Este lanzamiento marca la duodécima vez que estos ilustres caballeros británicos nos invitan a experimentar su sábat vampírico de primer orden. ¿Están tratando de apostar por las tendencias de la «criptomoneda» con un nombre de álbum tan críptico? En absoluto, esta vez los chupasangres de la Albión (con apoyo internacional) protagonizan una novela gótica victoriana. Esperad un olor ghoulístico y fantasmagórico, largas caminatas a través de cementerios en descomposición y convocaciones de espíritus de personas desaparecidas. Y sangre – mucha sangre, como de costumbre. Sin más preámbulos, agarremos nuestras espadas y comencemos a descubrir esta tumba recién excavada, ¿eh?
Los tópicos que cruzan el álbum como la espesa niebla inglesa no deberían de ser nada nuevo para aquellos de vosotros que ya bebistéis un sorbo del licor sanguíneo de Cradle of Filth en el pasado. Amor (y su hermano violento – lujuria), muerte, blasfemia y rotura de las normas sociales. Todo en un inglés británico que puedes adoptar descaradamente para sorprender a tus profesores de idiomas (y quizás hacer que se sonrojen un poco). Si alguien se ríe de tu gusto musical y acusa al metal de ser «ruidos para bárbaros», deberías empujar el librito de letras de «Cryptoriana» delante de sus rostros burlones y sonreír triunfalmente. Bueno, mejor no les dejes leer la letra de la versión de «Alison Hell», originalmente concebida por los maestros del thrash técnico canadiense, Annihilator.
El álbum ofrece una calidad en la producción de primera categoría, efectos visuales tan nítidos que puedes cortarte las muñecas con ellos y un sonido que se puede reconocer desde lejos, y no solo por el característico chirrido de Dani Filth. Y, sin embargo, uno siente como si estuviéramos ante un poco más de lo mismo, como si los ingleses no se molestaran en abrir nuevos caminos. Ante una banda que ha estado haciendo «lo suyo» durante bastante tiempo, lo que definitivamente es el caso de Cradle of Filth, casi siempre hay una mezcla de expectativas cada vez que un nuevo lanzamiento llega a tus oídos. Cryptoriana es un álbum sólido de los Cradle of Filth post-noventeros. Puede que no envíe chispas de sorpresivo deleite a lo largo tu columna vertebral, y puede que no les gane una legión de nuevos fanáticos, pero definitivamente e inequívocamente es un álbum de Cradle of Filth. Si has sido fan de la banda, no te decepcionará. Para cualquier persona que desconozca su existencia antes de Cryptoriana y busque probar el sabor metálico de la sangre fresca, es posible que desee verificar algunos lanzamientos de etapas pasadas para obtener una mejor y más intrigante idea de qué hace de Cradle of Filth lo que es.
Eso no quiere decir que este álbum sea particularmente debilucho en la «escala metal que te rebienta la cabeza» (si tal cosa existe), ya que a tus oídos le esperan exquisitos tormentos (como promete la pista de presentación), ya sea el primer single («Heartbreak and Séance»), el retro-CoF «Achingly Beautiful» o «Vengeful Spirit» con nada menos que la propia Liv Kristine proporcionando voces adicionales. El oscuro entorno victoriano ofrece un pequeño respiro para los fanáticos de la suciedad fúnebre y los bosques congelados llenos de salvajes aullidos de lobos como los que se encuentran en el ahora casi antiguo The Principle of Evil Made Flesh, así que preparaos para ser troceados y vertidos en una húmeda pila de deshechos por el infernal instrumentario manejado por Lucifer sabe qué generación de miembros de Cradle of Filth (hecho curioso: de las 29 personas que han tocado en este grupo, solo Dani Filth permaneció presente a través de todas sus iteraciones). En todo caso, la banda sabe cómo ofrecer una explosión inflexible de miseria a tus vecinos, de eso puedes estar seguro.
Por otra parte (y en una nota más personal), no soy el fan más devoto de los británicos, pero tengo un lugar nostálgico en mis recuerdos musicales por sus ofertas de los 90 y hasta la era del «black metal comercializado» (00s). Cryptoriana toma un camino que se aleja del inquietante campo transilvano devastado por Vlad y Elisabeth, las monstruosidades interdimensionales de Lovecraft o las costas eternamente embrujadas de Avalon. Vestir con un atuendo victoriano un cadáver relativamente viejo le da un nuevo encanto, pero por extraño que parezca, este álbum no parece ser lo suficientemente memorable. Habiéndolo escuchado varias veces, me resulta difícil identificar cualquier canción individual como algo a lo que quisiera volver. Es más probable que prefiera volver a visitar Dusk …And Her Embrace o Cruelty and the Beast, que regresar a Cryptoriana. ¿Tal vez se requiere de una docena de sesiones de atenta escucha para asimilarlo de verdad?
