido como un regalo inmortal. Así me siento amigo Eddie, bendecido y dichoso por haber tenido la suerte de despertar, captar, resonar, aprender, y llevar conmigo para siempre un poquito de tu hermoso mensaje.
Dani Cardozo (Lyra Mortem)
Eddie Van Halen fue sin duda una gran influencia tanto para guitarristas y bandas, como también para géneros musicales tales como el rock, el metal, o incluso el pop.
Cuando me refiero a influencia, me atrevería a decir que pudo hacerlo indirectamente a otras generaciones. Podríamos haber empezado escuchando a otros grupos y músicos que aparecieron posteriores a él, y nos daríamos cuenta que muchos de ellos habían aprendido de su estilo. Por lo que, en definitiva, te motivaban a comenzar a tocar la guitarra. Ahí ya estábamos siendo influenciados por Eddie.
Personalmente, comencé a admirar a guitarristas como Dimebag o Zakk en los años 90. Detrás de ellos estaba el estilo Van Halen, desconocido para mi aún. Recuerdo cuando escuché por primera vez «Unchained», quedé maravillado con ese sonido. El riff, aún indescifrable en mi cabeza, era para mí lo mas poderoso que había escuchado hasta el momento!
Innovador, creativo, arriesgado; con un talento y un gusto único, nos deja un legado que perdurará en la música.
Tolo Grimalt (Factoria de músics)
Al escuchar su disco homónimo a los 14 años y particularmente la canción «Eruption» me dije a mi mismo quiero tocar la guitarra quiero hacer esto. Y así fue… Eddie fue uno de los culpables de que hoy en día sea guitarrista.
MIguel Angel López (Panzer, Coz, Bella Bestia, Rosa Negra)
En que me influyó Eddie Van Halen me piden que escriba… puff por dónde empezar… El asunto es que si tocas la guitarra eléctrica en el genero que estoy metido y tocas a un cierto nivel hay un 99.9% de posibilidades de que, aún a pesar de que ni siquiera te des cuenta, estés haciendo algo que Eddie hizo hace 40 años largos…el tapping es obvio pero, ¿los armónicos de octava golpeando con la mano derecha? Bueno, de octava y lo que no es octava.. que se sacaba armónicos desde otros sitios tambien..
¿Flutter picking? Hecho desde tiempos inmemoriales.. ¿el recurso de 3 notas ligadas en segunda cuerda y 3 con pua en la primera que aparece en «Spanish fly»? pues en el 79 ya lo hizo… y suma y sigue… tapping polifónico más adelante en su carrera. etc… Aparte que tocaba las teclas de puta madre!
Y la forma de frasear mezclando pua y ligados que luego ha sido vital en la forma que tocamos algunos cuando queremos dar sensacion de velocidad..eso es todo de Eddie! Y como he dicho..esas cosas se te pegan sin mas cojones aunque no hayas tocado un solo de Van Halen en tu vida como es mi caso!! (alguno he tenido que sacar por las clases pero en mis años formativos juro que no toque casi nada de
el aunque los discos los escuchaba claro) y aun asi sus recursos, sus formas, sus fraseos están inherentes en los que tocamos este género de música!¿¿Habra algo mas grande que haber sido capaz de conseguir que ni Cristo bendito en varios estilos musicales escape a tu influencia??Pues eso lo consiguio Eddie con su bien hacer y su teoria de no hay limites..si quiero hacer una cosa,la hago y a tomar por culo..
Gracias Maestro por las lecciones conscientes e inconscientes que hemos aprendido de ti.
John Portillo (Kilmara)
En el año 86, con 1000 pesetas compré mis 2 primeros vinilos , uno de ellos fue Van Halen II y el otro fue Killers de IRON MAIDEN.
Posiblemente sean los dos álbumes que más he quemado en mi vida, y muy probablemente sean la huella de imprimación de lo que hoy en día soy como músico y como fan del heavy metal.Con Van Halen II descubrí el virtuosismo a la par que la diversión, sí, ambas cosas podían ir de la mano!!!
Descubrí el sonido «marrón» de la mítica Kramer junto al plexi. También cobró sentido para mí esa frase de «el sonido está en los dedos «. Eddie Van Halen era un mago de la guitarra que llenaba cada compás musical con sus memorables trucos.
No sé cuántas veces intenté agregar a mis canciones sus técnicas del tapping, con slide, con vibrato, sin vibrato, con 2 dedos, con 1…. Y también sus harmónicos naturales y artificiales…
Lo cierto es que no soy un virtuoso, aunque me hubiese gustado serlo, pero no, y uso algunos de sus trucos pero no abuso ya que requieren de una habilidad y técnica de la que carezco. Finalmente me decanté por el estilo de IRON MAIDEN y sus melodías como muchos ya sabréis.
Algo que me parecía sumamente curioso de Eddie Van Halen es que sus solos eran totalmente desordenados, como improvisados pero a su vez magistrales.
Tuve que esperar a 1995 para verlos en el Estado Olimpic. Esa mágica noche, junto a Ugly kid Joe y Pretenders, Van Halen abrían para unos Bon Jovi que lo estaban petando en las radioformulas con Keep The Faith, cuando Van Halen acabaron su show , le dije a mi colega; ya lo hemos visto todo hoy, yo me marcho a casa.
Toni Sanchez (Regresión)
Me voy a centrar en hablar de la figura de Eddie Van Halen como guitarrista más que en el grupo en sí, ya que para ser sincero, no soy un gran seguidor de este último, no porque no me guste, simplemente no le he prestado la suficiente atención que igual merece, tengo solo los dos primeros discos y poco más….dicho esto y si tuviese que elegir una canción favorita podría ser Ain´t talking bout love o Panama.
