Hubo unos tiempos en los que Crematory eran un grupo enorme, tan grande, que llegó a ser cabeza de cartel de festivales tan dispares como el Mera Luna y Wacken. Fue entre los 90 y 2010, y no está nada mal para un combo que venía del gótico, pero que los metaleros adoraban también con auténtica devoción. Mi colección de discos de Crematory es más que extensa y en esos días nos sabíamos muchos incluso los nombres de su formación clásica. Primero perdieron al guitarrista Lotte, luego a Harald, ese bajista tan personal, pero la baja definitiva fue la de Matthias Hechler pues era bajista y cantante, autor de las más espectaculares voces limpias del grupo. Posiblemente en algunos de sus muchos logros debamos destacar el ser el primer grupo que cantó los versos en gutural y los estribillos en limpio, luego en hacer lo contrario. También en cantar en alemán y conseguir éxito, incluso antes de Lacrimosa y Rammstein.
Hace ya mucho tiempo que Crematory ha pasado a un segundo o incluso a un tercer plano. Sus discos apenas generan interés debido a que indagaron en el gótico industrial y a que su formación ha tenido tantos cambios que ya no se sabe quién de los miembros clásicos permanece en la formación más allá de “Felix”. En Wacken 2014 tocaron 40 minutitos en la carpa y me decepcionaron. Lejos quedan los tiempos en los que reinaban en la meca del metal. Esta vez el disco que nos ocupa es variado y un poco recuperan terreno perdido, pero la sensación general es que los buenos tiempos hace tiempo que se esfumaron. Y bueno, la voz limpia de “Conner” no convencerá a muchos tampoco si lo comparas con lo que hacían Matthias Hechler. Tosse o Lotte.
Empiezan los festejos con un “Unbroken” que tira de letra autobiográfica y con una base dance evidente, algo que se acentuó desde Antiserum en 2014. Siguen manteniendo las melodías pegadizas, pero me sorprende que Felix haya perdido algo de oscuridad y profundidad en su voz, pues aquí no hay los habituales juegos vocales. Un poco es como si el superviviente quisiera cantar solo sobre su largo periplo. En “Awaits Me” si que irrumpe el clásico diálogo entre voz rasgada y limpia, gentileza de Connie Andreszka. Muy buen tema, salpicado con los teclados de Katrin y a medio tiempo, aunque con guitarras contundentes. Rememoran un poco piezas clásicas como “Tears of Time” en el inicio de “Rise and Fall”. Vuelven aquí los diálogos entre voces jugando con el contraste y consiguen recuperar la magia de antaño en una pieza, que un poco, conecta con los antológicos discos Believe y Revolution. De lo mejor del álbum, aunque también destacaría “The Downfall” en la que el grupo un poco mira a sus inicios dejando a Felix solo a las voces y con un riff de teclado potenciado por una base rítmica muy contundente.
La onda industrial con reminiscencias hacia Rammstein o Laibach irrumpe en “Behind the Wall”. Un poco son temas que se alejan de sus tiempos de gloria, pero el grupo nunca ocultó sus filias hacia la música de baile. En su recopilatorio Early Years editaron un disco entero con remezclas cargadas de samplers y BPM’s altos. Se destapa como excelente cantante don Andreszka que en “The Kingdom”, y me llega a recordar por momentos a Jim Kerrs de Simple Minds. Aquí juegan la comentada baza de versos limpios y estribillos en gutural. Atención a “Inside My Heart” pues esta sí que parece que vaya para clásica. Nos movemos en tempos de balada, pero marcando mucho los tiempos acentuando, con un Markus muy potente a la batería. El propio Markus es el encargado de jugar con los samplers, pieza clave en esta agrupación. Volviendo al citado tema hay que destacar la ampulosidad que le da Katrin y el enorme trabajo vocal de ambos vocalistas. Estoy seguro de que va a ser una de las favoritas de los fans.
Curiosamente hay un tema que se salta el guion completamente e incluso suena fresca por ese aire tan diferente y rompedor: “I Am”. Aires de charlestón con toda la maquinaria industrial y gótica de por medio y con un interludio cercano al rapeo, que queda en tierra de nadie. Interesante que el combo tome riesgos. Vuelven a sus terrenos ya transitados en “Broken Heroes” en un corte puramente Crematory que incluye un esmerado y sentido solo de guitarra. El tramo final es un poco intrascendente con mucha repetición de ideas y de los tópicos del grupo en piezas como “Voices” o “A Piece of Time”, y eso que la palabra “Time” siempre les ha dado grandes réditos. Mejoran las cosas en “As Darkness Calls” con más protagonismo para ambas voces. Estaba cantado que el final lo ponía la típica balada de Crematory, a piano, lacrimógena y muy sentida. Cumple bien con un “Conner” inspirado y una excelente Katrin a los teclados. El disco se hace largo, incluso para el fan más devoto, y ojo, hay una edición con otro disco más… e incluye una versión de “When the Children Cry” de White Lion. WTF?
Unbroken me ha parecido una especie de síntesis de todas las etapas del grupo, aunque la primera queda un poco de pasada. Ha sido como poner a actualizar todos sus puntos fuertes, un querer demostrar a sus seguidores que siguen siendo los mismos de siempre, o si más no, que llegan al nivel de todo lo que han hecho a lo largo de los años, por mucho que el inevitable baile de formación termine lastrando a esta banda mítica. Lo que no termino de entender es el por qué de encasquetar hasta 15 canciones cuando por lo que pelean es por la calidad más que por la cantidad. Siempre le tendré un cariño especial a Crematory y que sean capaces de facturar a estas alturas tres nuevos clásicos ya es algo que hay que agradecer y mucho.