Para resumir: los dientes todavía están ahí, pero ya no puedo sentir los mordiscos (o tal vez el vejestorio que escribe estas palabras se acostumbró demasiado a ellos y prefiere saborear de nuevo las marcas antiguas). De cualquier forma, se te invita a que te hagas a la idea de Cryptoriana por tu cuenta. Avanza, sorpréndete o clava una estaca en el corazón muerto del álbum y observa cómo se quema en los ardientes rayos del sol naciente. En lo que respecta a mí, permaneceré en las sombras, esperando su próximo lanzamiento mientras me deleito con las aún sorprendentemente cálidas y fragantes canciones del repertorio anterior de Cradle of Filth.
P.D.: recuerda que Cradle of Filth está de incursión por Iberia en este preciso momento… Dos fechas esta semana, con un «invitado muy especial» – ¡Los poéticos y filosóficos hombres lobo de Moonspell!
Nota: Mi inglés es mucho mejor que mi español, y por eso hice la reseña originalmente en inglés. Si queréis leerla en todo su esplendor, aquí la tenéis
English version:
This release marks the 12th time the darkly illustrious Brits are inviting us to experience their vampirical sabbath of the highest order. Are they trying to bank in on the «cryptocurrency» trends with such a cryptically sounding album name? Not at all – this time, the bloodsuckers from Albion (with international support) are starring in a Victorian gothic novel. Expect a whiff of ghoulish ghostery, long walks across decaying cemeteries, summoning spirits of people long gone, and blood – a lot of blood, as usual. Without further ado, let’s grab our spades and start uncovering this freshly dug grave, shall we?
The themes that weave across the album like thick English fog should be nothing new to those of you who already had a sip of Cradle’s sanguine liquor in the past. Love (and its violent sibling – lust), death, blasphemy, breaking societal norms. All of it delivered in British English that you can shamelessly adapt to surprise your language teachers (and maybe make them blush a little). If anyone laughs at your music tastes and accuses metal of being “loud noises for barbarians”, you should shove the lyrics booklet of “Cryptoriana” in their mocking faces and grin triumphantly. Well, maybe don’t let them read the lyrics from the cover of “Alison Hell”, originally conceived by the Canadian master technical thrashers, Annihilator.
The album delivers top-notch production quality, visuals so sharp that you can cut your wrists on them, and a sound that’s recognizable from afar – not only because of Dani Filth’s trademark screeching. And yet, it feels like it’s more of the “same old” without breaking any new ground. With a band that has been doing “its own thing” for quite a while – which is definitely the case with Cradle of Filth – there are almost always mixed expectations whenever a new release hits your ears. “Cryptoriana” is a solid “post-90’s” Cradle of Filth album. It may not send sparks of surprising delight down your spine, and it may not win the band a legion of new fans, but it definitely is a Cradle of Filth album. If you have been a fan of the band, you will not be disappointed. For anyone unaware of their existence prior to “Cryptoriana” and looking for the metallic taste of fresh blood, you may want to check out their first and second era releases to get a better, more intriguing idea where Cradle of Filth comes from.
That is not to say that this album is a weakling on the “general metal scale of bashing your face in with sound” (if such a thing exists). Exquisite torments do await your ears (as the introductory track promises), whether it is the first single (“Heartbreak and Séance”), the retro-CoF-sounding “Achingly Beautiful” or “Vengeful Spirit” with none other than Liv Kristine herself providing additional vocals. The sooty Victorian setting offers little respite for fans of the funereal dirt and frozen woods filled by the wild baying of wolves as found on the now almost ancient The Principle of Evil Made Flesh, so expect to be shredded into a moist pile of gory goop by the infernal instrumentarium wielded by Hell knows which generation of Cradle of Filth’s members (fun fact: of the 29 people who played in the band, only Dani Filth remained present through all iterations of the band). The band knows how to deliver an uncompromising blast of misery to your neighbours, rest assured.
Then again (and on a more personal note), I am not the greatest fan of the Brits, but I do have a nostalgic spot in my musical memories for their offerings from the 90s and even the age of “commercialised black metal” (00’s). “Cryptoriana” is taking a path that diverges from the eerie Transylvanian countryside ravaged by Vlad and Elisabeth, Lovecraftian interdimensional monstrosities or the eternally haunted shores of Avalon. Putting Victorian attire on the relatively old cadaver does give it a bit of a new charm, but… as weird as it may sound, the new album does not seem to be memorable enough. Having listened to the latest album several times, I find it hard to identify any individual song as something I would want to return to. It is more likely that I will rather desire to revisit “Dusk… And Her Embrace” or “Cruelty and the Beast”, than return to “Cryptoriana”. Maybe it requires a few dozen listening session to truly sink in?
To sum it all up – the teeth are still there, but I can’t feel the bites anymore (or maybe the old fart writing these words got used to them too much and prefers savouring the older bitemarks). Either way, you are invited to make your minds up about “Cryptoriana” on your own. Go forth, get sucked (in) or drive a stake through the album’s dead heart and watch it burn away in the fiery rays of the rising sun. I will remain in the shadows, waiting for the next release while feasting on the still surprisingly warm and fragrant songs from Cradle of Filth’s earlier repertoire.
P.S.: remember that Cradle of Filth are raiding Iberia right now… Two dates this week, with a «very special guest» – the poetic and philosophical Portuguese werewolves of Moonspell!