Cada vez que leía lo reseñado en la sección Desmontando al monstruo tenía claro que un disco como Endorama podía tener cabida aquí, lanzamiento que levantó ampollas entre los seguidores de Kreator y del metal en general, considerado como lo peor de lo peor de la banda de Essen. Haciendo caso a setlist.fm, veo que únicamente han tocado un tema del disco fuera de la gira del mismo, siendo “Golden Age”, que todavía llegó a tener una mínima cabida en según que setlist de la banda en un par de ocasiones bajo los conciertos del Violent Revolution Tour en noviembre del 2001. Más enterrado que el botín de Jesse James, ningún corte de Endorama ha vuelto a gozar de ninguna aparición en directo, haciendo de él un disco totalmente olvidado tanto por la banda como por sus seguidores. Yo desde aquí voy a intentar defender lo indefendible, usando masoquistamente mi pecho como diana, así que vamos allá.
Los últimos coletazos de la década de los 90 estaban siendo una traca de cambios para muchas formaciones de metal extremo y no tan extremo, y en esos años se lanzaron una serie de discos algo especiales y rarunos. Animatronic (1999) de los ya renombrados The Kovenant, Themes From Williams Blake’s… (1998) de Ulver o Act Seven (1999) de Crematory sirvieron para abrir una nueva etapa en estas bandas, por otra parte , algunas otras aprovecharon estos tiempos de cambio para añadir a su discografía obras más experimentales y diferentes a su estilo más significativo: Rebel Extravaganza (1999) de Satyricon, Host (1999) de Paradise Lost, The Butterfly Effect (1999) de Moonspell, 34.788%… Complete (1998) de My Dying Bride e incluso Diabolus in Musica (1998) de Slayer, que como ya se dijo en esta web, es ”el disco más (¿injustamente?) denostado de la banda.”
Por aquel entonces Kreator no estaban precisamente en su mejor momento de popularidad “gracias” a discos como Cause For Conflict (1995) y especialmente al, para mí, soporífero Outcast (1997). Estaba claro que para el nuevo disco había dos opciones: o volver a sus raíces puramente thrash o arriesgar aún más en su sonido; gracias por escoger la segunda Sr. Petrozza. Para un servidor la primera sorpresa y gran noticia fue la colaboración de Tilo Wolff de Lacrimosa en el homónimo “Endorama”, que fue el single de adelanto. En esas fechas yo estaba bastante interesado en los saraos del mundillo goth, así que me pareció una colaboración de los más atractiva, eso sí, del video promocional mejor ni hablar. Tanto “Endorama” como “Golden Age”, el corte que abre el disco, ya nos dejaban claro que la incursión de Kreator en terrenos más góticos iba a ser la nota predominante del nuevo trabajo. En uno y otro ya encontramos una nueva tonalidad en la voz de Mille Petrozza y unas guitarras y sección rítmica más limpia y menos contundente que antaño. Los dos temas me gustan bastante porque tienen chispa, una chispa que pierde totalmente cuando se meten en terrenos más empalagosos y comerciales. De esta guisa se presenta el plano “Chosen Few”, flojo tema de pestufo a los Paradise Lost de la “época mala” donde Kreator salen muy mal parados. Tema vacío, sin alma. Curioso que fuese elegido como segundo single porque me parece, ahora sí, lo peor de lo peor de Kreator. Siguiendo la estela de los de Halifax también está “Everlasting Flame”, oscuro y melódico corte con piano a lo Draconian Times (1995) incluido, y que suena demasiado a una banda forzada jugando a ser Secret Discovery o Dreadful Shadows, al igual que en el cierre con “Tyranny”, otro de los más flojos del disco. Más que defender a Endorama parece que lo estoy enterrando aún más abajo, así que tendré que ser más convincente y serio con mi defensa.
Un tema curioso y agradable es “Passage to Babylon”, donde Petrozza nos invita a acompañarle a un mundo mejor que solo él conoce bajo una sección rítmica de carácter pop alternativo. Sí, lo sé, que aparezcan en la misma frase pop y Kreator es de herejes. ¡A la hoguera! ¡A la hoguera!, pero que queréis que os diga… a mi esa batería popera con esa orquestación de fondo me da buen rollo. Es un tema que representa perfectamente y de forma elegante el sonido que muchas bandas de la época tomaron. Para contentar a los fans más headbangers el disco también tiene unos cuantos temas donde Kreator no se han olvidado de dar caña. De esos temas más contundentes voy a destacar dos de ellos, precisamente dos cortes que nunca han tocado en vivo y que opino que funcionarían muy bien en directo. La energética “Shadowland” es un trallazo de thrash metal que no desentonaría para nada en posteriores trabajos de la banda; contundentes riffs y un estribillo épico hacen de este corte posiblemente el mejor del álbum. El otro, “Soul Eraser”, vuelve a traernos a esos Kreator pasados por los filtros más industriales del Cause for Conflict o Renewal. Fue el único disco que grabaron con Drakkar Records (significativo también), hogar por aquel entonces de Nightwish, y que se fundó como discográfica ese mismo año. También fue el único disco que grabó con la banda el Coroner, Thomas Vetterli, que se encargó de la programación y las guitarras; ilusionante fichaje de fugaz y desapercibida estancia.
Con Endorama Kreator se dieron un buen batacazo, y después de una corta gira de presentación donde se llevaron de teloneros a Moonspell, Novembre y a los Witchey de Sharlee d’Angelo, decidieron poner fin a sus aventuras pseudo góticas-industriales y lanzaron en 2001 Violent Revolution, su vuelta al thrash metal, disco, que a pesar de tener buenos trallazos, en conjunto se me hizo algo aburridote. La verdad es que me quedé con las ganas de una continuación más elaborada del sonido de Endorama para ver que tal hubiese ido esa posible evolución, pero Petrozza eligió nuevamente poner a la banda en la pole position metalera para en un par de años después volver a ser los reyes del thrash metal en una segunda juventud. Pienso que con Endorama, tanto sus fans como la prensa especializada fueron muy duros con Kreator, en cambio, el que me conozca personalmente sabe que siempre ha sido un disco que he reivindicado; en mi opinión es superior al Outcast y no está por debajo ni del Violent Revolution ni del Cause for Conflict. Valientes y algo suicidas en hacer algo así, posiblemente era lo que tocaba en ese justo momento.
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.