Daba sus primeros pasos el 2017 cuando los griegos Degenerate mind se formaron. En octubre del año siguiente publicaron una maqueta bastante aceptable. Pero la sorpresa que han dado este año con su primer álbum no nos la esperábamos nadie, la sorpresa ha sido mayúscula. Apuntaos todos a este viaje, porque no tiene desperdicio.
La banda se presenta con “Justice”, mostrando sus cartas desde la primera jugada: hard rock de garaje, muy pulido, potente y afilado. El brutal solo de guitarra da paso a un estribillo que deja bien claro que la banda no está aquí para pasar el rato: han venido a darlo todo sin contemplaciones.
Aún más arrolladora entra “Never care”, jugando a la perfección con las voces y los ritmos, dando como resultado una maravilla que te golpea por todos los flancos sin que puedas saber por dónde han venido los envites.
“Awakening” es un escenario en el que Karkanis le puede dar rienda libre a su guitarra, distorsionándola y haciendo carreras por el mástil a su antojo, mientras la formación se encarga de matizar el tema.
Una suave introducción en “Cross the line” nos puede hacer creer que nos van a dar un respiro, pero nada más lejos. Si bien es cierto que la velocidad se reduce, la fuerza no desaparece ni un momento. Mención especial se merece de nuevo la forma de alternar las voces durante las partes más sustanciales de la canción.
Con “Hourglass” se encargan de envolvernos al comienzo, para después embestirnos sin piedad y volver a calmar los ánimos. Y acto seguido volver a hacernos venir arriba, en una inigualable montaña rusa a la que me volvería a montar cien veces.
Dejan de lado las dobleces en “Rite of passage”, que desde el primer golpe de guitarra destila el más pesado sonido heavy, cayendo como una losa adoptando en su último tramo la fuerza necesaria para recordarnos que Degenerate mind están aquí para no dejar indiferente a nadie.
“Acts of sober” tiene la personalidad del grunge más sucio, oscuro y visceral. Desgarradora como ella sola, le cede el paso a “Black Monday”, encargada de cerrar el álbum. Un compendio de estilos que no podría finiquitar mejor este disco, que debería hacer mella en todos los oídos, pues es una absoluta gozada.
No quiero parecer exagerado, así que no diré nada más, pero me encantaría que dentro de unos años la gente hable de Degenerate mind como la pedazo de banda que se merece ser.