Cançons de mort por Jordi Tárrega
Son una de las bandas del momento y su death ‘n’ roll de corte punk sigue más vigente que nunca. Si creías que tras cinco años de espera y del flamante Pare nostre que esteu als inferns la cosa era imposible que pudiera superarse… pues tenemos un golpe de realidad absoluto: Cançons de mort es un álbum absolutamente espectacular, y muy probablemente, es lo mejor que ha creado hasta la fecha el cuarteto tarraconense. Hay aquí canciones que van para clásicos absolutas.
Es un disco que lleva mucho tiempo gestándose pues la pandemia global dio al traste con muchos proyectos. Hay aquí canciones escritas cuatro años atrás. En el aspecto técnico, el disco suena perfecto y el balance entre instrumentos y voz es ideal, sonando todo como debe y muy continuador de su anterior obra. Hay el estilo habitual del grupo, con cuatro temas que quizá se salgan un poquito del guión y con una guitarra solista que sorprende con algunos solos muy clásicos, muy de la escuela metal. Toca destacar especialmente esa portada con una naturaleza muerta que parece un cuadro clásico.
Ya de inicio “Vaig sense mans” te da ese subidón de adrenalina que esperas, con guitarras hímnicas y poso feliz en lo instrumental, que no en lo que cuenta la letra. Ponen dedo en la llaga en los textos y a la vez construyen himnos, siendo esta de las más coreables. El solo de Quim es cercano a The Toy Dolls y Adri tiene momentos en los que su voz es realmente profunda. Mucho protagonismo del bajo de Javi y la sensación general de que esto es un himno de directo instantáneo.
En “Vam riure tant” hay un poso muy D.A.D. y el grupo llega a sonar algo a cow punk, sumando otra cuerda más a su arco y marcándose un estribillo muy evocador en una letra que refleja las luchas cotidianas. Ha sido single de avance. La petroquímica de la tierra tarraconense y la contaminación es un dardo certero hacia su amada tierra en la que la ciudad milenaria convive con humo y química (eso centra la excelente “Patrimoni mundial”) y está amenazada con que le instalen un Eurovegas. No se puede dejar más claro y la canción es otro single evidente (otro más) de un disco realmente redondo. Notaréis que las guitarras a veces tienen un deje muy clásico en los solos, algo que les sienta muy bien a las canciones.
Y si me tocara destacar un par de ellas que irían para clásicas, un servidor las tiene más que claras: La primera es la que da título al disco, un tema 100% de Crim de estribillo épico, muchos coros y que en directo va a ser un auténtico desparrame. El pánico nuclear y el miedo global al que nos han instalado en nuestro día a día tiene una banda sonora inmejorable y contestataria. Atención a los detallitos de guitarra que visten un temazo que avanza sobre el pulso de la batería de Marc.
La otra imprescindible es una que, curiosamente, el grupo, en un principio, no le había dado gran relevancia. “Revolució dels somriures” lo posee todo para ser definitiva en su repertorio y como curiosidad decir que es el primer tema que se compuso para el disco. Estamos hablando de cuatro años atrás. Lo que enamora es la progresión de lo desnudo hasta culminar en un estribillo de los que quedan. Y a ello júntale algunas frases clave (muy logradas) que dotan al tema de metralla de directo.
“No et vull que et calmis” es más netamente punk que metalera, con aires a Turbonegro y con una línea vocal muy conseguida. Destaca especialmente los muchos detalles técnicos de bajo por parte de Javi. “Ultacentre” es el corte más extenso del disco y en él se adentran en terrenos muy melódicos, en una pieza de la que hay que destacar especialmente dos cosas: la gran letra crítica con los que no se mojan ni opinan y luego, esa guitarra de Quim con detalles muy clásicos.
En “Estiu de merda” posee un gran riff de guitarra a pesar de que tampoco es de lo más notable de un disco que roza la excelencia. Funciona perfectamente, es contundente y el estribillo se puede cantar a pleno pulmón. También sorprende el solo tan rock ‘n’ roll, siendo otra sorpresa más que suma a su causa. “Sense tu estic molt bé” es una bomba melódica, pero me sucede, cosa mía, que el estribillo termina recordándome a un villancico a pesar de que el tema es muy pegadizo. Afinaciones graves y otra letra interesante de las que nos suelen ofrecer.
