Convulsing Mother – Eminent Lobotomy

Nuestra Nota


8.25 / 10

Ficha técnica

Publicado el 15 de diciembre de 2018
Discográfica: Sinful Doom Records
 
Componentes:
Roland James - Voz
Fit Hamar - Guitarra
Stephen Robles - Bajo
Mario "Demon" Moran - Batería
Matt Malins - Samplers

Temas

1. Hate Angel (1:34)
2. Master of Goats (2:51)
3. Carpathian Master (4:02)
4. Acts of Remains (2:43)
5. Dire Slaughter (4:25)
6. Nomadic Winter (3:21)
7. Acid Anger (5:03)
8. Bloody Bewitched Assault (2:45)
9. Desolate Terror (3:55)
10. Astral Pain (3:42)
11. Eminent Lobotomy (2:18)
12. Growls N' Roll (7:03)

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Estoy seguro de que hay mucha gente a la que le guste el grindcore de la misma forma que me gusta a mí. Este género ha estado siempre presente en varias de mis listas de reproducción durante más de dos décadas, entre alternativos por aquí y grunges por allá. Pero es que no hay mucha gente que sepa qué es el grindcore y la mayoría de las personas realmente no ven ningún valor en él. Pues estas personas están muy, pero que muy equivocadas. Es difícil culparlos por el mero hecho de estar equivocados sobre un género de música tan hostil, pero aún así… están equivocados.

No hay una definición de grindcore disponible online en la que todos estén (estemos) de acuerdo y existe la posibilidad de que dondequiera que vayas, la gente te llamará capullo por no estar de acuerdo con la suya. Esto es parte de lo que hace que la cultura del grindcore sea tan encantadora. me refiero a la intensidad de su gente. Pero no te fustigues por ello. Es complicado porque el género ha evolucionado en 100 direcciones diferentes desde que naciera a inicios de los años 80 y se convirtiera en un monstruo con tentáculos. Pero yo estoy aquí para explicártelo.

No sé si hay presente en la sala alguien que viviera en Flint (Michigan, EEUU) hacia finales de los años 80 y que, probablemente, trabajara en una fábrica de automóviles. No sé si quizá viviste en Birmingham, Inglaterra en los años 80 enmedio de todo aquél entorno industrial. Si eras un adolescente en cualquiera de estas dos ciudades durante esos años, es porque aceptaste tu destino o porque querías romper un poco el molde. En desafío a la tradición, los grupos de punk rock y de metal respectivamente en estas ciudades crearon un nuevo sonido y, en consecuencia, un nuevo género musical, que era demasiado punk para los metaleros y demasiado pesado para los punks.

El grindcore fusionó las actitudes anarquistas de la escena punk del Reino Unido con la velocidad y la agresión del death metal, que se creó simultáneamente en los EEUU. Cuando Napalm Death lanzó Scum en 1986, John PeelDJ de la BBC de renombre mundial, anunció que el grindcore era la música con el sonido más rápido y más abrasivo que uno se podía imaginar, y tenía razón.

De forma casi inmediata, los músicos pasaron a tener su propia opinión. Muchos creían que como una explosión catártica de canciones cortas en plan «broma». Las letras a menudo eran agresivamente anti-homofóbicas y anti-racistas, mientras que otros invirtieron el género con la esperanza de volverse lo más ofensivos posible cuando se trataba de nombres de bandas y contenido lírico, en un claro go fuck yourself a la corriente musical principal reinante.

Pero, aunque podría decirse que el Reino Unido es la cuna del grindcore gracias al boom de bandas como Napalm Death, Extreme Noise Terror Sore Throat, no hay que olvidar que fueron los estadounidenses quienes lo inventaron cuando Repulsion lanzó Horrified en 1986. Incluso después de la British Grind Invasion, grupos americanos como Anal CuntBrutal Truth o los que aquí nos ocupan, Convulsing Mother, empujaron el género hacia nuevos, más valientes y, a su vez, más horribles horizontes. Convulsing Mother en particular fueron de los que más empujaron y ayudaron y, en el proceso, crearon algunos de los puntos de vista más avanzados y extremos de su época. En ninguna parte se puede ejemplificar mejor esto que en su álbum de debut The Sanity (1989).

