Hoy voy a intentar sacar lo bueno de Load (1996), el que para muchos fue la caída de Metallica. En el Black Album, el estilo de la banda ya hizo un gran cambio, pero al no pegar un bajón de calidad, sigue siendo su disco más reconocido, al menos por el público más mainstream.
En el caso del Load, acabaron de tirar por una dirección totalmente diferente, muy influenciada por el hard rock, el rock sureño, y demás vertientes más suaves, abandonando lo que les quedaba de thrash. Este hecho alienó a gran parte de su audiencia, que había crecido con los cuatro primeros discos, mucho más crudos y cañeros. Sin embargo, Load fue un éxito comercial bastante grande y figuró en muchas listas musicales de todo el mundo, al apelar a un público más generalista.
El drástico cambio musical fue acompañado de una estética nueva. Se cortaron el pelo, dejaron de lado el cuero y los vaqueros y hasta en ocasiones se pintaban los ojos, dejando una imagen que a día de hoy parece más cómica que otra cosa. Renovaron el logo, que ha envejecido bastante peor que el original. La portada también rompe con todo lo anterior, aunque por suerte no es tan horrenda como el relleno de las letras. Al menos esta vez había algo más que un fondo negro…
Otro detalle curioso es que nos encontramos ante el disco más largo de Metallica, con 14 pistas y 79 minutos en total. “Ain’t My Bitch” y “2×4” nos muestran el lado duro del álbum (para llamarlo de alguna manera), y son seguramente algunos de los cortes más aprovechables del mismo. Partes pegadizas, un Hetfield con mucho carisma y riffs decentes abren el disco con suficiente éxito, aunque está a millas por debajo del Black Album términos de calidad y gancho.
Si te va la velocidad, este no es tu disco. Como se ve a partir de “The House that Jack Built” la música baja de revoluciones para centrarse más en el groove. Aprovechan también estas piezas lentas para experimentar, como en el solo de esta canción, en el que suena un talkbox bastante guapo. Destaca “King Nothing”, que con razón fue single. Seguramente el mejor tema del disco o, al menos, el más recordable.
“Hero of the Day” es una buena excusa para rajar un poco de Lars, y es que es el ejemplo perfecto de como abusar de ciertos recursos como el de meter platos en el segundo tiempo, junto con la caja, en vez de en el primer tiempo del compás. Mira que cuando era joven también lo hacía bastante, pero le quedaba bien. Súmale la poca dinámica que consigue con su instrumento (parece que toque igual las baladas que el resto de canciones) y la falta de variedad en muchos de los ritmos.
A pesar de eso, en casi todas las canciones del disco se puede encontrar algo positivo, aunque es muy posible que la mayoría se te hagan largas si eres más fan de los discos de los 80. Sin embargo, si te va el hard rock, seguramente disfrutes de cortes como “Wasting My Hate” o “Cure”. Con la balada “Mama Said” llegan más influencias sureñas acompañadas de muy buenas melodías y ya entramos en la parte final del disco. “Thorn Within” es de estas que a lo mejor se repiten demasiado y “Roonie”, en contraste, la encuentro de las mejores, con un riff sabroso que se complementa muy bien con la voz. Acabamos con “The Outlaw Torn”, de casi 10 minutos, que también tiene algún buen riff, pero claro, se acaba repitiendo bastante.
Trabajos como este me gusta ponerlos mientras hago otra cosa, si desconectas un momento no pierdes el hilo y generalmente la poca complejidad sonora no te distrae demasiado. Así que en resumen, no es que sea un mal disco, simplemente es Metallica para no metaleros.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.