Desmontando al monstruo: The Smashing Pumpkins – MACHINA / The Machines of God

Ficha técnica

Publicado el 28 de febrero de 2000
Discográfica: Virgin Records
 
Componentes:
Billy Corgan - Voz, guitarra, bajo, teclado, piano
James Iha - Guitarra, bajo
D'arcy Wretzky - Bajo
Jimmy Chamberlin - Batería

Temas

1. The Everlasting Gaze (4:00)
2. Raindrops + Sunshowers (4:39)
3. Stand Inside Your Love (4:14)
4. I of the Mourning (4:37)
5. The Sacred and Profane (4:22)
6. Try, Try, Try (5:09)
7. Heavy Metal Machine (5:52)
8. This Time (4:43)
9. The Imploding Voice (4:24)
10. Glass and the Ghost Children (9:56)
11. Wound (3:58)
12. The Crying Tree of Mercury (3:43)
13. With Every Light (3:56)
14. Blue Skies Bring Tears (5:45)
15. Age of Innocence (3:55)

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Con la excusa del inminente lanzamiento de Cyr, estas semanas he estado repasando a fondo la discografía entera de The Smashing Pumpkins. Tan compleja como imprescindible, la carrera de la banda de Bill Corgan tiene tantos admiradores como detractores en parte debido a la evolución. Las bandas evolutivas siempre han gozado de fieles fans y déspotas seguidores (véase Metallica por ejemplo).

Y cito Metallica por qué la carrera de los de San Francisco se podría igualar en cierta manera a la de Smashing Pumpkins. Dos debuts seminales de calidad asombrosa seguidos de dos o tres discos magníficos. Si para los de Bay Area fueron de Ride the Lightning (1984) a …And Justice for All (1988), para los de la fría Chicago fueron de Siamese Dream (1993) a Adore (1998). Tras una época brillante vinieron las mutaciones y con ellas, las críticas. Para Metallica llegó la comercialización con Black Album (1991) y para los Pumpkins la metalización industrial y futurista con MACHINA / The Machines of God (2000).

MACHINA / The Machines of God (2000) fue el primer disco odiado de unos Smashing que nunca más lograron convivir en armonía con la mayoría. Solamente han sido defensados por los fans con una apertura de miras hacia nuevos horizontes, nuevos estilos. Pues MACHINA contiene muchos nuevos elementos que no agradan al gran público. Unos elementos que combinados forman uno de los trabajos más intensos e interesantes de Bill Corgan. Pero antes de defender este disco, voy a contextualizar el “¿de dónde vengo?” para incidir en el “¿dónde quiero llegar?”.

El sexto disco si contamos como tal Pisces Iscariot (1994) aterrizó entre nosotros a principios del 2000. Habían pasado dos años del ya de por si controvertido Adore (1998), un disco precioso en el que las guitarras y la batería habían desparecido para dar paso a composiciones con teclados y arreglos electrónicos. Pese a al cambio, los fans abrazaron el disco por su delicadez, melancolía e innovación. Aún tenía aroma la gótica de sus predecesores pese al endulcimiento del rock.

Llegados al año 2000 y tras la decaída del género que capitaneó la década de los 90, el grunge, Smashing Pumpkinsdecidieron crecer en conceptos, algo que Bill siempre mostró con alardearía. Ya hacía unos años que él era Smashing y los Pumpkins eran uno mismo. Sin este concepto, seguramente, la banda hubiera desaparecido hace varios lustros.

Y es que MACHINA / The Machines of God (2000) es uno de los discos más completos de la banda. ¿Qué cómo me atrevo a afirmar esto? MACHINA es el mejor recopilatorio de estilos y influencias de sus predecesores puestos de manifiesto a lo largo de los 15 cortes que contiene. Veamos, que me explico mejor.

Gish (1991) fue un debut casi impecable de rock alternativo pero no olvidemos que era una banda en formación y aclaración de ideas. Siamese Dream (1993) reinventó el sonido del rock con hits colosales con arreglos increíblemente exquisitos pero con algunas faltas dinámicas que si se contemplaron en Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995). Faltas resueltas pero éste último disco pecó de pretencioso, largo y muchas veces aburrido. En Mellon Collie teníamos una canción enorme seguida de una mediocre. Finalmente Adore (1998) olvidó el rock para abrazar la electrónica y el shoegaze, un disco notable pero demasiado atípico para una banda de rock.

MACHINA recoge todos los elementos que la banda forjó en el transcurso de estos discos para exponerlos de forma precisa y ordenada. Gran parte de este logro fue la plena recuperación de Jimmy Chamberlain que regresaba a la banda tras su desintoxicación. Que uno de los baterías más talentosos regrese a tu banda y lo haga en plenas facultades se tiene que aprovechar. Y vaya si Corgan lo aprovechó, MACHINA contiene alguna de las piezas más duras de toda la discografía. Tan solo tienes que dejarte llevar por la canción que abre el disco, “The Everlasting Gaze”, para gozar de una de las mejores interpretaciones del cuarteto.

La canción arranca con un juego de cuerdas distorsionado secundado por una sección de batería imprescindible y una interpretación en las voces de Corgan magníficas. Esta canción bien podría ser diseccionada en nuestra sección de Canciones Perfectas.

El sonido cyber goth rock se apoyó en la firmeza de unos riffs de rock duro y musculoso, la esencia del novedoso metalindustrial nutrió varios momentos del disco. Aún así, la banda no declinó el resultadismo de canciones tipo radiofórmula. Lo único que en parte no podemos encontrar en este disco es la balada electrosintentizada que nos ofrecieron en Adore y tiene una explicación fácil. Si tienes a Chamberlin inspirado, deja que fluya en cada una de las nuevas composiciones.

Canciones que evocan a los mejores momentos de Siamese o Gish mezclados con canciones con aroma a futuro. Si en Gish dejaron pista del devenir, en MACHINA nos dejaron pistas de cómo sonarían en este nuevo siglo.

Y para acabar de analizar las canciones como ente independiente en el disco. “Heavy Metal Machine” codea con la de apertura para ser la mejor canción del trabajo. Una canción que te sume en el caos con una distorsión que hace honor al evocador nombre. Canciones como “I of the Mourning”, “The Impolding Voice” o “Wound” pueden enamorar a cualquier amante del rock. Incluso “Glass And The Ghost Children” con sus casi 10 minutos de duración te acaba robando el corazón.

La mejor forma de redescubrir este genial disco es volver a escucharlo. Estoy convencido que la mayoría de fans de la banda lo cataron ese febrero – marzo de 2000 y nunca más se supo. Seguro que, tras veinte años y con la experiencia y madurez que todos hemos acumulador, este MACHINA va a sonar mejor que nunca.

Beto Lagarda
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