Hacer comentarios sobre el trabajo de una banda es algo sencillo: te gusta o no, y se acabó. El problema es cuando quieres defender un álbum que, de forma unánime, ha sido declarado como malo. Este es el caso de Super Collider de Megadeth, lanzado en el ya lejano 2013. Me encuentro aquí con la intención –casi imposible- de defender el decimocuarto trabajo de Dave Mustaine quien, hasta ese entonces, venía lanzando trabajos regulares y algún que otro bueno.
Insisto, el querer defender este trabajo es como ponerse solo entre la espada y la pared; entre Escila y Caribdis. ¿Por qué? Resulta ser un hecho conocido por todos los que nos apasionamos por el heavy metal, que Super Collider fue un álbum que pasó sin pena ni gloria –mucho más sin gloria que pena- y, en definitiva, es un disco que se ha tratado de hacer como si no existiera, pues la división de opiniones con respecto a éste es muy grande; hay quienes lo aceptan y hay quienes aseguran que todo fue parte de un mal sueño y que jamás existió.
Curiosamente, Super Collider es un disco que fue severamente criticado tanto por la prensa especializada como por los fanáticos, tanto que incluso la banda ha olvidado por completo este material. Aquí, del otro lado del charco, en México, tuve la oportunidad de ver a Megadeth durante la gira promocional del ya mencionado álbum en dos ocasiones, siendo la segunda teloneros de Black Sabbath en su gira de 13 (2013). No sé cómo fue en Europa o en cualquier otra parte del mundo, pero aquí únicamente interpretaron «Kingmaker», claro está que es el tema que más o menos se defiende del álbum (más adelante voy a ello) y, si no mal recuerdo, en mi natal Guadalajara, se atrevieron a tocar «Cold Sweat». Pero ni siquiera se molestaron –y gracias a Dios que no lo hicieron- en tocar el tema que le da título al plástico.
Debo declarar que yo compré el álbum recién salido del horno esperanzado y fuera un gran trabajo porque nunca he negado mi afición a la banda del pelirrojo –y quien me conozca podrá aseverarlo- así que ese es un gran error, mis amigos. El tenerle fe a un álbum sin antes escucharlo, mejor hay que ser como Santo Tomás, que creyó al ver; así nosotros, creamos en la banda tras escuchar su nuevo material. En fin. También he de decir que la última vez que escuché Super Collider fue en el año de su lanzamiento y me aventuraré a decir que lo escuché unas dos veces –y se me hacen muchas- y, para escribir esto, he desempolvado mi CD y lo volví a escuchar y, para ser aún más honesto, no me pareció un álbum tan terrible y ni tan excelente. Adelantando unas líneas, diré que me pareció un trabajo regular. Antes de dar mis razones y de cómo llegué a este veredicto tan simplón, quiero compartir mis impresiones de los temas tras varios años de no escucharlo.
Las canciones
Iniciamos con el tema que puede ser el mejor del álbum, el que más promete y el que, y solo tal vez, haya sido el único que fue constante en el repertorio de Megadeth durante la gira de promoción de Super Collider. «Kingmaker» es reconocida, no por méritos propios, sino por guardar una cierta semejanza con «Children of the Grave» de Black Sabbath (1971), tanto en la forma de cantar de Mustaine como en la instrumentación. A pesar de ese penoso detalle, «Kingmaker» logra sobresalir del álbum por su contundencia y juego de guitarras que, claro, con lo que viene después, no es cosa difícil el mantenerse como lo mejor aquí. «Super Collider», la canción que da título al álbum contiene uno de los peores videoclips de la banda. Una canción que sin duda recuerda más a las bandas de metal de los 2000 que a ese Megadeth devastador de los 80 y principios de los 90. Canción floja y sin pena. No merece más.
El tercer corte, «Burn!», tiene una introducción que promete más de lo que dice el resto de la canción. No es mala ni aburrida, es mediática y tiene pasajes interesantes dentro de su composición como ciertos requintos que lanzan por ahí Chris Broderick y Dave Mustaine. El coro de la canción junto a su estribillo en directo y bien hecho, hubiesen sido una maravilla. «Built for War» gira en sí misma y puede resultar algo monótona, no al grado de querer saltarla como te podrías brincar «Super Collider» de inmediato, pero pudieron haber sacado más jugo allí. La mejor parte de la canción puede ser el interludio con esos coros pseudo épicos.
