La autodenominada “banda callejera de rhythm ’n’ blues más diabólica de Nueva York”, nos presenta Street Sermons (2023). Es el cuarto álbum de estudio de Daddy Long Legs y viene cargado de poderío y emoción, desafiando todo tipo de inclemencias; y está producido por Oakley Munson de The Black Lips.
Street Sermons es pura locura del ritmo, mantenerse impasible es todo un reto. El vendaval de rock ’n’ roll y blues garajero, te desequilibra inevitablemente. Las 12 nuevas composiciones de influencias clásicas, previamente pasadas por la maquinaria de Daddy Long Legs, son fabulosas. 12 cortes directos, crudos y callejeros. El disco es incendiario y explosivo, fluyendo al ritmo del silbido del tren. El trío realiza una procesión laica por las calles de Nueva York, y sus fieles oyentes, casuales transeúntes, fieles y devotos, no pueden dejar de escuchar estos 12 “sermones”. La realidad es que cada vez tienen más afiliados. La hostia y el vino del acto religioso, aquí lo componen una mezcla de ritmos tribales a lo Bo Diddley, el pub rock de Dr. Feelgood, el blues primigenio: acústico y eléctrico (está claro que Muddy Waters es uno de los más grandes), punk y garage fuente de energía, rockabilly brillando en lo alto del cielo, cual estrella, y alma y sentimiento del soul de la Motown, añádele una pizca de country, y cierto protagonismo de la armónica, y aquí tenemos Street Sermons. Sube el volumen del reproductor, disfruta del sonido, áspero, básico y potente, y si el cuerpo te lo pide, aúlla como un lobo. Puro rock ’n’ roll; sin envoltorios, ni tonterías superfluas.
El primer corte “Street Sermon” explora la desigualdad social, la lucha por la justicia expresada en las calles, mediante un certero estribillo:
«Work with one another / Trabajar unos con otro
Not against each other / No uno contra el otro»
Daddy Long Legs es un buen predicador, pateando las calles a muy buen ritmo, con un mensaje solidario para los trabajadores. En “Nightmare”, colabora en los coros Wreckless Eric, leyenda del punk-rock y del power pop británico. Es un tema garajero con una guitarra fluyendo a lo Rolling Stones. El toque alocado bajo el paraguas del rhythm & blues, como no, lo proporciona ese toque Dr. Feelgood. La armónica incendiaria hace acto de presencia en todo el álbum. “Rockin’ My Boogie” establece un blues eléctrico de Chicago, como mandan los cánones. El siguiente corte “Harmonica Razor”, pues eso, una armónica divertida haciendo diabluras. Es el único tema instrumental de Street Sermons.
La furia se presenta con “Been a Fool Once” con un rock ‘n’ roll crudo y directo, marcando bien el ritmo con la batería. “Star” es una esmeralda acústica, dulce y emotiva. Buenísima; con cierto aire al gran Eddie Cochran. La certeza total, hace acto de presencia en “You’ll Die Too”. La colaboración vocal en los coros de Wreckless Eric, aparece por segunda vez en “Siver Train”. Un tema más reposado, con brisas de surf rock; muy elegante. Volvemos al blues eléctrico con “Two Dollar Holler”, mediante una guitarra cortante y una armónica cruda y abrupta. El saxo de Tovey Halleck hace acto de presencia tanto en “Two Dollar Holler”, como en “Roockin’ My Boogie”. El country de saloon, hace sonar “Ding-Ding Man” con la guitarra barítono de John Sebastian. Viva la fiesta. El siguiente corte, “Stop What You’re Doin”, desprende una cadencia más pantanosa, cargada de niebla, muy apta para algún film de David Lynch. Ahora nos toca correr como fugitivos —la imagen de la película O Brother, Where Art Thou? (2000) de los hermanos Coen se me pasa por la cabeza— para subirnos al ferrocarril en “Electro-Motive Blues”; directos al delta del Mississippi.
Vaya discazo se han sacado Daddy Long Legs. Puro ritmo con imponentes estribillos y vitales melodías. Estos 12 sermones con vocación callejera, entran realmente bien.