Los seguidores de los legendarios Deep Purple estamos de enhorabuena este año. No solo hemos podido disfrutar de su directo tanto en Barcelona Rock Fest como en BBK de Bilbao, que, además, una vez más, y ya van veintitrés, han decidido regalarnos un nuevo capítulo de su longeva carrera, el primero en el que cuentan con Simon McBride como guitarrista después de la partida de Steve Morse tras veinticuatro años junto a ellos. Siempre es interesante descubrir en qué etapa creativa se encuentra la formación, y aunque los últimos trabajos han seguido una línea bastante definida y lineal —mismos componentes, mismo productor: Bob Ezrin— la incorporación de savia nueva puede propiciar explorar nuevos territorios si al nuevo componente se le deja asumir el protagonismo adecuado. Así que, antes de iniciar la audición de =1, la expectación ya es máxima por saber si nos vamos a encontrar un “más de lo mismo” (que no necesariamente tiene que ser negativo) o algo con un componente novedoso.
Cuando Deep Purple dio a conocer hace unos meses tanto el título del disco como su portada, ambos sorprendieron por su extrema sencillez. ¿Qué mensaje quieren trasmitir con ellos? Por lo que han contado, =1 hace referencia a la esencia única de todas las cosas. Por muy complejo que sea el mundo en el que vivimos, todo puede reducirse a uno si lo miramos con los ojos adecuados, y lo cierto es que este tipo de reflexiones un tanto espirituales, casan a la perfección con la edad de los integrantes de la banda, personas que ya están de vuelta de la vida y que relativizan absolutamente todo lo que les rodea, dándole a las cosas la importancia justa que se merecen.
=1 empieza bien, más que bien, con “Show Me”, un tema enérgico de apertura que tiene todo el gancho necesario para despertar el interés que un nuevo álbum se merece. La presencia de Simon McBride se deja notar desde el inicio, combinando su toque preciso con las sabias teclas de Don Airey de fondo. reclamando ambos su cuota de protagonismo y compartiendo por ello las tareas del solo, fórmula que, como iremos viendo, repiten en más de una ocasión. Sin duda son los dos baluartes actuales de la formación en cuanto a personalidad característica se refiere, y es por ello que, desde que empieza este disco, se les deja el espacio suficiente para brillar, siempre bien respaldados por la solvente sección rítmica habitual Glover / Paice. De forma más misteriosa comienza “A Bit on the Side”, un tema que pudimos degustar en directo y que no me trasmitió demasiado debido a su aparente linealidad, pero que tras escucharlo en sucesivas ocasiones en el disco he acabado apreciando. Ian Paice está que se sale aquí, especialmente durante el puente del tema, que parece hecho a propósito para su lucimiento personal. De nuevo, Airey primero, McBride después, nos regalan algo de su arte con sendos solos en momentos distintos del tema, rompiendo un poco con esa linealidad que comentaba al inicio.
“Sharp Shooter”, más contrastada que las anteriores, tiene un encanto especial gracias a unos coros femeninos puntuales en clave gospel que rompen con lo esperado. Son esas distintas atmósferas que van apareciendo y combinándose las que hacen del tema algo único, pues te descolocan sin saber bien a qué están jugando. Factor sorpresa le llaman a esto, algo que no esperaba encontrar a estas alturas de la carrera de la banda. “Portable Door” ya la conocíamos, temazo sin duda elegido como sencillo por su indudable estilo característico de la banda, reconocible al primer toque. Cuerdas y Hammond van muy de la mano aquí, regalándonos pasajes únicos y como va siendo la tónica, solos de altura también. Estribillo impecable e infalible, nada que objetar tampoco a la labor de Gillan, quien, sin irse a tirar de grandes florituras vocales, le queda que ni pintada su función de narrador.
Sigue contándonos cosas de forma narrativa en la siguiente “Old-Flanged Thing”, un tema alegre en el que por primera vez notamos un gran protagonismo de Roger Glover, aportando un ritmo dinámico con su bajo destacable. De nuevo Airey nos regala un solo de sonoridad Hammond que casa a la perfección con la esencia del tema, dejándonos claro el porqué se ha convertido en un pieza esencial para la continuidad de la formación. Agudos finales de Gillan como novedad despidiendo el tema por todo lo alto para dar paso a la primera de las baladas incluidas en =1, “If I Were You”. De emotividad contenida, transita suavemente por sus estrofas cogiendo fuerza a medida que se desarrolla y más instrumentación se va sumando a las líneas melódicas, desbordándose finalmente con el toque de la guitarra de Simon McBride, encargado de poner los sentimientos a flor de piel con su solo. Precioso ese último minuto final que, aun conservando la esencia de las melodías anteriores, las mejora a nivel emotivo.