Como muchos de vosotros, descubrí el grindcore cuando todavía era un adolescente. En aquel entonces, esta forma relativamente nueva de música aún conservaba parte de su mística inicial y uno podía sentir un alcance y una magnitud que iban más allá de las concepciones anteriores de lo que era o debería ser el metal. Lo que inicialmente me convenció no fue tanto la gran distorsión, la sodomía o tan espectaculares berridos y/o actividades extra musicales de músicos individuales, sino el potencial evocador de la música. Su capacidad para crear puertas mentales en lugares normalmente fuera del alcance de uno, o como lo dijo el Sr. Vikernes: «para estimular la fantasía de los mortales».

Después de un interludio apropiado de ruido/sonido (estamos ante un nuevo trabajo de Convulsing Mother, después de todo) las pistas dos y tres ejemplifican la dicotomía groove/blast de Eminent Lobotomy desde el principio. Después de que «Master of Goats» te golpee en el suelo a base de BPM’s impíos y demoledores, la banda se toma su tiempo y saborea tu tortura con «Carpathian Master».

«Acts of Remains», otro tema mayormente sin rodeos de grind ‘n’ roll, hace un uso liberal de voces de pandillas y muestra la fuerte influencia que el punk de los años 80 ejerce sobre la banda. Después de «Dire Slaughter», «Nomadic Winter» y «Acid Anger» nos devuelven a la locura hiper-violenta que me llevó a amar a esta banda cuando escuché por primera vez The Sanity. Las tres canciones son una muy buena muestra de que el nuevo vocalista de la banda, Roland James (Astral Jesus, ex Evil Surface) logra mostrar la variedad de su rango en el corto tiempo que hace desde que Riley S. Johns abandonó el barco.

Saliendo un poco de la secuencia de temas, este álbum difiere de cualquier cosa que hayan editado antes por algunas razones. Lo obvio: el bajo. Stephen Robles aporta al conjunto una especie de tono metálico frío que coloca algunos de sus riffs más lentos en el lado izquierdo del espectro de bandas como Godflesh o Swans. Lo que lo hace aún más industrial es que Matt Malins, el hombre oculto tras tanta secuencia y samplers desde Bestial Era (2005), parece tener más espacio que nunca para crear texturas en este álbum. Parte de la atmósferas aquí presentes me recuerdan al tono general de una banda como Tombs (banda de metal experimental que combina un minimalismo sombrío y post-punk con feroces ataques de sludge y black metal tradicional) en la medida en que se mecen de una manera que se siente más azul/gris en comparación con el sentimiento rojo/negro de su trabajo previo a la llegada de Malins.

Con las excepciones de «Bloody Bewitched Assault» y «Desolate Terror», la banda todavía está comprometida con un enfoque no repetitivo en el que los momentos de riffs se suceden y, una vez pasados, nunca regresan. Esto es un avance, en mi opinión, con relación a su más experimental obra de 2012 Profane Terror, álbum que recordemos fue producido por Scott Hull, guitarrista Pig Destroyer, Agoraphobic NosebleedJapanese Torture Comedy Hour.

Después de tres bangers más, la crudeza y la visceralidad se intensifican a medida que Matt Malins contribuye con la electrónica más dura en la pieza que da título al álbum, «Eminent Lobotomy». Esto nos lleva a la final «Growls N’ Roll», una canción de poco más de siete minutos con la suficiente variedad como para merecer tamaña longitud.

No existe ni una onza de jodida grasa en este trabajo, como se suele decir. Eminent Lobotomy es fuerte, rápido, en tu puta cara, y violento. Es cada inmersión de James, cada cambio de ritmo de Moran y cada riff de Hamar. Es sublime, desagradable y uno ha de comérselo al punto. Echadle un vistazo, y morid en el intento.

Buen, ahí lo tenéis. Me encanta el grindcore porque es la música que necesitas para salir de tu zona de confort y hay que pensar de manera diferente para poder apreciarla de verdad. Tiene un atractivo tan visceral como cerebral que cualquiera tendría que apreciar si le gusta el metal más extremo. Espero que esta reseña te haya ayudado a conectar los puntos y a apreciar el grindcore un poco más y mejor.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 620 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.