Pues así, un sábado por la tarde que se te hace curioso a la par que quieres más. En un tejado, en medio de l’Hospitalet, entre antenas, techos, tejas, allí estábamos una treintena de personas con gesto alegre a esa hora que es entre media tarde hacia la noche, cuando el sol está cayendo y la cerveza ya tiene mejor gusto.
Sin prisas, pero sin pausas salieron el dueto compuesto por Roc y Adrià, esa roca dura y engrasada que tanto nos enorgullece decir que son aquí, UDOL. Lo de Udol está llegando a límites YA sospechados, porque lo de estos dos es de traca, pero de una traca que si la ves en directo sabes que si ellos quieren, es imparable. La maestría con la que dominan sus temas es incuestionable, una conjunción perfecta de guitarra, loops, y batería que hace que se te erice hasta el pelo de encima del dedo gordo del pié. Yo, como la lechuga, de Udol, lo aprovecho todo.
Siguieron presentando su álbum “153 lliures i 17 salaris” que está entre el doom, el Rock, el Stoner y si quereis que os diga más, a ratos, me transporta a parajes muy Sangtraït, (para el que no lo sepa, grupo ya de culto en nuestras tierras). Se me hizo corto, muy corto, cosas del tiempo, de cuando lo pasas bien, y de cuando a las 10 tienes que chapar. Eso sí, fueron unos 40 o 45 minutos que sentaron maravillosamente al público allí presente.
Seguidamente, mientras seguimos debatiendo que si Sepultura vuelve, que si Nailbomb era un pepino y que la cerveza entraba cojonuda, salieron el trio con más de 12 años a la espalda de bolos, discos, y tablas, muchas tablas, DECURS. Gente del colectivo Ojalá esté mi bici y muchos más temas que mueven cariñosamente el DIY por la zona de la capital catalana. Decurs són un puñetazo en la puta cara, si, en la nariz, doblada, donde duele, no en vano el título de su último trabajo “Incendio” tiene mucho que decir. Creo que al final tocaron unos 10 temas, 7 presentes en este último trabajo.
Decurs es un GRUPAZO, lo mires por donde lo mires, muy fáciles de entrar, y difíciles de olvidar, accesibles y prácticos, directos a la yugular, sin mierdas ni complicaciones, guitarra, bajo, batería y vamos palante que el tiempo nos pilla. Destacaría temas, pero destacar, sería desvirtuar otros, y que va, para mi, en ese escenario, con esa maestria casi nata que tocan, esas caras serias que cambian mientras hablan o afinan es lo que define a esa gran banda, que por otra parte, sorprende que no los llamen mucho más, porque como hemos dicho, su directo es un disparo de una Colt 357.
Desde mi pobre léxico en estas cosas, os animaría a todos, a dar una escucha a los bandcamps de esta gente, porque realmente se lo curran, y si en disco te flipan, no dudes que en directo te harán estallar la cabeza. Que gran tarde vivimos ayer… que gran tarde… Me quedo con el lema que llevan a cabo siempre los DECURS “Que caiga el negocio del arte”.
No sé hacer fotos y no sé escribir, pero voy a conciertos e intento dejar un recuerdo de esos grandes momentos.