«Off the Edge» tiene una introducción sosa. A pesar de que las guitarras galopan, no se siente emoción o vértigo, es más, encuentro más gusto en sus coros y los cambios de tempo que realizan ahí. El solo de guitarra hasta este punto resulta ser el mejor y más formidable. Una de las mejores introducciones se la lleva «Dance in the Rain» con ese estupendo arreglo del chelo, muy bien jugado. Ese violín que por ahí susurra es también un buen elemento, al contrario de la voz de Mustaine que aquí luce fuera de forma, ni para el tema que es. Musicalmente es el corte que más disfruté del plástico, lo encuentro interesante y con un final fuerte. En el tema, por cierto, colabora David Draiman, vocalista de Disturbed.
El séptimo track, «Beginning of Sorrow» goza de una buena introducción del bajo de David Ellefson. Aquí pareciera como que intentaron jugarle al progresivo antes que presentar algo honesto. Un tema sin fu ni fa. «The Blackest Crow» tiene elementos que, de nuevo, promete, pero no cumple. El elemento del banjo con el violín es muy atractivo, un experimento interesante que no supieron aprovechar, lástima que sólo se quedaron en la idea y no en la ejecución y ni siquiera la interpretación de Mustaine se salva. «Forget to Remember» me recuerda a las bandas punk de principios de los 2000, muy al estilo de Simple Plan. Un tema que no llama la atención a nada interesante, pero es pasable.
«Don’t Turn Your Back…» tiene de nuevo un tema con una introducción con un deje algo bluesero, si se le puede llamar así. Un tema que tampoco destella de genialidad y aun así podrías arriesgarte y escuchar la pieza completa. La mejor parte es la forma en que cierra el tema. «Cold Sweat» es, por mucho, lo mejor del álbum. Este cover de Thin Lizzy (1983) sostiene todo el trabajo en sus hombros igual que Atlas con los cielos. Tiene que ser el mejor corte, ¡claro!, es un cover. Deben de mostrar respeto a los de Phil Lynott.
Lo que digo es que…
Super Collider no me resulta un álbum tan abominable y mucho menos fantástico. Dejémoslo en pasable. Escuchándolo de nuevo algunos de sus álbumes previos y reflexionando, he llegado a deducir algunas de las posibles razones que pudieron haber influido para que éste trabajo fuera como es. En cuanto al sonido, no está mal, tiene buen sonido y todo se alcanza a escuchar claro. En fin. Es sabido por todos lo tiránico que pudo o puede llegar a ser Dave Mustaine con su banda y a sabiendas de esto y conociendo que Super Collider fue grabado en los estudios Vic’s Garage en California y que lleva la etiqueta de Tradecraft, división de Universal exclusiva de Mustaine, me sugiere que todo el control creativo fue de él, cosa que pudo afectar al rendimiento de la banda, y esto lo digo por el tremendo equipazo que tuvo en aquél entonces: David Ellefson, Chris Broderick y Shawn Drover.
Aquí la banda suena cansada, desgastada y no tardó mucho que Drover y Broderick salieran de Megadeth después de concluida su gira promocional, aparte de que la relación Mustaine–Ellefson ya venía deteriorándose con los años –y ya sabemos cómo terminó eso-. Super Collider más bien es un álbum trabajado bajo compromiso que por las mismas ganas de la banda por grabar algo de calidad. Digo, son suposiciones mías, sí, pero tras escucharlo, eso me hace pensar y quizá estoy obviando algún detalle importante.
Siguiendo al asunto, el Super Collider hubiese sido mejor sino contara con la participación de los siguientes cortes que, en opinión personal, no son más que detestable relleno: «Super Collider», «Built for War», «Beginning of Sorrow» y «The Blackest Crow». Si lo hubieran hecho, el disco resultaría más económico en el tiempo y más tolerable –incluso si también hubieran pensado mejor en el tema de la portada y los diseños-. En definitiva, Super Collider es y será un disco que divida opiniones, es probable que muchos no concuerden conmigo, pero así es esto. Quizá el peor pecado de Megadeth es haber firmado este álbum con su estampa… un álbum que ni el propio Mustaine quiere recordar…