La segunda mitad de la década de los 90 fue el lustro en que Cradle of Filth se convirtieron en La Banda del black metal. En ese intervalo de tiempo, la banda de Dani Filth se coronó con tres discos atemporales com lo son Dusk… and Her Embrace (1996), Cruelty and the Beast (1998) y Midian (2000). Tres discos colosales rellenos de gemas de una calidad incontestable. Discos que empujaron al black metal a una nueva dimensión con su corte sinfónico.
Pero todo lo que sube acaba bajando, y el bajón creativo de Cradle of Filth se vio traducido en primera instancia en Bitter Suites to Succubi (2001). Un disco irregular pero que seguía firme con la dinámica ganadora acumulada. Un disco raro pero, para mi gusto, tan apto como necesario. El final de una etapa gloriosa requería de un corte de mangas a la altura.
Y eso fue Bitter Suites to Succubi. Un corte de mangas. Un disco publicado bajo el propio sello discográfico de la banda, Abracadaver, y fue una mezcla de cuatro nuevas canciones, regrabaciones de tres canciones de The Principle of Evil Made Flesh, dos pistas instrumentales, y una versión de “No Time to Cry” de The Sisters of Mercy.
Para muchos se puede decir que este disco sería el último con un sonido black metal sin derivaciones. Estilísticamente, este disco es similar a Midian y es el único disco de la banda que cuenta exactamente con los mismos miembros en la banda que en su álbum predecesor.
Durante muchos años, Bitter Suites to Succubi fue el principio del fin de Cradle of Filth. El arranque de una etapa con más fracasos que aciertos que vio con Midnight in the Labyrinth (2012) su punto más lamentable. Pero Dani supo resurgir de una muerte artística asegurada y en 2015 recuperó gran parte de su calidad con Hammer of the Witches. Pero esto ya es tema para otro artículo. No me voy a desviar.
Bitter Suites to Succubi finalmente contó con diez canciones en algo menos de 50 minutos. Para la gran mayoría, la canción del disco es la anteriormente citada versión de “No Time To Cry” de The Sisters of Mercy. En lineas generales los indices de popularidad de este disco decayeron en su momento y siguen sin levantar cabeza.
Aún así, Bitter Suites to Succubi es un disco que nos traslada a la época gloriosa de Cradle of Filth y gran parte de ello es su sonido. Dani empieza a flaquear en su trabajo de vocalista y esto da paso a un trabajo sinfónico mucho más preciso y reluciente. Musicalmente empieza una nueva etapa en la que las todopoderosas interpretaciones de Dani quedan relegadas a un plano intermedio. Encontramos por ejemplo mucho más potencial en los teclados. Los tatatata míticos del vocalista aparecen en menos momentos pero lo hacen cuando la canción los precisa.
“Sin Deep My Wicked Angel” no es la mejor intro de la banda pero nos contextualiza lo que vendrá segundos más tardes con una brutal “All Hope in Eclipse”, sin duda una canción menospreciada pero muy apta. Canción con subidón inicial, con un interludio acústico de piano bastante atmosférico con un trasfondo épico y un tramo final oscuro con un juego de dobles voces muy afilado y acertado.
“Born in a Burial Gown” es la canción top del disco pese a quien pese. Con un inicial riff de teclados mítico que sirve como hilo conductor entran las voces de Dani como una avalancha de escupitajos a velocidad punta. Los blast beats se suceden dentro del caos orquestado por unos teclados maléficos pero preciosos. A lo largo de la canción tienes la sensación de estar en un bucle de caos bien ordenado y bien ejecutado que logra que tu atención no decaiga en ningún momento.
A partir de este punto tan inicial, el disco va fluctuando con estilo y gusto. Las canciones comprenden una mezcla bastante ecléctica de material nuevo y antiguo, pero el disco tiene un estado de ánimo infernal y consistente que no parece derivado de lanzamientos anteriores. “Summer Dying Fast” es la primera regrabación que nos encontramos, versión que mejora y mucho a la original.
«Suicide and Other Comforts» es una larga canción repleta de grandes contrastes que encierra un gran potencial. I las piezas restantes pasan sin pena ni gloria. Las dos instrumentales quedan algo huérfanas de la siempre necesaria interpretación vocal de Dani.
En conclusión, Bitter Suites to Succubi es el disco donde terminó Cradle of Filth como una vez lo conocimos. Fue el último álbum que contó con miembros calve como Robin Eaglestone y Gian Pyres. También fue el último con una interpretación vocal verdaderamente grandiosa de Dani Filth.
A partir de aquí, el declive fue evidente y contrastado. Los discos pecaron de una errática producción y una falta de ideas demasiado importante por una banda su calibre. En retrospectiva, Bitter Suites to Succubi fue el epitafio de una era de lanzamientos colosales.