Estaba cantado que “Pictures of You” tenía que ser uno de los sencillos del disco. Cuidada en detalle, me gusta el contraste de unas estrofas misteriosas con un estribillo mucho más comercial (y bordado por un Gillan que de verdad se luce a lo largo de este tema), y un puente que vuelve a traernos sensaciones inquietantes, al igual que sucede con la outro, que enlaza de forme sublime con “I’m Saying Nothing”, el siguiente en aparecer en escena. Aunque a priori parece más flojo que los temas anteriores, de nuevo, las escuchas reiterativas hacen que vayas descubriendo detalles interesantes en él, destacando en especial el solo teclado/guitarra. “Lazy Sod” continúa con la misma dinámica tirando a monótona del anterior tema, pero cuando aparece el estribillo, la cosa cambia sustancialmente para mejor, tanto, que hasta se han decidido por él como sencillo. Lo cierto es que tiene su punto, suena muy a Purple y no podemos obviar que engancha lo suyo. De nuevo solos de teclado y guitarra nos vuelven a maravillar con su maestría, colocando toques que dan clase al tema.
“Now You’re Talking” sube el nivel de energía hasta altas cotas, con un Ian Gillan forzando la voz por encima de sus posibilidades y eso es algo de agradecer a su edad (difícil que la pueda reproducir en directo), lanzando algún agudo por ahí que nos recuerda la relevancia de su figura. Es Gillan quien habla esta vez, alto y claro, pero también es McBride quien aprovecha toda esa energía que desprende el tema para desplegar técnica a las seis cuerdas a toda velocidad, aprovechando su dinámica acelerada. “No Money to Burn” se va por derroteros más duros, un tema muy directo con ritmos contundentes ejecutados con maestría por Ian Paice y un Don Airey que acapara la atención con sus teclas una vez más, si cabe.
Sorpresa mayúscula encontrar una emotiva balada casi al final del disco que, a mí, particularmente, me ha recordado al “Wasted Sunsets” en algunos de sus pasajes, pero como si fuera el mismísimo Gary Moore quien la interpretara a la guitarra. Gillan está de diez aquí, hay emotividad en su voz y en su manera de expresar, consiguiendo que no podamos calificar a la canción como otra cosa que de preciosidad. El tema de cierre del álbum, “Bleeding Obvious” ya me dejó un poco intrigada en su audición en directo el pasado sábado 6 de julio cuando se aventuraron a tocarla en Barcelona Rock Fest. Algo especial ya me pareció notar ahí, y es que, Deep Purple, de forma sorpresiva, se ha decantado por un tema que abraza el progresivo para finalizar el disco. Para mí es la joya del álbum, sin duda, algo novedoso dentro de su estilo sin renunciar a su sello personal, pero con atrevimiento por su parte, metiendo pedazos de cosas distintas que, aunque parecen caóticos al principio en conjunto, le acabas encontrando el sentido al final. Aquí sí me atrevería a afirmar que Simon McBride habrá influenciado de alguna manera, porque realmente esta estructura para nada se siente habitual en la discografía de la banda y sí podríamos llegar a pensar que entra más en los esquemas de un guitarrista tan talentoso como McBride.
¿Resulta imprescindible este disco? ¿Está a la altura de una banda con semejante bagaje? ¿Vale la pena seguir grabando discos como éste? Cuando te enfrentas a lo “nuevo” de una “vieja” banda siempre planean este tipo de preguntas y la cuestión al final es más simplista que todo esto si te ciñes a la filosofía del =1 del título (o al menos así me lo planteo yo y así te lo recomiendo): ¿es disfrutable el disco? Si la respuesta es sí, olvídate del resto de las cuestiones. Bienvenido sean esos discos que, tras escucharlos, decides ponerlos de nuevo, señal de que ahí hay algo que verdaderamente merece la pena.
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!