Esos días en los que Crisix eran una banda minúscula a la que solo le hacíamos caso cuatro gatos dentro del underground catalán hace tiempo que han quedado muy y muy lejos. Gracias a una trayectoria en la que cada disco es un poco mejor que el anterior y, sobretodo, a unos directos festivos, inventivos y absolutamente espectaculares que los han puesto en boca de todos, el quinteto de Òdena parece preparado para darle un bocado aún más grande al mundo con este Against the Odds.
A todos nos gusta The Menace, un disco de debut joven, potente, fresco, desenfadado y alocado. En el magnífico Rise… then Rest mejoraron su capacidad compositiva para sonar un pelín más maduros, y From Blue to Black supuso el pelotazo definitivo, la consagración de una banda en auge y su mejor y más completo disco hasta la fecha. Por la obvia calidad de ese trabajo y porque no han dejado de tocar e impresionar en todos los rincones en los que han podido, grandes o pequeños, la popularidad de la banda ha crecido como la espuma en los últimos años. Y con ello, las expectativas y la responsabilidad. ¿Estará Against the Odds a la altura de lo apuntado y supondrá un escalón más en la firme y decidida línea ascendente que ha llevado la banda hasta ahora? ¿Será capaz de convertirse en el disco definitivo que acabe de derrumbar puertas y les coloque en el siguiente escalafón del universo metalero?
Pues habiendo escuchado Against the Odds la suficiente cantidad de ocasiones (y han sido unas cuantas, creédme), la respuesta me parece obvia: Y tanto. No sé si es mucho mejor que From Blue to Black, eso ya no lo tengo tan claro, porque a mí ese disco me parece excepcional, pero de lo que no hay duda es de que estamos ante otro trabajo redondo de una banda con un nivel de confianza y de ambición que dá incluso un poco de miedo. Porque si algo destilan los nueve temas que forman este disco es seguridad en sí mismos, solidez, tesón, fuerza y la sensación de que estamos ante una banda que se sabe en su mejor momento y que no avista límites.
Esto no es una competición, es evidente y ambas bandas se han demostrado mútuo aprecio de forma sobrada a lo largo de los años, pero poco a poco creo que Crisix le estan empezando a disputar muy seriamente el trono del thrash metal peninsular a Angelus Apatrida. Y ojo, que no digo esto como un demérito de los chicos de Guillermo Izquierdo ni mucho menos, de hecho su carrera también está en continua línea ascendente y lo que he catado por ahora de Cabaret de la Guillotine (¡titulazo!), el sucesor del inmenso Hidden Evolution, apunta muy muy alto. Pero es que Crisix destilan una energía, unas ganas, una ambición y una confianza en comerse el mundo, y además tienen clarísimo como hacerlo, que va a llegar un punto en que pocas bandas les podrán seguir la rueda.
Supongo que a estas alturas, todos los que estáis suficientemente interesados en Crisix como por estar leyendo estas líneas ya habréis escuchado «Get out of My Head», el tema que abre este disco. Ha sido el primer adelanto y ha venido acompañado de un hilarante vídeo tipo talent show en el que la banda ha metido la cabeza en el baúl de los disfraces para dar rienda suelta a sus habituales ganas de cachondeo. La canción es fresca, feroz, psicótica, histérica, juvenil y enloquecida, y está dedicada a todos esos one hit wonders tipo despasito y su puta madre que no te puedes sacar de la cabeza ni con agua caliente. Un tema que, paradójicamente, tampoco te puedes sacar de la cabeza a la que lo has escuchado unas cuantas veces.
La brutal «Leech Breeder» es un pepinazo de thrash metal con todas las letras. Si la vertiente que han solido favorecer los catalanes siempre ha sido la americana de bandas con una afiliación más core y crossover tipo Nuclear Assault o los Anthrax más punkarras, aquí notamos un toque bastante protagonista del thrash teutón potente y diabólico de bandas como Destruction. El riff principal, motörhediano, sencillo y directo, te atrapa para no soltarte. También «Technophiliac», más melódica, tiene un poco de esa germanidad, con otro riffaco agudo, incisivo, afilado y pegadizo que te perfora como un cuchillo para formar uno de los grandes momentos de este álbum.
