Empezamos bien el año con el segundo disco de esta súper-banda de heavy metal clásico con tintes progresivos y mucha clase. Se fundaron en 2006 bajo el nombre de Astrakaan pero el grupo ha ido evolucionando. Ya no sólo hay metal melódico como en su primer larga duración, la paleta de estilos se expande y aquí vamos del doom al prog pasando por metal actual o rock de los 70s. Un precioso y trabajado viaje que cala, entretiene y convence. Pocas bandas actuales son capaces de firmar un disco tan variado, accesible y completo como Dead Kosmonaut. A nivel de letras el líder Mattias Reinholdsson ha trabajado codo con codo con el letrista John Shamus Gaffney para pulir y mejorar lo que ya nos mostraron en su primer disco de 2017.
Estamos ante un disco raro en cuanto a la estructura del mismo. Cuatro temas, “normales” y luego dos que van más allá de los 11 minutos y que quedan separados por otros dos temas que no llegan ni a los dos minutos. Posiblemente esta combinación encierre lo más atractivo del disco. La voz de Pelle Gustafsson (Nifelheim) es típica de los cantantes de heavy progresivo y sí, hay influencia de Symphony X. Pero también hay mucha épica y doom metal, así que te vas de repente hasta Candlemass para luego recalar en Judas Priest o jugar con twin guitars a lo Thin Lizzy. Todo muy original y completo.
Ya en “Black Tongue Tar” se puede apreciar lo trabajado del producto con esos solos tan exigentes por parte de Frederik Folkare (Unleashed) y Pär Fransson y a la vez un gran trabajo de base rítmica y de estructura. Son originales, imaginativos y tienen un toque diferencial, no llegando a sonar a lo obvio. En “Iscariot’s Dream” hay un inicio con unas guitarras dobladas que son puramente Thin Lizzy. Se percibe en el sonido del grupo una aura triste y pesimista, pero queda perfectamente combinada con un juego de contrarios que visten bien todos los temas del disco. En “Vanitas Profeta” hay ecos de metal progresivo tipo Symphony X o incluso Vanden Plas. Una interesante vertiente de un grupo que se atreve con todo y que no tiene restricción alguna a la hora de crear. Riff marcado en “The Spirit Divide” en una demostración de melodía y accesibilidad en lo que podría ser su hipotético single. Preciosa línea vocal y mucha fuerza compositiva. El riff machacón combina elegantemente con una base rítmica muy sólida y efectiva.
“Hell/Heaven” es pura artesanía. Temazo épico a medio tiempo con momentos baladescos y con mucha carga emotiva. Aquí las personalidades de Mattias y JohnShamus quedan enfrentadas en las letras, uno es el cielo, otro el infierno, y el tema crece y convence. Destaquemos esas incesantes teclas agudas de piano que irrumpen a media canción y que ya no nos abandonan, así como los ejercicios acústicos de guitarra, de gran belleza. El final atmosférico con orgía de guitarras es más que notable. “Gravitas” da protagonismo al bajo y la primera parte de “Dead Kosmonaut” se acerca al canto gregoriano por los juegos de voces masculinas y femeninas. En la segunda parte teclados para abrir de forma sacra y tiempo pausados con guitarras pesadas. Los teclados van envolviendo al resto de instrumentos y voces con mucha elegancia.
Dead Kosmonaut es una agrupación diferente y muy atractiva y esta obra bien merece reconocimiento y ser escuchada. Va bastante más allá de lo que se suele ver y escuchar en estos días, pero lo más interesante de todo es la personalidad del grupo y el hecho de que se te haga muy difícil explicar a qué suena o a que otros grupos se parece. No estaría nada mal que el grupo realizara una gira pues han conseguido una cierta estabilidad en la formación y están para recorrer Europa apoyando a una banda mayor. Recordad este nombre: Dead Kosmonaut.