Hoy cumple 25 años, el que considero el mejor álbum de todos los tiempos y que sigue siendo mi favorito desde la primera vez que lo escuché. El rollo melódico y progresivo acompañado del death metal particular de Death es de un gusto exquisito, convirtiendo The Sound of Perseverance una obra maestra.
El disco se lanzó como continuación a álbumes brillantes como Leprosy (1988), Spiritual Healing (1990) y Symbolic (1995). Si te pones a escuchar todos los álbumes seguidos, te darás cuenta fácilmente de la evolución de la banda hacia un sonido cada vez más progresivo y, quizás, menos death.
No cabe duda que The Sound of Perseverance, el último álbum de los estadounidenses, es el mejor producido de su carrera. Los instrumentos se escuchan extremadamente bien en comparación con sus lanzamientos anteriores, cosa que se valora positivamente y lleva al disco a otro nivel. Los riffs enrevesados que giran y se doblan por doquier y los cambios de tempo a media canción, fueron odiados y queridos por muchos de sus fans, ya que no a todo el mundo pareció gustarle tanta progresión y seguían queriendo un death metal más tradicional. Después de sacar este discarral, Chuck Schuldiner siguió en Control Denied y se dedicó a «melodizar» más sus temas, en el buen sentido de la palabra. De hecho, después de The Sound of Perseverance, su sonido fue considerado demasiado poco death metal como para llamarse Death. En todo caso, personalmente, me sigue pareciendo un álbum con una cantidad considerable de death metal, pero bueno, eso ya va a gustos.
La intro «Scavenger of Human Sorrow» es un claro ejemplo de cómo empezar bien un disco. La batería espectacular de Richard Christy arranca con precisión y nos adentra en lo que será un albumazo con todas sus letras.
Lo bueno que tiene The Sound of Perseverance, entre otras muchas cosas, es que todos los temas tienen lo suyo. Me explico. Es como que cada canción tiene su propia identidad y en ningún momento pecan de repetirse, sino todo lo contrario. Los riffs son siempre originales y tremendamente complicados, a lo que se le añade la gran calidad del resto de instrumentos y la voz. Hablando de la voz de Chuck, es verdad que a lo largo de los años y los álbumes, ha ido variando y mostrando estilos diferentes. En este álbum en concreto, yo diría que el tono más claro y quizás menos gutural que en álbumes como Scream Bloody Gore (1987), por ejemplo, es un acierto y ayuda a apreciar las letras facilitando su entendimiento, cosa que es de agradecer, pues las letras profundas y desgarradoras son una parte fundamental de la banda… ¿Cuántxs habéis gritado «Spirit CRUSHEEEER» como si os fuera a salir el demonio de dentro? Exacto.
Las guitarras de Chuck y Shannon Hamm son claramente lo más destacable del álbum, es que no tienen desperdicio alguno. En «To Forgive Is to Suffer» suenan absolutamente memorables, con un rollo más rápido y thrash, por no hablar de «A Moment of Clarity», otro temazo en el que nos recuerdan, una vez más, de qué pasta están hechos. Es un disco pesado y agresivo, con momentos de melodía y momentos de velocidad; es que literalmente lo tiene todo y no le falta de nada. En la instrumental «Voice of the Soul» suena hasta una guitarra acústica (qué bien puesta está ahí, madre mía). Algunos dirán que es poco death, pero los golpes de Christy son de una crudeza sobrecogedora. Asimismo, la batería y las líneas de bajo en «Flesh and the Power It Holds» demuestran la complejidad a la que pueden llegar… Y es que Scott Clendenin se escucha perfectamente durante todo el álbum, con una variedad compositiva tremenda.
El disco termina con «Painkiller», de Judas Priest, un cover bastante bueno y que no queda nada mal en el disco, aunque quizás preferiría que no estuviera ahí, pero otra vez, eso va a gustos. En general, creo que es un álbum inolvidable y que debe ser escuchado por todas y cada una de las personas de este planeta. Los matices de cada pista hacen que no puedas dejar de prestarles atención. Es un disco que requiere ser escuchado muchas veces, y aún así, siempre podrás apreciar cosas nuevas. En definitiva, The Sound of Perseverance es una pasada.