Año 2000. Toda Europa está siendo asolada por el power metal. ¿Toda? No, un país al suroeste resiste impasible a esta oleada. Cierto es que aparecen algunas bandas que siguen la estela de los grandes combos europeos, pero el nivel es dudoso, y poca cosa es exportable, ya que a la falta de cultura musical endémica del país, se suma un desconocimiento del inglés que hace que lo poco interesante que va apareciendo sea cantado en castellano y por ende, difícilmente pueden codearse en el resto de Europa. Una pena porque ciertamente hay obras tremendas como Llanto de un héroe de Avalanch o algo más tarde Agotarás de Saratoga que hubieran mirado cara a cara a cualquier lanzamiento del estilo.
En Suecia bandas como Nocturnal Rites o Hammerfall pegan fuerte, en Alemania tras la estela de Gamma Ray, Blind Guardian o Rage nacen multitud de bandas, en Finlandia Stratovarius y Sonata Arctica venden discos a espuertas. Y no me meto a fondo en la salvajada que está saliendo en esa época de Italia, al abrigo de Labyrinth, Rhapsody o Eldritch salen bandas de debajo de las piedras.
En ese contexto, aparece Dark Moor. La banda es captada rápidamente por Arise Records, que no era otra cosa que la compañía que montaron unos chavales que eran fans del estilo, y que tuvieron la lucidez de fichar a la banda de Enrik García a la que escucharon una demo. Hablo de la banda de Enrik porque, pese a funcionar como banda y tener cada miembro un peso muy importante en el sonido de la banda, la guitarra de Enrik definió mucho el estilo, tanto enesos inicios comomás tarde en los cambios de rumbo que han experimentado, que no han sido pocos.
El primer disco, Shadowland, ya nos mostraba las directrices claras de la banda, aunque aún tenía una influencia neoclásica más marcada, recordando en ocasiones más a trabajos de Yngwie que al power europeo, del que también tenía evidentemente mucho,pero al que no abrazaron absolutamente hasta este Hall of the Olden Dreams que nos ocupa. El sonido tampoco era el mejor, pero Arise iba a apostar decididamente por la banda, y el material que manejaban era de máximo nivel, así que todo se conjugó para que Dark Moor fuese la banda española que cruzase fronteras en el power metal.
Para asegurar el tiro, se van al norte de Italia, a los New Sin Studios, al abrigo de Luigi Stefanini, donde se están produciendo muchos de los discos que marcan la tendencia en esos momentos. El resultado no puede ser mejor, un disco lleno de himnos, alabado en Europa, pero que incluso llega hasta Japón o Estados Unidos, siendo reconocido en los círculos powermetaleros como un trabajo fundamental del estilo.
Encontramos canciones que responden a los estándares del estilo, temas veloces con unas melodías pegadizas, solos virtuosos, estribillos coreables, y una voz magnífica que nada envidia a las mejores del género. En esa tesitura tenemos a los que seguramente sean los dos temas más reconocidos del disco, «Somewhere in dreams» y «Maid of Orleans», Power Metal de manual en ambos casos. Pero es que también lo son «Bells of Notre Dame», «Silver Lake», o «Beyond the Fire», que además es el tema que mejor enlaza con ese estilo neoclásico del primer álbum; su estribillo tiene bastante de Yngwie también. Hay lugar también para la balada de rigor, en este caso «The sound of the Blade», un tema épico conducidopor el piano de Roberto y la voz de Elisa, extraordinaria.
Me detengo un momento antes de acabar en Elisa, precisamente. Por fortuna, en la actualidad tenemos vocalistas de cualquier género en cualquier estilo del Metal, sea Heavy, Power, Death, da lo mismo. En el 2000 no. Pocos años antes se habían empezado a incorporar voces femeninas, de hecho es en la década de los 90 cuando se empieza a normalizar, y salvo honrosas excepciones, muchas bandas acuden a cantantes líricas para ejecutar ese estilo sinfónico que tuvo también un tirón considerable, liderados por Nightwish y seguido por tantas y tatas bandas. Si al Power Metal le ponías una voz soprano, ya tenías tu banda de Gothic Metal, o de Symphonic. Como digo, afortunadamente no todo se reducía a eso, y Elisa es un gran ejemplo de una de las primeras cantantes en liderar una banda como esta en un estilo donde el cantante era en la mayoría de casos masculino. Elisa no necesita cantar ópera, le basta con dominar a la perfección todos los registros que necesita alguienque cante Power Metal. Además, del primer al segundo disco se nota un nivel de inglés muy mejorado, lo que hace que su interpretación en conjunto sea excelente y lleve a este disco al nivel donde lo encontramos 20 años más tarde, entre lo mejor de su época y estilo.
Para mi Dark Moor ha seguido editando material más que interesante, incluso con el recambio en las voces creo que han hecho discos realmente destacables, pero es en esta etapa original donde creo que eran diferenciales. Incluso a título personal diría que prefiero su siguiente disco, The Gates of Oblivion, pero el caso es que la inspiración en esos momentos era enorme en la banda madrileña. No perdáis la ocasión de rescatar estos trabajos que aún 20 años después siguen siendo una colección de grandes canciones de una de las bandas que más y mejor ha sabido traspasar fronteras desde un país que exporta al mundo angloparlante mucha menos música de la que debiera.