Acabamos bien la semana pasada con la gira que Ulcerate estuvieron haciendo por nuestras salas. Pudimos acudir en la fecha de Barcelona, que se celebró en la sala Bóveda para presenciar el demoledor directo de los neozelandeses. Con una muy buena entrada, tocaba disfrutar del death metal vanguardista y casi ambiental que nos proponen. Acompañándoles como fieles escuderos, tuvimos a los bretones Fange, que salían puntuales a calentar motores.
Fange
Los cuatro miembros salían motivados con su curiosa mezcla de sludge e industrial. Con cada golpe, se movían bruscamente en la penumbra, metidos en el papel en todo momento. No cuentan con baterista, y las bases programadas que toman este rol recuerdan claramente a agrupaciones como Godflesh.
Se nota que son franceses, con este estilo tan experimental y atrevido. Creo que en ningún momento se dirigieron al público, manteniendo esa aura de misterio hasta el final de la actuación. Nos presentaron algunos temas de su último Perdition (2024), séptimo álbum en su carrera de poco más de diez años. Vaya curro que se pegan los chavales, y en directo se nota la pasión que le ponen a su música. Fue un interesante descubrimiento, aunque practiquen un estilo poco familiar.
Ulcerate
El horario iba con tiempo de sobras, que usaron con un cambio largo que generó expectación a base de luces rojas y un hilo musical inquietante. Finalmente, Ulcerate salían entre una cortina de humo para el segundo asalto de la noche.
También con pocas luces (los fotógrafos no estuvieron muy contentos esa noche), empezaban con los punteos funestos de «To Flow Through Ashen Hearts», que también abre su último trabajo de estudio. Presentarían este Cutting the Throat of God (2024) con varios más de sus temas, cada uno de entre siete y nueve minutos de duración. Tiempo suficiente para caer hipnotizado por los ásperos arpegios de guitarra y las baterías majestuosas.
Es curioso que siendo solo tres músicos no se eche en falta una segunda guitarra. Además cuando Michael Hoggard se dedica la mayoría del tiempo a hacer partes melódicas en vez de riffs contundentes, como el death metal nos tiene acostumbrados. La batería y el bajo ocupan suficiente lugar como para llenar bien todos los huecos, y la mezcla resultante es sorprendentemente completa. Que una banda de metal extremo suene bien en Bóveda no es tarea fácil, pero ellos lo lograron sin complicaciones.
Me tomé un rato para moverme al lateral del escenario para disfrutar de Jamie Saint Merat tras los parches. El ritmo de las canciones será lento, pero las partes de batería son densas y complejas, llenas de redobles imposibles y detalles con sus muchos platillos. Es un espectáculo por sí solo.
Solo rompieron la atmósfera con unas breves palabras antes de la final «Everything Is Fire», cerrando un concierto que para algunos perfectamente podría haber sido un tremendo tostón, pero que para sus fans fue sin duda cautivador. Ulcerate nos mostraron su visión lúgubre del death metal, que busca los límites del estilo y desafía a los oídos más curtidos.
Setlist Ulcerate:
To Flow Through Ashen Hearts
Drawn Into the Next Void
Further Opening the Wounds
The Dawn Is Hollow
Dissolved Orders
Undying as an Apparition
To See Death Just Once
Stare Into Death and Be Still
Everything Is Fire
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.