Mi historia con este grupo se remonta a cuando me compré en la Virgin Megastore un directo llamado Ultimate Revenge 2 (1989) en la que salían varias canciones en directo de varios grupos, entre ellos Death. Interpretaban solamente canciones de sus dos primeros discos y a mi me fascinaron. Luego fueron cayendo sus otros discos hasta que llegué a este que nos atañe hoy.
Sin duda, este disco de Death es una obra en la que se muestra al grupo con ganas de darle vueltas al asunto. Una evolución de su anterior disco Human (1991) en el que ya empezó a experimentar y que podríamos catalogar como el primero de la segunda etapa del grupo pasando de un death metal más primigenio a un estilo más complejo, progresivo, técnico y retorcido que encandiló a muchos e influenció a otros tantos.
En este disco se volvió a rodear de grandes músicos que le daban un plus a la ya de por si maestría de Chuck y conforman una de las mejores formaciones en la historia del grupo. Contar con el talento de Gene Hoglan a la batería que también contó con él en el disco Symbolic (1995), Steve DiGiorgio al bajo y Andy Laroque a la otra guitarra y todo bajo los mandos del gran Scott Burns solo podía dar como resultado una maravilla. Menudo elenco.
Empieza a destajo con “Overactive Imagination” y nos damos cuenta que el sonido ha mejorado en comparación con su anterior disco que tenía una producción un poco pobre. Ritmos acelerados con riffs muy veloces y constantes cambios rodeado todo de un halo progresivo. Los solos de ambos son impresionantes y el poder diferenciar perfectamente los que hace Chuck de los que hace Andy es toda una maravilla pudiendo captar el estilo de cada uno a la perfección. El trabajo de batería es excepcional y no es para menos ya que el sr. Hoglan es conocido como el reloj atómico dentro del mundo de la percusión.
Un dato curioso de la manera de componer de Chuck es que usaba la misma estructura para casi todas sus canciones con muy pocas excepciones pero todas se hacen amenas y entretenidas. Tenía un don especial.
Sigue el disco con “In Human Form”, una canción enrevesada en constante evolución con un inicio impresionante. El bajo va haciendo de las suyas sin tener casi nada que ver con los riffs principales pero casando a la perfección y ofreciendo algo que era difícil de escuchar en esa época. Oscura y extraña en su parte intermedia para de pronto golpear tus sentidos con unos patrones nada convencionales.
“Jealousy” es una canción que particularmente me encanta, tanto por lo musical como en lo lírico, ya que el cambio en la temática ya se empezó a fraguar en su anterior disco y aquí continuó con temas más maduros, filosóficos y personales. El segundo riff te sumerge en un submundo donde todo va evolucionando. La batería se acelera y tras unos breaks geniales llegamos al solo donde la marca de su líder se ve plasmada en cada nota para empalmar con el estilo inigualable del sr. LaRoque. Qué maravilla.
Llegados hasta aquí quien se puso este disco en el verano de 1993 debió alucinar pepinillos. “Trapped In a Corner” es otro clásico, una canción que no debería faltar jamás en una compilación suya. Es perfecta en todos los sentidos, desde su inicio misterioso hasta su arranque pasando por todos sus pasajes musicales. En este disco se complicaron mucho la vida con estructuras y riffs que se salían de la norma y lo enriqueció muchísimo. El estribillo es agónico y agobiante donde Chuck expulsa toda su rabia y en referencia a los solos no hay mucho que decir ya que los dos son de un nivel excelente.
Con “Nothing is Everything” nos encontramos ante la canción más corta del disco con un desarrollo más a medio tiempo. Cómo juegan las cuerdas en esta canción no tiene nombre con un bajo desbocado maquillando cada rincón de esta. Donde nada es todo y donde todo es nada. Joder, que profundo.
“Mentally Blind” es puro groove con unas armonías y melodías muy bien buscadas. Aquí se aceleran y se muestran mucho más oscuros para llegar a la parte del solo con unos teclados que no son muy habituales en su música y que le dan un toque genial. Como una marcha militar arrancan tras este trozo donde el bajo y la batería marcan el tempo. Su final es muy atmosférico y bastante atípico.
Llegamos a la canción que da título al disco y que es un poco la que engloba toda la nueva filosofía del grupo en esa época con unas progresiones muy diferentes notándose una madurez compositiva que llegó a su cúspide con su siguiente disco Symbolic. Rara, extraña, “caótica” a veces, tiene uno de los mejores punteos del disco.
“Destiny” empieza de forma etérea y mágica para luego adentrarte de lleno en la más pura esencia de lo que realmente es Death. El destino que todos tenemos escrito, la búsqueda de una identidad y el saber que demonios hacemos en este mundo. Como he comentado antes las letras a partir del anterior disco tomaron un poco de conciencia filosófica y sobre cosas más cercanas alejándose del gore, muerte y putrefacción, temas muy trillados. Desarrollo muy progresivo con una batería que lleva la batuta.
Otro inicio mágico y poderoso tiene “Out of Touch” con unos teclados muy bien puestos. Rápida y retorcida llegamos a su parte central con un ritmo con el que no podrás evitar mover la cabeza. Junto a esas armonizaciones tan geniales llegamos al momento del solo marca de la casa detectando a leguas el estilo de Chuck. Luego le da otra vuelta de tuerca para volver al inicio de una manera muy natural.
Y para terminar tenemos la maravillosa “The Philosopher” canción de la que realizaron un vídeo. Da comienzo con unos tappings para pasar a uno de los riffs más característicos de todo el disco. La plasticidad de sus pasajes es para comentarla a parte. La voz de Chuck suena potente y rabiosa, una mezcla perfecta de técnica y mala baba. Y ya cuando llegamos al final es un festival de solos entre bajo y guitarra. Os recomiendo buscar un vídeo de Gene Hoglan tocando la canción y podréis escuchar un poco más de la parte final que no se por qué razón dejaron fuera. Pura crema.
Si eres amante del death metal y no has escuchado este disco ponle remedio ya mismo. Se trata de una pieza angular en el género para poder comprender su posterior evolución y para que a finales de los 90 apareciesen un sinfín de grupos y proliferase el death metal de corte técnico.