Muchos años atrás descubrí I, Vigilante (2010), un diamante en bruto para los amantes del post/prog. rock. Entonces, muy poca gente conocía a sus creadores, los británicos Crippled Black Phoenix. Aparente y tristemente, y tras varios años y trabajos, aún siguen siendo uno de los mayores secretos dentro del mundo del rock.
Crippled Black Phoenix nació en 2004 fruto de la inquietudes y ganas de experimentación del multinstrumentista Justin Greaves. Quien fuera en su momento batería del grupo stoner Iron Monkey también pasó unos años en Electric Wizard. Se rodeó de varios colegas de bandas tan dispares como Mogwai , Esoteric, Gong o Portishead. Todo ello dotó de su proyecto ecléctico todo un multiestilos; difíciles de catalogar y camaleónicos álbum tras álbum. Si tras I, Vigilante el grupo pareció estancarse y dejó de lado el efecto sorpresa de sus primeros álbumes. En 2016 nos sacudieron a base de calidad y genialidad con Bronze. Una combinación entre las atmósferas pinkfloydianas y los pasajes oscuros del doom metal de los pioneros Black Sabbath.
En 2018 llegó una nueva vuelta de tuerca con Great Escape, un disco nos embarcó en un viaje introspectivo a través de los sentimientos de su líder Justin Graves. Ese fue su trabajo más personal en el que se exploraron una amplia gama de emociones: desde la ira hasta el perdón. Esta nueva faceta nos metía de lleno en un mundo mucho más oscuro y siniestro en una imperecedera batalla para encontrar la luz.
Ahora regresan con Ellengæst, su noveno disco de estudio. En él encontramos siete canciones más una cover en algo más de 54 minutos. Un trabajo largo pero para nada inaccesible. El disco contiene múltiples invitaciones, alguna de ellas totalmente insospechadas y inusuales como la de Gaahl poniendo voces limpias (si, has leído bien) en “In the Night”. También encontramos al líder de Anathema Vincent Cavanagh haciendo las voces principales en “House of Fools” y ayudas en “Lost”. Además, la banda cuenta con la colaboración de la artista solista Suzie Stapleton en “Cry of Love” y Jonathan Hultén de Tribulation en “The Invisible Past”.
El disco arranca con “House of Fools”, una canción deprimente y melancólica como pocas. Rozando los ocho minutos, esta canción abre el disco de forma intensa y triste. “Lost” es un tema bastante light con melodías calmadas pero con cierta épica luminosa. Ambas canciones emparejan en las voces a Vincent con Kordic, en la primera tenemos la máxima responsabilidad para el cantante de Anathema. En la segunda el protagonismo se lo lleva la magnífica voz de Belinda Kordic.
“In the Night” cuenta con la aparición de Gaahl, conocido por su trabajo en bandas como God Seed, Gorgoroth y más recientemente en Gaahl’s Seed. Esta colaboración tan inusual nació de su relación personal con Greaves. Los dos artistas se hicieron amigos cercanos después de incontables charlas de hotel de giras. El propio Gaahl explicó que lo hizo en forma spoken word porque la canción es estoica y melancólica. Pocos afirmarían que el cantante aquí es el mismísimo líder de Gorgoroth.
“Cry Of Love” es una canción algo menos convencional. En esta canción encontramos una versión de banda que filtrea con rock gótico. También es la canción más corta del disco con algo más de cinco minutos. Todo ello para regalarnos una canción muy interesante y apta.
“Everything I Say” es una canción más oscura y sobretodo más lenta. Quizás algo aburrida, sobretodo en las estrofas ganando algo de épica en los estribillos. “(-)” interludio con voz en off que sirve para allanar el terreno a una preciosa “The Invisible Past”. Esta canción es una nueva maravilla. Arrancando des de la más lenta y melancólica melodía, la canción va ganando intensidad en su ecuador para el disfrute del oyente. Una canción de “cierre” más que meritoria al disco.
l ahora si, el cierre lo destinan a una versión de la mítica canción de Bauhaus titulada “She’s in Parties”. Muy acertada la versión domando la canción y acercándola al estilo de Crippled.
Pasearse por cualquier trabajo de Crippled Black Phoenix deja una sensación de melancolía y nostalgia y entonces le añadieron el efecto de la oscuridad. Su nuevo concepto ya no sera post rock progresivo, estamos frente a un dark rock tan bello y acogedor como intenso y frío. Como siempre, un trabajo imprescindible.