En cuanto a Eddie Van Halen como guitarrista, que puedo decir que no se haya dicho ya, aún recuerdo lo impresionado que quedé la primera vez que vi su mítico solo de 13 minutos en Connecticut, sí, aquel en el que comienza haciendo círculos en el aire con el humo de su cigarro.
En ese momento aprecie la grandeza de Eddie más allá del mega famoso Jump o el You really got me, esos 13 minutos de magia son una demostración de todo lo que un guitarrista puede aspirar a hacer con una guitarra en sus manos, el catálogo de técnicas expuesto y la creatividad allí mostradas están al alcance de unos pocos elegidos y Eddie era uno de ellos. Alguien que cambió la guitarra eléctrica para siempre y ha dejado un legado en todos aquellos que amamos este instrumento.
Como he dicho antes, su banda me gustaba pero no como para considerarme seguidor acérrimo, lo que sí que tengo claro, es que la forma de tocar de Eddie Van Halen me ha influenciado directa o indirectamente y es que cuando me paro a analizar detenidamente mi forma de tocar y de entender la guitarra apreció un montón de cosas de él, tapping, armónicos, el uso de palanca, rítmicas con los dedos…cuantas cosas nos dejaste Eddie.
Descansa en paz maestro!
Micky Vega (InMune, TAO)
Volví del colegio, me preparé el obligatorio Colacao con galletas y me senté a ver los dibujos animados antes de hacer los deberes. “Mira, una serie nueva” pensé. Unos tipos viajaban por el tiempo con una cabina telefónica, y les flipaba el rock duro. Me cayeron bien porque hacían Air Guitar cuando estaban contentos por algo, y aunque yo, a los 8 años, aún no tocaba la guitarra, tenía ya la antena puesta apuntando a mis alrededores (como todo buen niño), y ya había notado que todo lo relacionado con la guitarra de rock molaba. Más o menos el año anterior había salido el Black Album de Metallica, el Nevermind de Nirvana y el Use Your Illusion de Guns N’ Roses. Y había camisetas del Fear of the Dark de Iron Maiden y el Painkiller de Judas Priest everywhere.
Total, que me aficioné a la serie, que resultó ser The Wyld Stallyns, una serie de animación basada en una película de Keanu Reeves de 1989. Recuerdo que en uno de los capítulos, los protagonistas estaban muy entusiasmados porque “Van Halen había sacado un nuevo disco”. Y al cabo de unos cuantos capítulos más, otra mención a Van Halen. Pensé “Ese tío tiene que ser la leche…¡Unos tíos enrollados lo nombran en los dibujos animados!”.
Curioso que, como niño, me fijara en ese detalle. Visto como un adulto, lo más normal, me imagino, es que simplemente lo aceptara el hecho sin más, como una simple referencia a un famoso de América, y la olvidara segundos después. Pero no, me fijé, y había una buena razón: y es que a los músicos no se les nombra en los dibujos animados. Prácticamente nunca. Aunque era pequeño, aquello me dijo que no había duda: Eddie Van Halen tenía que ser algo enorme en EEUU.
Y estaba en lo cierto: como Michael Jackson, Elvis Presley, The Beatles o los Rolling Stones, lo que hizo Eddie Van Halen fue lo bastante sorprendente, y al mismo tiempo accesible y cercano como para convertirse en parte de la cultura que compartía casi cualquier estadounidense. Salían en programas de TV, hacían apariciones como invitados, se hacían bromas sobre ellos, menciones, parodias en programas mainstream. Formaban parte de un espacio de conversación en que podían participar un niño, una abuela, un adulto, un militar y un fontanero. Puede que en España no ocurriese en la misma intensidad, ya que las influencias nos llegan siempre de forma parcial. Pero la gente en EEUU sabía quienes eran Van Halen.
Pero es que lo de Van Halen tiene un mérito adicional: es un guitarrista. Sí, ya lo sé, Van Halen tuvo a Dave Lee Roth y a Sammy Hagar cantando. Pero Eddie es la estrella, el miembro sin el cual no tendría sentido la existencia de la banda. Él es “el genio”. Muy pocos guitarristas logran atravesar el grueso muro que nos separa a los locos por la música del público general, pero el lo logró. Hay otros que lo hicieron, como Carlos Santana, Paco de Lucía, Jimi Hendrix (aunque cantaba), Slash…y la lista podría seguir, pero no mucho más. Eddie Van Halen tuvo relevancia mundial, llegando a todo tipo de personas sólo con su guitarra.
Más tarde, tras hacerme algo más mayorcito, me sentí muy atraído por el mundo del hard rock y averigüé — con la ayuda de mi profesor de guitarra de aquel tiempo — todo lo que Van Halen había hecho por la guitarra: el brown sound, el tapping, el amplificador 5150, los riffazos legendarios…todo un mundo de música que son en sí misma una lección de lenguaje, estilo y actitud que todos, o casi todos, hemos copiado después de un modo u otro. Pero hoy tengo claro que lo asombroso de Van Halen no es solo el hecho de haber cambiado la guitarra para siempre (que ya es alucinante de por sí), sino su talento para hacer que personas de todas las edades y contextos apreciaran la guitarra eléctrica por sí misma.
Él hizo que un niño de 8 años en España, a kilómetros de distancia de EEUU y de Holanda, supiera que tocar la guitarra eléctrica era sinónimo de ser guay.