Hoy, en Desmontando al monstruo, nos topamos con un controvertido Down on the Upside (1996) de Soundgarden. No por ser un disco malo, ni por asomo, pero su principal defecto es ser el sucesor de los dos discos mayores de los de Seattle.
Badmotorfinger (1991) y Superunknown (1994) son para todos los fans los dos mejores trabajos de la banda de Chris Cornell. Unos escogerán el primero, mientras que otros se decidirán por el segundo, pero poca gente escogerá como su favorito uno fuera de la ecuación.
Tras la gira mundial de presentación de Superunknown, Soundgarden se pusieron a trabajar en su quinto álbum. Para ello, los artistas decidieron alejarse de la pesadez y la oscuridad de sus predecesores y apostaron por la experimentación que ya sacaron a relucir en algunas de las canciones de Superunknown.
Down on the Upside: detalles
Down on the Upside fue publicado el 21 de mayo de 1996, continuando con el desarrollo musical de la banda, alejándose del metal alternativo hacia la experimentación rigurosa. De producción propia y estilísticamente variada, fue quizás la expresión más completa de lo lejos que había viajado la banda. Un disco lleno de dualidades y oposiciones binarias. Se dijo entonces:
«Soundgarden derriba las paredes y las pulveriza.»
La portada del álbum, fotografiada por Kevin Westenberg, presenta a los miembros de la banda en silueta. El título Down on the Upside proviene de una línea de la canción «Dusty». La letra dice «Creo que me está volviendo / estoy al revés». Cornell dijo que el título representa las diferentes sensaciones del álbum. Según una entrevista con la banda, Cameron y Shepherd dijeron en broma que otros dos títulos considerados para el álbum eran Mr. Bunchy Pants y Comin ‘At Ya!.
En una entrevista, Cornell explicó cómo se eligió el nombre:
«Lo mencioné en algún momento porque la canción de la que provenía el título era Dusty pero mi título era Down on the Upside’ pero Ben escribió la música y la llamó Dusty. Realmente no me gusta que los títulos de las canciones sean el título del disco, porque le da un enfoque extraño e indebido a la canción, pensé que sería genial llamarlo Down on the Upside. Empezamos a pensar en todos estos otros títulos y preocupándonos de que describan todo el registro sin excluir nada… Así que fue en el último minuto y estábamos en una sesión de fotos para Spin y alguien llamó y dijo: «Necesitamos tu título ahora para poder comenzar a hacer el paquete del registro», así que Matt Cameron mencionó el título nuevamente, y todos dijeron, «sí, eso es todo».»
Down on the Upside: canciones y valoración personal
Es evidente que Down on the Upside representa cierto bajón creativo. Bajón que ya nunca más superarían ni como banda ni en proyectos paralelos o en solitario. Al igual que Superunknown, éste peca de longitud, cerca de 65 minutos de duración son demasiados para disfrutar al completo de la experiencia que la banda nos presenta.
En tanto tiempo es evidente que encontramos en él muchos cortes. De todos ellos, hay algunos muy potentes e inspirados, una gama media notable, y muchas canciones de puro relleno con poca sustancia.
La mayoría de canciones destacables se sitúan en la primera mitad del disco. Como apertura tenemos una brillante “Pretty Noose”, una canción de musicalidad maravillosa, un trabajo niquelado de Chris en las voces y un solo brutal. La canción teóricamente habla sobre una mala idea empaquetada de forma atractiva.
“Rhinosaur” es una canción más dura, contiene unos ritmos sincopados atractivos así como un brutal trabajo de guitarra sobre todo en la parte final del corte. “Zero Chance” es una canción de corte lento, con un gran trabajo en las voces. Se trata del prototipo de canción que Chris escogería como patrón en su carrera en solitario.
En “Dusty” recuperamos la energía rockera en una canción que no acaba de despegar pese al potencial que parece contener. Algo que sí pasa en “Ty Cobb”, una de las canciones más valientes, rápidas y destacables del disco.
“Blow Up the Outside World” es una de las más conocidas del disco, es un medio tiempo con un registro vocal atípico que desemboca en uno de los estribillos más conocidos de la banda con el rugido de un Chris desmelenado. Una canción tremenda.
Seguidamente nos topamos con la otra gran pieza del disco. “Burden in My Hand” es la sexta canción de Soundgarden con más reproducciones en Spotify y otra de las piezas más queridas por los fans. Con una entrada con guitarras acústicas y la preciosa voz de Cornell, la canción va creciendo en todas las facetas. Trabajo musical rico y precioso, trabajo de voces sublime. Riff impoluto, figuras rompedoras, ritmos traviesos… un temazo, vamos.
Y a partir de este punto empieza a flaquear el disco. Aún quedan nueve canciones para finiquitar Down on the Upside y la sensación de que lo mejor ha pasado ya es una constante. Pese a ello, encontramos algunas canciones remarcables como por ejemplo “Overfloater”, la cálida “Tighter & Tighter” y “Boot Camp”.
Canciones que nunca trascenderán como claves en la carrera de Soundgarden pero apetecibles en una escucha ligera del disco. Y respecto a las restantes, “Never Named” tiene cierta estética a Led Zeppelin, “Never the Machine Forever” aguanta el tipo por la musicalidad rica, “No Attention” tiene ritmos más punkys y un nuevo registro vocal de Chris.
Cifras
El álbum encabezó las listas de Nueva Zelanda y Australia y debutó en el número dos en el Billboard 200 de los Estados Unidos, vendiendo 200.000 copias en su semana de apertura y generando los sencillos «Pretty Noose», «Burden in My Hand», «Blow Up the Outside». World «y» Ty Cobb «. “Pretty Noose”, nominado en 1997 a un Grammy a la Mejor Interpretación de Hard Rock.
La banda tomó un lugar en la gira Lollapalooza de 1996 y luego apoyó el álbum con una gira mundial. Down on the Upside terminaría convirtiéndose en el último álbum de estudio de Soundgarden durante 16 años, ya que las tensiones dentro de la banda llevaron a su ruptura en abril de 1997. El álbum ha vendido 1,6 millones de copias en los Estados Unidos.