Entiendo que mucha gente vea a Cradle of Filth como un producto del pasado, que renovó en su día el black metal acercándolo al gran público junto a Dimmu Borgir, pero para nada despreciaría todo lo que llevaron a cabo después del Midian. Hay allí un impresionante catálogo con muy buenos discos, auténticas joyas e incluso obras maestras en forma de canción.
Dani Filth continúa siendo el de siempre, un personaje con mentalidad de publicista, fondo de historiador y con sus filias y sus fobias. Con el paso del tiempo ha ido abandonando su carácter explosivo e irritable y mantiene con entereza y clase una excelente formación, casi estable desde hace ya ocho años. Musicalmente el disco intenta apuntar hacia los discos más famosos, y de verdad que lo hace con unas maneras acertadas y con un sonido rutilante. Guitarras metálicas, base rítmica black y fondos orquestales y operísticos.
El disco está dividido en tres partes y cada una de ellas la abre una especie de intro o tema instrumental de enlace con coros y que es oscuridad pura. Hay temas realmente logrados, y a pesar de que esto es Cradle, y que vas a necesitar muchas escuchas, vas a percibir que hay bastantes cortes que te convencen de buenas a primeras. En su mayoría, y como viene siendo habitual en los vampiros, son canciones largas, recargadas, cambiantes y repletas de oscuridad, neblinas y amenazas en la sombra.
El tema que abre, “Existential Terror” no me parece el más destacable de la obra, pero ya da buenas muestras de que lo sinfónico, las voces vampíricas de su líder y de la calidad técnica del combo inglés, que les permite volar alto en la noche. Impresionan las cabalgadas a doble bombo de Martin «Marthus» Skaroupka y los teclados orquestados de Anabelle. Por otro lado, hay el single fabuloso esta vez es “Necromantic Fantasies”, que sin lugar a dudas va a quedarse como clásico. Impresionan esos violines abrazando los versos, con la voz de Anabelle flotando como un espíritu y luego los riffs básicos y directos de Shaw y Ashok. Es un corte muy accesible (para lo que es Cradle) y nos recuerda un poco a lo que ofrecieron en Midian.
El otro single es “Crawling King Chaos”, otra cabalgada sinfónica dotada de clavicordios y coros. Aquí Dani despliega todos los registros posibles y el estribillo es absolutamente brillante. Es un corte muy barroco de instrumentaciones, pero también con una base de black metal contundente. Podría servir también de sencillo la trepidante “Black Smoke Curling from the Lips of War” en la que Anabelle posee mucha más cancha quedando un bello dueto a alta velocidad, rodeado de orquestaciones, pero con las guitarras de grandes protagonistas.
Uno de los grandes logros del disco es precisamente la variedad (dentro del estilo previsible que les suponemos a Cradle of Filth), pero composiciones como “How Many Tears to Nurture a Rose” sorprenden en positivo. Es el tema más accesible de todos, con unas guitarras trabajadas y melódicas y con protagonismo de unos riffs que son puramente heavy metal y que lo pretenden con toda la intención del mundo. Siguiendo con lo el concepto de la variedad hay un “Discourse Between a Man and His Soul” que es lo más gótico del álbum. Es un medio tiempo calmado con intensidad, pero poco más… Más destinado a dar amplitud al disco que a buscar ser leyenda.
Otro de los rutilantes estribillos del disco es el de “Us, Dark, Invencible”, muy atractiva y pegadiza a pesar de que mantiene todos los grandes elementos del grupo. Seguro que es de las que tienen presencia de directo. Contrasta con ese riff casi punk, muy desnudo de “The Dying of the Envers”, aunque luego hay esos juegos de teclado y riqueza de pasajes yendo desde lo pomposo al black más de corte noruego y primigenio (aunque siempre con ese gran sonido).
En “Suffer Our Dominion” hay una de las demostraciones instrumentales más rotundas de la obra con el añadido de un guiño hacia ese mítico EP llamado From the Cradle to Enslave. Los dos bonus tracks demuestran que están casi al mismo nivel que el resto de temas, por lo que podrían haber entrado sin problemas en el disco como tal. “Sisters of the Mist” posee partes casi narradas, una guitarra muy enrevesada y pasajes muy operísticos. “Unleash the Hellion” es más dispersa y obvia, pero mantiene el tipo.
Podríamos hablar perfectamente de uno de los mejores discos de Cradle of Filth en lustros, y lo digo tanto por singles como por balance general de las canciones, puesto que estamos ante una obra realmente larga, pero que no se hace pesado y que gana con cada escucha. El fichaje de la teclista y vocalista Anabelle parece que es un lujo total y que encaja perfectamente con lo que propone el combo británico. Les está sentando bien la relativa estabilidad de la formación y el tiempo extra que ha supuesto la pandemia. Destaquemos la bonita portada con guiños a El Bosco.