Parecía que el 16 de diciembre no llegaría nunca, pero sí, por fin llegó. Hacía meses que había hecho una batida entre mis colegas para ver quién se apuntaba al espectacular bolo de música y fiesta por doquier que nos iba a deparar Alestorm, y en total nos apuntamos siete personas, nada mal, cuantos más éramos, más diversión habría, y así fue.
Como bien sabéis mis ávidos y fieles lectores, los cuales sois fans míos, vivo en Igualada, por lo tanto, nos dispusimos a salir desde allí en un punto de reunión en concreto. Por desgracia entre que no quedamos muy, muy temprano, que nos encontramos retención por culpa de un accidente y buscar sitio para aparcar, hizo que llegáramos un poquito tarde, lo justo para perdernos medio concierto de los islandeses Skálmöld. Aproximadamente estoy hablando que nos presentamos a la sala sobre las ocho de la tarde.
Debo deciros que me esperaba la sala llena, pero no tanto. A esas horas Razzmatazz 2 estaba casi hasta los topes, más de tres cuartos de ella era de gente apretujada, con lo que solo al final de la misma (justo por la altura del comienzo de la barra) había cierto sitio para poder respirar o moverte dignamente, y es que era un concierto ideal para dejarse ir y hacer el gorila, el orangután y el chimpancé. Por mi lado, como friki que soy, me dispuse a buscar mis “atrezzos piratiles”, ropa varia que uno tiene y que depende como lo conjuntes, da el pego. O sea que me presenté con botas, pantalones semi ajustados, “camisa de cuello mao”, chaleco negro, cinturón ancho con hebilla (de mi pareja) el pañuelo grande para la cintura, collares y pulseras por doquier, y el rímel para los ojos ¡“of course”! Tengo sombrero, pero al final pasé, con mi barba perfilada extra larga y rapado, era más tirando un pirata “fino” tipo Capitán Flint de la serie Black Sails… jajaja. Ya le gustaría ser tan guapo, simpático y dicharachero como yo. Ah sí, por quien se lo pregunté, ninguno de mis compañeros me secundó… qué rancios.
Skálmöld
Volviendo al concierto en sí, debo decir que Skálmöld estuvieron suficientemente bien. Su mezcla de viking metal y un folk bastante marcado y curioso, te da momentos muy tralleros con otros un poco más festivos. En directo las tres guitarras se oían a la perfección y las distintas voces dan mucho el pego. Animando bastante al personal, me fijé que había bastante seguidor de por medio, levantando puños sin cesar y vociferando en un perfecto islandés, que políglota es la gente, ¡oye!. Encontré quizá algún que otro tema bastante similar en donde te imaginabas por donde irían los cambios en las canciones con sus estribillos, pero todo esto entra dentro de lo normal.
Debo reconocer que no los domino demasiado y encima quizá vimos 20 minutos como mucho, pero el poco concierto que pude disfrutar lo pasamos en grande y si la memoria no me falla, tocaron algún tema de su nuevo disco, salido hará un par de semanas, Sorgir (2018). En general muy buen concierto de los islandeses, acalorando al público y dejándolo a merced de lo que venía a continuación. Me quedé con ganas de poder haber visto más del concierto de Skálmöld.
Ahora ya sí, era el momento de la verdad, o sea que nos dispusimos a coger más cerveza y salir de la zona de confort que era detrás de la sala y con uno de mis colegas, justo el más mayor de los siete que éramos y también padre, (si es que somos cafres) fuimos hacía más adelante, pero como he dicho la sala estaba a reventar y nos quedamos justo casi al final de donde acaba la barra de la derecha. Ideal, para ir repostando mientras hacíamos el loco… Antes de todo esto, entre el concierto de islandeses y escoceses habíamos ido al excusado, y nos fijamos para nuestra sorpresa que habían puesto el famoso pato gigante en medio del escenario. Era la primera vez, diría, que lo ponían en la gira española.
Mientras estábamos esperando delante, como me imaginaba, me fijé que había algún grupo de bucaneros, piratas y filibusteros varios, con los cuales nos saludábamos, evidentemente. Y mientras esperábamos, sonaba Queen, con “We Are the Champions” fue la mejor manera para ir abriendo boca. Fue una comunión excelente de público, todos al unísono cantándola entera y ayudando aún más a crear un clima de fiesta sublime. Y entonces ya sí, con la subida al escenario de Alestorm, el júbilo fue general, realmente hacía tiempo que no veía Razz tan entregada, y es que con el grupo que íbamos a escuchar no era para menos.
