El tiempo pasa y el genial David Frank Paich, teclista y vocalista de Toto, ya tiene 68 años… Es impresionante cómo pasa el tiempo, pero, curiosamente, el hombre que compuso “Hold the Line” y “Africa” no había editado un disco propio hasta día de hoy. Parece increíble, pero ha estado muy ocupado participando en centenares, posiblemente… miles de discos como compositor, músico, arreglista y demás.
Puede que el nombre de David Paich de entrada no te diga gran cosa, pero entre sus muchos logros recordemos que estuvo grabando en el disco más vendido de la historia: Thriller de Michael Jackson. Es más, estuvo en la misma habitación trabajando con Paul McCartney y el Rey del Pop. Seis Grammys, un Emmy y una extensa lista de nombres con los que ha trabajado tales como Elton John, Tina Turner, George Benson, Chicago, Rod Stewart… Y estamos mencionando una pequeñísima parte.
El disco cuenta con las participaciones de Brian Eno de Roxy Music, Michael McDonald de The Doobie Brothers, Ray Parker Jr. (sí, ¡el de Cazafantasmas!), Don Felder de The Eagles y el baterista Steve Jordan (Blues Brothers y sustituto de Charlie Watts en los Rolling Stones). Un elenco que puede parecer corto, pero es que hay muy pocos temas aquí. El disco no llega ni a la media hora de duración.
Tras la intro de rigor nos sumergimos en la musicalidad y clase absoluta de un tema muy Toto, “Willbelongtoyou”, lleno de matices y muy melódico en el que la voz del gran Paich es absolutamente rotunda. Gran solo de su amigo y compañero Steve Lukather y esa sensación de que en los arreglos hay dejes de música del mundo. Y genial ese sutil riff silbado.
El single clarísimo es “Spirit of the Moonrise”, muy evocadora en el verso y con un estribillo muy épico con un excepcional Michael McDonald a la voz. Participa también la voz de otro de sus grandes compañeros en Toto como es Joseph Williams. Hay un bonito lyric video bastante cautivador que te demuestra que las ideas sobrantes de este hombre dan para temas realmente enormes. Está todo muy por encima de la media… pero en general ha quedado un poco de cajón de sastre.
Posiblemente sea cosa mía, pero en el inicio de la suave y sexy “First Time” me imagino a Michael Jackson cantándola y bordándolo. Hay arreglos sutiles con sintetizador e incluso metales en el que me parece el mejor tema del disco. La aparición de esa voz femenina invitada es otro de los lujos del disco. A medida que avanza el disco la sensación de que la composición encaja perfectamente en Toto es total.
Quizá el corte más directo y sencillo es “Queen Charade”, con esos arreglos de viento y esa potencia en un blues rock endurecido con mucho pedigrí, repuntado por voces femeninas, armónica y un piano juguetón. Aquí el guitarra de The Eagles pone mucho de su parte. En “All the Tears that Shine” entramos en terrenos casi baladísticos y algo sobreproducidos, con esos teclados y loops envolviendo la canción con clase. Pero tiene un aire casi de villancico que para un servidor le hace perder muchos enteros.
Lo más experimental viene al final en “Lucy” y esa concesión a su otro yo que es la fusión. Es jazz instrumental muy potente, todo instrumental, pero con una fuerza y una calidad que hace que tus pies no paren de moverse. Es lo grande de Paich, que puede componerte algo tan grande como “Africa” porque él ha mamado de mil estilos, técnicas y músicas del mundo. Es el ejemplo de cómo hacer de la globalidad musical algo que parezca sencillo y directo.
Maestro absoluto y genio en la sombra. Paich ha sido uno de los arquitectos de la música popular en los últimos 50 años. Su salud le permite lo que le permite, y ya que la pandemia le ha dado tiempo, ha hecho como sus compañeros Lukather y Williams: sacar un disco en solitario, el primero de toda su vida. Sorprende que tantos años den para seis canciones y una intro, pero quizá el resto de sus viejas ideas tiene tanta calidad que da para hacer un nuevo disco de Toto.