«Perseverance» (against the odds) es exactamente de lo que trata este disco. A pesar de todas las dificultades que una banda como Crisix se ha ido encontrando a lo largo de su camino hasta hoy, y contra todo pronóstico, los de Igualada han perseverado con insistencia y tesón para conseguir su objetivo, y creo que pueden estar muy orgullosos de hasta donde han llegado y de las perspectivas que se les abren delante suyo. Musicalmente, un principio antémico, bombástico y casi ritual da pie a un temazo melódico, emotivo y bastante calmado en cuanto a tempo para los estándares que nos tienen acostumbrados. Hay algunos tópicos recurrentes en la carrera de Crisix, y uno de ellos son las referencias al cine fantástico y de terror. En «Xenomorph Blood» vemos un homenaje a la saga Alien, plasmado en un tema ahora sí ultra rápido y 100% Crisix que tiene toda la pinta de generar pogos y circle pits absolutamente brutales allá por donde lo saquen a pasear.
Después de que ya le dedicaran una canción al tirano Frieza hace un par de discos, ahora son los superguerreros, con Vegeta al frente, los que se merecen que se hable de ellos en «The Prince of the Saiyans». Y es que el universo de Dragon Ball está muy presente en el imaginario de estos chicos (y en el de todos lo que crecimos en los ochenta y noventa en Catalunya, supongo), y no lo esconden en sus canciones. Se trata de otro temazo brutal, hardcoreta, antémico y con algunas partes, de nuevo, algo más melódicas de lo que nos tienen acostumbrados. El estribillo es magnífico e incluso tiene un pequeño puntillo emocionante que lo hace especial y particularmente memorable.
«Leave your God Behind» me pasó un poco desapercibida en mis primeras escuchas, pero a día de hoy es uno de mis temas favoritos por su naturalidad y elegancia. Para añadir a la diversidad y los matices que podemos encontrar en Against the Odds, este corte presenta un pequeño toque metalcore e incluso algun deje progresivo en algun punteo que le dan un aire muy interesante. «Cut the Shit», por su parte, me recuerda un poco a ese «Acció Directa» de los hardcoretas vilafranquinos KOP, tanto en espíritu musical como temático: violencia hardcore y rabia contra el sistema político que nos rige. Esos boom-booms, aunque nada festivos en su contexto lírico, tienen un pequeño toque rumba beat, y también encuentro alguna que otra influencia de Machine Head en más de un pasaje. Siendo sin duda una buena canción, quizás es la que menos me emociona de todo el disco.
Aunque ya habíamos vivido más de un momento épico a lo largo de este viaje, no es hasta aterrizar en el tema que cierra este impresionante trabajo, dedicado al gran fenómeno social que es Game of Thrones, que llegamos a la cúspide de la epicidad. «The North Remembers» es serio candidato a mejor tema de este álbum (creo que esto ya lo he dicho con unos cuantos, ¿verdad?), y me sorprendería que no se convirtiera en todo un futuro clásico de esta banda. Se trata de una canción completísima que tiene de todo, desde momentos de puño en alto, riffs feroces y afilados, líneas pegadizas, tralla y emotividad thrashera por un tubo.
Agaist the Odds es un disco inspirado y sin fisuras, repleto de tralla y con un sonido tan compacto, duro e incisivo como siempre. Dentro de la coherencia imperante consigue ser fluido y variado, insertando ciertos elementos que quizás no conocíamos del todo y pasajes en los que la banda decide levantar un poquito el pie del acelerador. Su corta duración, 36 minutos sin ni un milisegundo de paja, lo convierten en una escucha dinámica y facilísima: el disco pasa en un brunzido entre sacudidas de cabeza y gritos al aire, y lo habitual es que, al acabar, te quedes con todas las ganas de darle al replay.
Y aunque todo esto está muy bien, donde de verdad Crisix dan lo mejor de sí es sobre un escenario. En las últimas ocasiones que he tenido ocasión de verlos se comieron a Suicidal Angels, a los hermanos Cavalera y a la práctica totalidad del cartel del Rock Fest. Sus psychopits y demás numeritos habituales son capaces de convencer y descantillar al más escéptico, y durante estos últimos meses han alcanzado una visibilidad y un reconocimiento que les está abriendo un montón de puertas. Por ello, a parte de una gira con Body Count que acaban de anunciar y que me imagino que no será la única, este año van a estar presentes en un buen puñado de festivales a ambos lados del charco en los que, estoy seguro, van a dislocar la mandíbula a más de uno. Una banda cercana, maja, valiente, trabajadora y talentosa, que creo que todos queremos y nos alegramos de que lo pete cada día un poco más. ¡Vamos allá con el hype!
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.