“La veritat és perillosa” vuelve a ser lo que uno espera del grupo con un gran Adri jugando con esa voz rasgada a medio growl. Se trata aquí la persecución judicial de cantantes, raperos y demás artistas. “La part preferida I” es una de las composiciones más metaleras, pero me quedo mejor con la segunda, al ser más melódica y pegadiza. Es uno de los temas más completos del disco a pesar de que en las primeras escuchas no es de las canciones que más te llamen.
Si creías que los tarraconenses no podrían llegar al nivel de Pare nostre que esteu a l’Infern y que lo de superarlo iba a ser una quimera… pues vas a tener una inmensa alegría con un trabajo repleto de himnos, con su sonido de marca y con unas letras incisivas, elegantes y directas. No te quepa duda que Crim es la banda del momento y que su escalada es imparable. Yo ya me lancé a la piscina y les dije que la Razzmatazz se les iba a quedar pequeña, y es que es un grupo que puede gustar a muchos públicos diferentes, y enamora de verdad.
Nota: 9/10
Cançons de mort por Jordian Flo
Permitidme que haga un ejercicio lleno de suposiciones en las primeras líneas de esta reseña. Supongamos que no conozco a Crim de nada, que no llevan doce años en la escena musical, que no han sacado previamente cuatro discos cojonudos y que no llenan salas de gran aforo allá donde van a tocar. Supongamos todo esto y acometamos la reseña de su último disco como si fuera el primero y que nosotros fuéramos vírgenes en este aspecto.
Pongo el álbum en el reproductor y lo primero que llama la atención de mis oídos es un sonido apabullante; sí, apabullan con la potencia de sus voces y de sus instrumentos. Esto es punk crudo y el resto son tonterías. Además, la voz rota y ruda de Adri dota a su música de un extra de autenticidad y de honestidad que se echa en falta en los últimos tiempos.
Suenan las primeras “Vaig sense mans”, “Vam riure tant…”, “Patrimoni mundial” y vas cayendo en la cuenta de la facilidad pasmosa que tiene este cuarteto de Tarragona para crear himnos plagados de coros y de estribillos que no te dejarán dormir. Todos los temas cuentan con riffs, punteos y solos de guitarra que van anticipando los estribillos que vendrán después mientras que la sección rítmica demuestra su poderío en un equilibrio igual de fuerzas.
Sigue girando el disco: “Cançons de mort”, “La part preferida I”, “Sense tu estic molt bé”, y llegas a la conclusión que Crim es un grupo en estado de gracia, como tocados por una varita mágica. En el apartado lírico se nota que también han dedicado muchas horas hasta sacar unas letras agudas y críticas pero huyendo de los lugares comunes y de las obviedades.
Pasado el ecuador del álbum están “La veritat és perillosa”, “Estiu de merda”, “Revolta dels somriures” y piensas que esta gente conseguirá hacerse universal y eterna porque toman los mejor del punk mundial y lo adaptan a su propio contexto: lengua materna (el catalán) y temáticas cercanas. Si cantaran en inglés y hablaran sobre que sigue sin haber futuro para los jóvenes serían poco más que una copia inspirada de los cientos de grupos ingleses y americanos que existen o han existido. Pero una copia al fin y al cabo.
El último tercio del trabajo está formado por “No vull que et calmis”, “La part preferida II” y “Ultracentre”; a estas alturas ya me ha quedado claro que en Cançons de mort no hay ni una sola cosa negativa o mejorable, se trata de un disco impoluto e impecable. El color marrón mierda que han elegido para el artwork parece hacer referencia a “Estiu de merda” pero para nada al contenido musical. Que me cuelguen con su soga si no estamos ante uno de los mejores discos del año, por no decir el mejor… Y eso que faltan todavía nueve meses para que acabe el 2023.