Leo Jiménez es, simplemente, el moderno rey Midas: todo lo que toca lo convierte en oro. Como ya comentamos con él en la entrevista son tantos los proyectos en los que se ha involucrado y tantos los éxitos que acumula a sus espaldas que sería de extrañar que el regreso de Stravaganzza tuviera otro final. Teníamos muchas expectativas puestas en este concierto pues, como se rumoreaba desde Madrid, el espectáculo había dejado un buen sabor de boca… ¡Y no defraudó!
Desde 2010, tras el anuncio de su ruptura, no habíamos vuelto a saber nada de ellos. No se cumplía aquello de <no news, good news>. Hasta que las pasadas Navidades nos dejaron un regalito anunciando su regreso. Los fans, claro está, nos alegramos, por un lado; pero, por otro, teníamos nuestras dudas… ¿Qué nos íbamos a encontrar después de 7 años? ¿Estarían en forma? ¿Sacarían disco? ¿Por qué ahora y no antes? Poco a poco, nos han ido despejando todas esas dudas y en La Riviera callaron muchas bocas: venían con pie firme y para quedarse.
Con 20 minutos de retraso y rumores que apuntaban a la voz de Leo como causante, el espectáculo comenzó con Razz 2 llena y la gente impaciente. El show estaba dividido en cuatro actos, uno por cada disco. Al comienzo de cada uno, una voz en off introducía la pieza de la obra maestra de la que fuimos testigos la noche del 30 de septiembre en Barcelona. Acompañando siempre a los músicos, un ave fénix, representado por la fantástica Nati Barros; tres magníficas bailarinas escenificaban con coreografías y vestimentas oscuras las piezas que iban sonando a lo largo de la velada; violines; un teclado; y un coro.
Primer Acto supuso la explosión de la sala, ansiosa de ver el espectáculo. “Dios” sonó con contundencia. Leo levantó, si cabe, aún más al público y el espectáculo comenzó. Dos canciones más de este primer disco aún estaban por llegar: “El soledad me lamento” y “Mi tempestad”. Con este inicio tan apoteósico, la banda demostró que lo de Madrid no fue fruto del azar, sino de que, pese al tiempo que ha transcurrido, la banda sigue teniendo esa complicidad, esa frescura y ese saber hacer que nos enamoró cuando publicaron el primer disco.
Sentimientos, ese disco tan especial para la banda, comenzó con “Esperanza”, pero “Pasión”, la siguiente canción, fue, sin lugar a dudas, la obra maestra de la noche. Pepe Herrero se marcó el mejor solo del concierto, las bailarinas se convirtieron en musas (literatura, pintura, etc.) y Leo comiéndose a la audiencia y demostrando que, encima de un escenario, se gana al público con solo chasquear los dedos. Siguieron “Desilusión” y “Dolor”, y “Nostalgia” supuso el fin del segundo disco, pero no del Segundo Acto. Pepe Herrero dejó la guitarra para demostrar, una vez más, lo gran músico que es y se hizo cargo del piano. En este punto llegó una de las sorpresa de la noche: se presentó como la canción que les dio a conocer, todos sabíamos entonces qué estaba por llegar: “Hijo de la luna”. Leo compartió micrófono con el público y la gente lo dio todo en la versión, como si fuera el himno de la banda.
El Tercer Acto, Réquiem, comenzó con “Deja de llorar”, una de las canciones más coreadas del concierto. Para entonces, Leo ya se había quitado la gabardina que había lucido hasta el momento. En este punto llegó uno de los momentos más especiales de la noche, el recuerdo del mal 2017 que llevamos en cuanto a pérdidas (Chester Bennington, Chris Cornell, entre otros)… pero Leo, amigo fiel, tuvo un especial recuerdo (como siempre) para el gran Big Simon (fallecido en 20006)… Así empezó “Grande”. “Máscara de seducción” fue otra prueba más de que la banda es mucho más que una voz. Durante todo el show hubo innumerables detalles en la escenificación que demuestran que la banda cuida hasta el más mínimo detalle, uno de ellos lo encontramos en “Réquiem”, en donde, entre otras cosas, las bailarinas acompañaban al grupo en el escenario cargando con lápidas de mujeres como Isadora Ducan o Clara Schumann, figuras de relevancia musical indiscutible. “Inmortal” cerró este penúltimo acto con Pepe Herrero de nuevo al piano.
La velada iba llegando al final y el Cuarto Acto comenzó con “Cuestión de fe”, momento en el que la banda presentó a su nuevo componente: el guitarrista Miguel Ontiberos. Después, en “Sin amar”, nuevamente la coreografía tomó protagonismo con un espectáculo de paraguas giradores. A continuación llegó otra de las sorpresas, esta vez inesperada, de la noche: “Impotencia 2” trajo al escenario al hermano de Mero Mero (cantante de Cuernos de Chivo), Mr. Komar. El público, sorprendido, agradeció al cantante el toque gutural posteriormente, antes de los bises, cuando este salió en un momento al escenario y toda Razzmatazz 2 lo aplaudió efusivamente. “Un millón de sueños” trajo cierta tranquilidad a la sala, que notaba ya las dos horas de show que llevaban los músicos a sus espaldas. Aprovecharon este momento para presentar a Eloy Terrero, el nuevo teclista de la banda. Desde mi punto de vista, aquí tuvo lugar el detalle más bonito del frontman de todo el concierto: la gente, entregada, coreaba su nombre sin parar. Muy agradecido, el cantante prefirió que se cambiara el coro por el nombre de la banda. El último acto se cerraba con “Raíces”, la canción que da nombre al disco.
La banda desapareció de escena, pero el público se negaba a moverse. El show ponía punto y final a un espectáculo magnífico con dos versiones: la primera, de la prácticamente inalcanzable Mónica Naranjo (digo prácticamente, porque si hay alguien que llega a la voz de la cantante es Leo Jiménez), “Desátame” y el clásico “Vivir así es morir de amor”, de Camilo Sesto. Tras estos dos temas, la banda se abrazó para recibir los vítores, clamores y aplausos del público que, emocionado, los despedía con una gran sonrisa, la que se fue forjando durante las más de dos horas que Stravaganzza demostró que, como dijeron, vuelven para quedarse y para seguir dejando huella en el panorama del Heavy Metal español. ¡Mil gracias, chicos, por la magnífica noche que nos regalasteis!
Setlist Stravaganzza:
Primer acto:
Dios
… Y en soledad me lamento
Mi tempestad
Segundo acto:
Esperanza
Pasión
Desilusión
Dolor
Nostalgia
Hijo de la luna
Tercer acto:
Deja de llorar
Grande
Máscara de seducción
Requiem
Inmortal
Cuarto acto:
Cuestión de fe
Sin amar
Impotencia II
Un millón de sueños
Raíces
Encore:
Desátame
Vivir así es morir de amor