Parece que este año ha llegado antes la Navidad y por fin tendremos el tremendísimo placer de headbangear al ritmo de la violencia y velocidad de los alemanes Defeated Sanity. Desde sus inicios, siempre han demostrado ser una banda de technical brutal death con toques tenebrosos al puro estilo death metal. Son un grupo muy propenso a los cambios de tempo y a los tonos graves, que combinados con momentos pesados rollo slam hacen de sus discos un sello único e irrepetible.
En esta ocasión vengo a reseñar su obra maestra más reciente, The Sanguinary Impetus. Con solamente echar un vistazo a la portada rojiza, ya podemos hacernos a la idea de la salvajada agresiva que hay dentro. Nueve canciones generalmente cortas que se revelan de todo menos delicadas, no siguen una estructura convencional sino que forman parte de un universo propio de la banda.
El álbum está plagado de texturas conseguidas a través de sus innovaciones compositivas y sus cambios de ritmo imprudentes, que en conjunto crean un ambiente sucio y putrefacto digno del que quizás es su álbum más técnicamente complejo hasta el momento. Un lanzamiento progresivo al igual que brutal que se desenvuelve en su tremenda oscuridad también por sus letras sanguinarias. Defeated Sanity es una banda que tienen ideas musicales algo distintas a sus hermanos de género, no tienen miedo a experimentar mezclando sonidos limpios con episodios caóticos de turbulencia.
Cuando me enteré de que Christian Kühn dejaba la banda, pensé que sería complicado superar su trabajo en el Disposal of the Dead // Dharmata (2016) o en el Passages into Deformity (2013), pero madre mía, qué equivocada estaba. Los riffs loquísimos del usual batería Lille Gruber se llevan la palma con este trabajazo de indescriptible complejidad técnica y perfección compositiva.
La mezcla del álbum es cruda y agresiva, los ruidos no se solapan sino que se coordinan para llenar cada milésima de segundo de la producción. Se distingue todo fácilmente para que podamos apreciar cada uno de los complicadísimos riffs que se representan en velocidades estratosféricas, acompañados de la voz indiscutiblemente brutal de Josh Welshman que resalta sin sobrepasar al resto de instrumentos. Que si nos paramos a hablar de la voz, realmente crea un contexto de atrocidad extrema que explota en cada tema, aportando así su precisa dosis de repugnancia a través de sus gruñidos infames. Asimismo, no olvidemos que lo anterior se suma a las maravillosas líneas de bajo con influencias jazz de Jacob Schmidt, que se convierten en un pilar indiscutible para el resto de las notas. Y por si fuera poco, este álbum está tan calculado al milímetro que toda la violencia en la batería suena con la repugnancia exacta que necesita cada canción. Se nota la experiencia y el dominio de Lille Gruber en las baquetas, hace cosas incluso difíciles al entendimiento de lo complicadísimas que llegan a ser. Sin lugar a dudas, sus aportaciones son espléndidamente geniales y otorgan al The Sanginary Impetus un plus de frenesí de lo más cruel y mortífero.
Abren el álbum con la batería que va acelerando de “Phytodigestion”, una pasada de tema que discierne de todo lo que es normal en una canción. Sonidos inconexos que conjugan una musicalidad descomunal en su insólita unión. La rapidez del álbum no cesa mientras llegamos a la segunda pista “Imposed Corporeal Inhabitation” que tiene algunos momentos de densidad que vienen de perlas para mover la cabeza arriba y abajo mientras nos acercamos a “Conceived Through Savagery” y “Entity Dissolving Entity”, dos temas veloces y de cambios rítmicos complejos, muy acordes con el resto del álbum en su intrincado desarrollo. Las siguientes son “Insecta Incendium” y “Arboreously Transfixed” que las podríamos describir como: pura tralla sin miramientos, definitivamente, tienen ese punto de locura característico de Defeated Sanity. La séptima canción es el single “Propelled Into Sacrilege”, un temazo casi indescriptible por su enrevesadísima dificultad técnica y los tonos graves brutales y pesados que nos llevan de la mano hasta las dos últimas canciones del disco, “Drivelling Putrefaction” y “Dislimbing the Ostracized”, dos temas sombríos que despiden a la perfección esta proeza.
En definitiva y ya para concluir con el texto, diré que cualquier fan de la música ruidosa y brutal debería escucharse el The Sanguinary Impetus, aunque solo fuera por curiosidad. Quizás sea un álbum que no guste a los oídos menos acostumbrados a las estridencias, pero es seguramente el mejor trabajo de la banda y merece ser conocido. A todo esto, Defeated Sanity son, sin duda, una banda que está llegando al límite del brutal death, innovando a través de su música y sus demenciales creaciones, ¿te lo vas a perder?