La escena alemana de death metal siempre ha estado allí y tiene muy buenos grupos, pero no es que sean muy conocidos a no ser que estés muy metido en el underground. Algo así ocurre con Deserted Fear, banda que lleva en activo desde el año 2007, pero hasta hace relativamente poco no empecé a prestarles atención. Nos presentan su cuarto disco de estudio llamado Drowned by Humanity con un total de 13 canciones en poco más de tres cuartos de hora de duración.
Lo primero que me sorprendió fue el cambio que ha sufrido su propuesta musical ya que antes era un death metal old school en la onda de Bolt Thrower, Asphyx y Grave pero ahora han apostado por meter mucha más melodía recordando a otros grupos como los primeros In Flames o a unos actuales Amon Amarth. A base de darle vueltas y más vueltas aprecias una gran calidad en sus melodías ya que es fácil caer en lo simplón y machacón pero ellos lo hacen a las mil maravillas. Hace tiempo que abandoné el escuchar este tipo de música con contadas excepciones y la verdad que se disfruta mucho el disco pero sorprende este cambio bastante radical, supongo que lo han hecho para llegar a más público y así ampliar su legión de fans.
El disco empieza con una intro bastante épica que me recuerda a películas de ciencia ficción como Desafío Total (1991) y parecidas. La sorpresa viene luego con «All Will Fall» ya que no esperas encontrarte una mezcla entre Amon Amarth y Arch Enemy (estos en menor medida pero también vienen a la mente). Ritmos contundentes y muy buenos riffs de guitarra que junto a una persistente y potente voz crean una genial atmósfera. Añaden algún que otro cambio más oscuro jugando sobre todo con medios tiempos.
«An Everlasting Dawn» me encanta, clásica y directa recordando la mejor época de este subgénero. Emana épica por todos los lados y es adictiva, con la velocidad justa y necesaria. Pero mucho más clásica es «The Final Chapter» que tiene similitudes tanto en el título (vaya, es calcado) como en la canción con Hypocrisy que ya en ese disco no le hacían ascos a las melodías. Pero no te asustes que las melodías de los alemanes, aunque a veces son dulzonas, acostumbran a ser bastante oscuras.
Tras una canción más calmada y sosegada llegamos a «Reflect the Storm» que es un poco más movida con algunos detalles de metal moderno. Aquí te das cuenta que su raíz de la vieja escuela se desvanece, aún está, pero en mucha menor medida que antes. Un canción un poco aburrida por su reiterativa repetición de patrones.
Un pequeño interludio misterioso y cautivador da paso a «Welcom to Reality», melodeath en estado puro. Eso sí, del contundente, potente y poderoso. Aquí la repetición de patrones empieza a pesarle un poco al disco y empezamos a tener pequeños déjà vus que te dejan con la mosca en la nariz. «Stench of Misery» no es que mejore mucho y nos volvemos a encontrar con un medio tiempo que se mueve entre las complacientes melodías facilonas. ¿Hace falta meter muchas canciones para que un disco sea atractivo? Creo que no, y aquí hay bastante relleno. Pero de cada canción hay algún momento memorable, eso por supuesto pero nada que no hayas escuchado antes y en infinidad de otros grupos.
«A Breathing Soul» vuelve a captar mi atención recuperando esa esencia antigua mezclando a la perfección esas partes más machaconas con otras más «alegres». Aromas a Bolt Thrower se asoman en «Sins From the Past» con una voz algo más arrastrada y grimosa pero no tardan en atacar con sus melodías.
Supuestamente «Scars of Wisdom» sería la última canción del disco y vuelve a ser una canción clásica de melodeath sin mucho más, está bien pero no destaca mucho. Para rematar si no has tenido suficiente nos obsequian con la bonus track «Die in Vain» y una re-grabación de «Tear of my Throne» que no he sabido localizar a que otro trabajo pertenece. No querías caldo, pues toma dos tazas.