Deep Purple – Fireball: 50º Aniversario de un disco que quedó entre dos obras maestras

Ficha técnica

Publicado el 15 de septiembre de 1971
Discográfica: Harvest Records
 
Componentes:
Ian Gillan - Voz
Ritchie Blackmore - Guitarra
Roger Glover - Bajo
Ian Paice - Batería
Jon Lord - Teclados

Temas

1. Fireball (3:24)
2. No No No (6:54)
3. Demon’s Eye (5:19)
4. Anyon's Daughter (4:42)
5. The Mule (5:21)
6. Fools (8:18)
7. No One Came (6:24)

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Fireball es el disco de 1971 cuando ya el quinteto había tocado el cielo y disfrutaba de un estatus de estrellas. El álbum quedaría “como loncha de queso en un sándwich preso” como dirían Flos Mariae, y es que quedarte entre dos tierras (como dirían los Hérores del Silencio): entre In Rock y Machine Head es quedar sepultado casi de por vida, aunque bueno… se suele olvidar que la formación del Mark II hizo otro disco más que quedó todavía quedó más en el limbo: Who Do We Think We Are. Pero esa historia ya la trataremos a su debido tiempo…

El grupo nunca ha llegado a considerar este disco como un clásico y es el vocalista Ian Gillan el que más lo ha defendido. Es un disco que se compone entre concierto y concierto debido a la actividad frenética de directos, y bien, no es la mejor forma de encarar un disco, o si más no, no te permite dedicar todos los sentidos en la composición. Se ponían a trabajar cuando alguno de los componentes caía enfermo y debían para la actividad en directo También fue la época de las ofertas y los proyectos en solitario de Lord y Gillan.

En el fondo Blackmore le había ganado la partida a Jon Lord y su enfrentamiento por el liderazgo estaba ya latente. El primero adoraba lo sinfónico y orquestal y el hombre de negro el rock duro, cuanto más potente mejor. Las aportaciones de Ritchie eran lo que daba alas al grupo y lo más aceptado entre los fans, por lo que Lord empezó con proyectos ajenos para colmar su incomprendido afán de unir el rock con lo clásico. El tiempo también le dio la razón, pero tardaría en ser valorado en su justa medida.

El disco

Musicalmente aquí hay como una doble vertiente de no querer repetir la fórmula que también tienen bastante presente. Lo absolutamente rarísimo es que decidieran no meter “Strange Kind of Woman” en la obra, y eso que salió como single del disco antes de la edición de Fireball como tal. En posteriores reediciones “Strange Kind of Woman” está, pues es uno de los momentos más lúcidos del grupo. Un clásico absoluto.

Del “Strange Kind of Woman” toca decir que es de esos temas puramente Purple que lo posee todo. Están todos los elementos del grupo y ya el verso de la canción es tremendamente original. Es de esas composiciones que la escuchas una vez y queda para siempre, como sucede con “Black Night”, “Space Truckin’” o “Highway Star”. La gracia es ser tremendamente directa, con madera de single absoluto y que en su primer boceto se titulaba “Prostitute”. Mucho mejor eso de “Tipo de mujer extraña”. Probablemente la letra ahora se verá como algo indecente, pero todo hay que acercarlo a su marco histórico. Aquí es donde Gillan y Blackmore hacían ese pique de voz y guitarra tan identificativo con Deep Purple. Magia pura, historia del rock.

La pieza que abre el disco, “Fireball” va en la misma onda de “Highway Star” y un poco peca de similitud y de obvia. Incluso posee ese solo (genial) tan enfocado a la música clásica. Parones, sonidos metálicos para abrir el álbum y momentos de brillantez colosal como lo es el trabajo solista de Jon Lord. Hay velocidad, agudos imposibles por parte de Gillan y también rotundez en la base rítmica. Incluso el vocalista coge la pandereta al final dejando un poco de color. A pesar de los pesares… es el mejor tema del disco. No hay duda alguna.

“No No No” sigue asomando de vez en cuando en los sets del grupo, pero más que por ser un temazo es porque viene de la etapa clásica y le permite a Gillan cantarla sin excesivos problemas. Medio tiempo trabajado y con feeling que reparte juego solista. A destacar el gran riff del disco, original, pero también se va echando ya en falta la magia e inspiración de la anterior obra In Rock.

Posiblemente lo mejor (junto al tema que abre) sea la cadenciosa “Demon’s Eye” y que me sigue pareciendo uno de sus himnos definitivos, no de los más conocidos. El riff es maravilloso y el groove del tema va avanzando con clase y con un estribillo excepcional. Gillan tampoco tiene necesidad de subir a la estratosfera y Lord se da un festín. Un poco se van también adivinando ciertos postulados cercanos a la música progresiva del momento.

El grupo consideró siempre que fue un error ese arrebato folk extraño que es “Anyone’s Daughter”, aunque siempre le he visto su gracia. Toda una rareza en la constelación Purple. Aires sureños especialmente en los teclados de Lord y slides y cuerdas de acero de base en un experimento que cuando lo escuchas para nada lo identificas con la púrpura profunda. No es un mal tema, pero… ¿para los Purple?

“The Mule” es una (casi) instrumental que un poco sustituyó al “Paint It Black” de los Stones que solían hacer en directo para ubicar el solo de batería. El tema entró en el colosal directo Made in Japan y un poco ha quedado como un tema que es un solo de batería. Una composición con aires arábigos y batería incesante, y sí, aquí puedes ver que lo progresivo está calando. Para muchos entendidos en Purple es el tema del disco.

“Fools” es la más extensa de todas las canciones del álbum, y es puramente Deep Purple. Hay la densidad requerida y el sonido de marca. Incluso Gillan va subiendo de tono a la vez que el grupo va entrando al unísono con todo. Hay juegos de silencios y la producción premia especialmente a Ian Paice en la batería, que da toda una lección de recursos y detalles en algo aparentemente fácil. Siempre dijo el grupo que Purple era música fácil con solos muy complejos. Y t yo no puedo estar de acuerdo… ¡hay mucho más!

Finalmente finalizan con “No One Came”, algo extraña pero pesada y groovy. Hay algo de funk incluso en la canción, lo que un poco ya nos advierte de lo que nos puede llegar en un futuro. De todas formas, todo suena pesado y puramente a Purple, con grandes momentos solistas y mucha clase. En el fondo es la tercera canción más tocada del disco tras “Fireball” y el “Strange Kind of Woman”. Sí… por encima de “Demon’s Eye”.

Veredicto

Fireball puede palidecer frente a In Rock y Machine Head, pero estamos hablando de el grupo en su formación clásica y en su mejor momento. Fue su primer número 1 en Inglaterra y no tuvo malos resultados al otro lado del charco. La mitad del disco se puede considerar material clásico del combo violeta y la otra son piezas experimentales que no terminan de cuadrar ni de dar forma al disco como en otras obras maestras. De todas formas, cada vez que recurren en directo a uno de los temas de Fireball a mí me hacen feliz.

Mención aparte merece la horrenda portada con las caras del grupo metidas en la cabeza de un espermatozoide que vaga en el espacio. La cola lleva el nombre del disco en grande, Deep Purple está escrito en pequeño y los rostros del grupo están bañados en púrpura profunda. No he visto a nadie que la lleve en su camiseta… En fin, mantuvieron el tipo pues lo mejor estaba todavía por llegar.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.