Dark Tranquillity – The Mind’s I: 25 años del último disco que cerró su primera y querida etapa

Ficha técnica

Publicado el 21 de abril de 1997
Discográfica: Osmose Productions
 
Componentes:
Mikael Stanne - Voz
Niklas Sundin - Guitarra
Fredrik Johansson - Guitarra
Martin Henriksson - Bajo
Anders Jivarp - Batería
Fredrik Nordström - Teclados

Temas

1. Dreamlore Degenerate (2:44)
2. Zodijackyl Light (3:59)
3. Hedon (5:37)
4. Scythe, Rage and Roses (2:33)
5. Constant (3:02)
6. Dissolution Factor Red (2:07)
7. Insanity's Crescendo (6:52)
8. Still Moving Sinews (4:41)
9. Atom Heart 243.5 (4:00)
10. Tidal Tantrum (2:57)
11. Tongues (4:53)
12. The Mind's Eye (3:11)

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En Science of Noise se ha escrito mucho sobre Dark Tranquillity, y es que aquí la gran mayoría sentimos mucho respeto y admiración hacia la banda de Gotemburgo. Añadir más detalles a lo que ya se ha dicho podría ser un poco repetitivo y cansino. Tampoco me voy a repetir acerca de la esencial importancia que tuvo la banda en los albores del mal llamado cansinamente Gothenburg sound, así que voy a entrar de lleno a desgranar el 25º Aniversario del que considero que fue el último disco de su primera y excitante etapa. 

Poco tiempo después de editar el impactante The Gallery (1995) la banda se lanzaba a dar continuación a tan celebrado disco con la misma formación, incluyendo a Fredrik Nordström en los teclados y producción, y con el mismo sello, los franceses Osmose Productions. El resultado fue nuevamente exitoso: un disco muy dinámico y compacto donde en muchos momentos se roza la excelencia, más teniendo en cuenta que la sombra de su aclamado segundo trabajo les persiguió durante años posteriores, desde el mismo momento que este The Mind’s I apareció en el mercado. 

Nada más abrir el disco sus dos primeros temas te dan un buen tortazo en el jeto, “Dreamlore Degenerate” y “Zodijackyl Light” suenan muy cortantes, con unos riffs muy afilados y una batería que te martillea el cerebro. Como no, también hay espacio para la melodía en sus solos y “Zodijackyl Light” se cierra de una manera que siempre me sobrecogió. Ese sonido de regusto apocalíptico parecía anticipar pasajes que más adelante usarían en sus futuras grabaciones Dark Tranquillity. Siempre he sido mucho de mirarme hasta el último punto de los libretos, y aunque la tipografía poco acertada de este disco me lo puso muy difícil, saqué el nombre de Michael Niklasson, desconocido músico por aquel entonces para mí, que metía voces en este segundo corte y que al poco tiempo entraría en la banda encargándose del bajo en un par de discos. 

Otro que se deja caer en este disco es el amigo Anders Fridén (In Flames) que mete alguna que otra voz en “Hedon”, perfecta continuación apocalíptica para el cierre que antes he mencionado, y es que esos primeros versos con…

“Enter suicidal angels
How hungry we’ve become
Like animals naked in shame
Fed with the tongues of Apocalypse
That galloped down, disordered worlds behind.”

… no nos dejan a la vista un mundo demasiado bonito que digamos. “Hedon” suena más melódico que sus predecesores, posee unas acústicas muy dramáticas que le dan un aire muy épico, convirtiéndolo en uno de los mejores cortes del disco.

Entre el resto de temas hay unos cuantos que vuelven a recuperar esa agresividad del inicio, trallazos de apenas tres minutos como “Scythe o “Rage and Roses”. Éste último suena devastador, con un Mikael Stanne que nos da el pistoletazo de salida y unos contagiosos riffs que hacen el resto, hasta llegar a un final lleno de blast-beasts. “Atom Heart 243.5” con su bombo y su base rítmica y la brevísima “Dissolution Factor Red” también entrarían en este tipo de temas donde Dark Tranquillity parecen haber ganado en potencia y rapidez respecto a su anterior trabajo, pero creo que donde mejor se luce la banda es en esos momentos donde bajan un poco el piñón. “Constant” tiene unas guitarras fantásticas a cargo de Nikklas Sundin y el malogrado Fredrik Johansson, que falleció el pasado mes de enero después de una larga batalla contra el maldito cáncer. La forma que tiene Stanne de “recitar” sus versos le dan cierto aire medievo y épico, al igual que algunas partes de “Still Moving Sinens”, sobre todo en la parte instrumental del tema. 

El cierre del disco es algo oscuro, comenzando por “Tidal Tantrum”, con esos primeros compases más acústicos y ambientales y que tan bien representan la sonoridad de algunas bandas de aquellos entonces y siguiendo con “Tongues” y la exquisita y melódica “The Mind’s Eye” a modo de outro. Es “Tongues” quizás el tema que más escondido se encuentra en el disco y merece ser uno de los mejores, con sabor a medio tiempo Stanne vuelve a rozar la excelencia.

Para el final de la reseña me dejo el corte más representativo del disco: “Insanity’s Crescendo”. Los primeros minutos, con una acústica muy folk, resultan muy emotivos gracias a la voz de Sara Svensson (vocalista de aquella raruna banda, también sueca, llamada Oxiplegatz). Por el minuto 2:00 comienzan a entrar las eléctricas y la batería dándole fuerza al tema y Stanne vuelve a estar sobresaliente en la voz. La épica parte central y como vuelve a acelerarse al final ya pertenece al recuerdo de todos los seguidores de la banda. Temarraco. El punto más álgido de todo el disco.

Si la portada de “The Gallery” nos hacía pensar en algo cósmico, en “The Mind’s” el artwork se apoya en una especie de oscuro bodegón que no hubiese desentonado en cualquier lienzo de artistas flamencos de mediados del siglo XVII. Lástima de esa tipografía que me dejaba cegato cada vez que quería mirar las letras o alguna información del libreto. 

Siempre por detrás de The Gallery, The Mind’s I es un must en la ya extensa discografía de la banda sueca, una banda que para su siguiente y arriesgado Projector (1999) quiso buscar nuevos horizontes (que a mí me encantaron) que dejaron algo descolocados a muchos de sus seguidores, Dark Tranquillity, junto a In Flames y At the Gates, abanderaron una nueva manera de hacer death metal, y a día de hoy pienso que de los tres son los que mejor han envejecido.

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Sobre Jaime Arjona 105 Artículos
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.