Setlist Skálmöld:
Alestorm
Como buen previsor me había estudiado todo el setlist, por lo tanto, ya sabía/sabíamos las canciones que nos iban a tocar. Empezaron con “Kellhauled” para pasar a la locura rápidamente con “Alestorm” y “Magnethic North” temas con unos estribillos pegadizos (como todas sus canciones) aunque estas dos tienen su dosis con un punto metalcore con los screaming a cargo del teclista Elliot Vernon que le da un aire diferente, y la tercera con su aire a semi balada. Disfrutamos estas tres canciones como niños, y con una cerveza por cada tema, todo hay que decirlo. Antes de “Mexico” nos habíamos ido otra vez con nuestros compañeros para un despiporre ya no particular, si no que general, toda la sala era una comunión, tema tras tema. Christopher Bowes es un frontman de lujo, tanto él como todos los componentes se nota que se lo pasan en grande y van al unísono. Realmente debo decir que Razzmatazz 2 sonó, no diré excelentemente pero sí que la diferencia de sonido respecto a los trabajos de los escoceses fue mínima, por lo tanto me quito el sombrero para la mesa y técnicos de sonido.
Las canciones iban pasando con temas como “Over the Seas” o “No Grave But the Sea” entre muchas otras, igual que las cervezas y la fiesta entre nosotros de manera brutal. Llegó el momento a mitad de concierto, en forma de espectacular clímax con “1741 (The Battle of Cartagena)” y “Hangover». Esta última estuvo acompañada por un cantante (no entendí el nombre) el cual aparte de ser un Maestro Cervecero, en el sentido de ser capaz de beberse birras y birras seguidas, también rapeó las partes de esta grandísima versión de Taio Cruz.
La fiesta continuó con “Captain Morgan’s Revenge” y la última “Shipwrecked” antes de hacer el típico parón. En este momento fue cuando escogieron una persona totalmente al azar (random para los milenials) donde subió una chica al escenario para, cuchillo de plástico en mano, matara literalmente al pato gigante. Con esto pasamos al trío final de canciones “Drink”, “Wolves of the Sea” y “Fucked With an Anchor”. Evidentemente fue el colofón final para acabarnos las existencias del oro líquido de Razz y no parar de “insultar” a los colegas mientras les dábamos puñetazos en los huevos.
Y aquí terminó este grandísimo bolo, si no pasa nada, mi último del año. Y será para recordar. Señores, Alestorm me demostraron porqué están donde están, porque son los auténticos señores de los siete mares. En mi caso iba con unas expectativas tan bestiales que normalmente hacen que luego se desinfle todo. PARA NADA. Realmente me atrevo a decir que actualmente son, sino lo mejor, de lo mejor que te puedes encontrar de este estilo. Su power, con tintes thrash (cada vez menos) y su folk “piratil” lleno de trompetas, violines y acordeones es excelso. Tienen el ajuste y calibre perfecto entre música fiestera a la par que seria. Una cosa tan simplona, pero hecha con mimo, como salir de lo típico vikingo, para hacer algo diferente con temática pirata, y como les ha salido. Recomiendo totalmente un concierto de estos señores, si quieres fiesta, pero encima con buena música, escucha Alestorm. No te defraudarán.
Pero la noche no acabó allí señores, al menos no para nosotros siete. Pero esto es otra historia llena de pizzerías, cantos de “Hijos de Caín” (típica cuando llevas bastantes cervezas de más) e intentos de robo por parte de toxicómanos…
Setlist de Alestorm:
Keelhauled
Alestorm
Magnetic North
Mexico
Over the Seas
The Sunk’n Norwegian
No Grave but the Sea
Nancy the Tavern Wench
Rumpelkombo
1741 (The Battle of Cartagena)
Hangover
Pegleg Potion
Bar ünd Imbliss
Captain Morgan’s Revenge
Shipwrecked
Drink
Wolves of the Sea
Fucked With an Anchor
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.