Como ya se sabe, nuestra página debe su nombre a una canción de Dark Tranquillity y debíamos ser fieles a nosotros mismos y brindarles el homenaje que se merecen por su larga trayectoria y para celebrar el vigésimo quinto aniversario de su disco debut Skydancer (1993) con el que abrieron una nueva página en la historia del metal. Anteriormente se llamaron Septic Broiler para después cambiar a su nombre actual y sacar un par de demos. Tras esos trabajos se enfrascaron en la grabación de un disco con cara y ojos fichando por la joven discográfica Spinefarm Records de Finlandia con la que sacarían también su fabuloso Ep Of Chaos and Eternal Night (1995).
En este primer disco la formación era la siguiente: Anders Friden a las voces, Niklas Sundin a la guitarra, Mikael Stanne a la guitarra y coros, Martin Henriksson al bajo y guitarra acústica y Anders Jivarp a la batería. Una formación bastante distinta a la que tiene hoy en día el grupo y con roles cambiados y músicos de otros grupos como In Flames con el que intercambiaron cantantes, una época de experimentación y de crecimiento musical. Ellos no podían pensar que lo que estaban haciendo cambiaría el devenir de la escena y la repercusión que tuvieron a nivel mundial.
No vamos a decir que el disco suene como una maravilla pero ahí es donde radica el encanto de este. Suena crudo, puro y mágico. Esas melodías que no paran de salir de los altavoces con esos cambios tan característicos de su primer época. Se nota que eran jóvenes pero las ideas y la intención estaban más que patentes. «Nightfall by the Shore of Time» es una perfecta carta de presentación con sus agresivos y rápidos ritmos que no cesan ni un instante. Dar protagonismo al bajo no era algo habitual y ellos ya empezaron a darle unos toques asombrosos. El trabajo de guitarras es exquisito llegando a cotas de perfección en su siguiente The Gallery (1995), pero este disco tiene un halo mucho más oscuro y juegan mucho más con escalas menores creando una genial tensión.
«Crimson Winds» es una canción que estoy seguro volvería loco a los fans más antiguos con esas geniales guitarras dobladas realizando unas épicas armonías con unos grandes cambios. Suena natural y hecho con mucho mimo aunque se note la poca experiencia que tenían por ese entonces que no tardaron mucho en perfeccionar. Supieron mezclar muy bien el folclore con el metal adquiriendo influencias de varias vertientes de ese momento como el heavy, el death y hasta algo del black más primitivo.
Con el inicio de «A Bolt of Blazing Gold» nos vuelven a invitar a su visión del folk con un aroma medieval, rodeados de juglares. Una canción que tiene mucha similitud con lo que hacían también In Flames ya que ambas formaciones empezaron casi a la par y sus estilos, aunque ahora se han distanciado, eran bastante parecidos. Una canción larga y con muchos pasajes, tranquila y a medio tiempo en la que añadieron voces femeninas que aunque no quedasen todo lo bien que sonaban en sus cabezas no desentonan tanto.
En «In Tears Bereaved» se ve que les cogieron las prisas y se pusieron a cabalgar a toda pastilla. Una canción un tanto abrupta y que tiene un desarrollo bastante loco, algo normal en ese momento que no tenían todavía pillado el tranquillo a todo esto. El cambio bastante heavy en la parte intermedia es un soplo de aire fresco después de tanto desenfreno.
Llegamos a la mitad del disco con «Skywards», una canción rápida y en la onda de las anteriores aunque no tan alocada pero siguiendo con la misma formula de múltiples cambios y riffs muy dinámicos. El nivel mostrado por todos ellos es espectacular con apenas cumplidos los 20 años de edad y se vislumbran grandes ideas que fueron desarrollando más adelante.
«Through Ebony Archways» nos vuelve a transportar al folclore con unas bellas guitarras acústicas y una delicada batería, un pequeño respiro que se agradece. Una especie de interludio muy bien construido y lleno de matices con voces limpias femeninas y masculinas que evoluciona hasta un death metal barroco lleno de melodía.
Una canción densa y de auténtica batalla es «Shadow Duet» con unas voces dobladas muy bien hechas con la colaboración del que fuese su primer productor Stefan Lindgren. Como no, es una canción llena de cambios con partes a medio tiempo y otras un tanto más frenéticas y rápidas, trozos más épicos con las guitarras jugando sin parar y a destacar de nuevo el trabajo vocal con gritos muy agónicos y otros registros no muy habituales en esa época.
Ya enfilando el final del disco tenemos la extraña y rápida «My Faeryland Forgotten», muy oscura en conjunto y con una batería muy dinámica ofreciendo una gran variedad de ritmos. Una locura en directo si recuperaran estas joyas de su primer trabajo, una explosión de ideas que no paran de sucederse y te mantienen totalmente atento, una gran virtud para ser su primer disco.
Y para cerrar nos brindan «Alone», canción que también incluyeron para cerrar su siguiente Ep Of Chaos and Eternal Night, una gran canción con unas partes muy melancólicas y un trabajo de cuerdas impresionante. Aquí no va de velocidad, va de feeling, de puro sentimiento desarrollado a través de sus instrumentos. Un genial cierre para un gran debut.
No es su mejor disco pero fue la primera piedra para empezar a construir lo que son hoy día y a crecer como grupo. Tras casi 30 años de vida siguen sacando buenos discos y girando por todo el planeta cosa que desde SofN agradecemos. Si por un casual no lo has escuchado todavía, no te lo pienses más.