DevilDriver nos presentan su noveno álbum, Dealing with Demons Vol. I (2020), que como bien dice su nombre, es la primera parte de lo que será un doble trabajo conceptual. La segunda parte está prevista para el año que viene.
Los de Santa Barbara se han hecho un nombre en este mundillo gracias a su mezcla de groove y death metal melódico, llegando a ser unos de los referentes a nivel mundial. Sí que es cierto que no todos sus álbumes son espectaculares; tienen algunos de soporíferos, y los llamo así para no ser demasiado malo. Su último Outlaws ‘til the End Vol. 1 (2018) fue todo un soplo de aire fresco, pues mezclar su estilo con canciones míticas de la música country fue todo un acierto. Es verdad que estas cosas o quedan perfectas o son un fracaso estrepitoso, pero por suerte para sus fans, y por ende, para DevilDriver, cuajaron un excelente trabajo y sus covers fueron hechas con mimo.
Así que ahora nos han dedicado un trabajo fiel a su estilo, pero dando otra vuelta de tuerca y con canciones o aportes más técnicos e incluso con tintes progresivos. Según Fafara (quién le ha visto y quién le ve comparado con su anterior proyecto, Coal Chamber), este disco habla sobre lo socialmente distante que ha sido desde su infancia y sobre cómo ha batallado por su agorafobia; hay un poco de purga de los demonios que persiguen al grupo, entre otras cosas. También tiene que ver sobre cómo las bandas actuales han sido forzadas a una cuarentena, sin ensayar, sin reportajes fotográficos y evidentemente, sin poder tocar en directo. De aquí viene el más que acertado título del álbum.
Vamos pues a abrir en canal los demonios que hay sobre este disco y los vamos a devolver a su morada, mientras nos concentramos en él. Dealing with Demons Vol. I empieza con un tema potente, «Keep Away From Me». Aunque el inicio es con un punteado de guitarra y acompañamiento lentísimo por parte de la batería y el bajo, rápidamente empezamos con la tralla tan característica, con el groove mezclado con death metal melódico. Eso sí, con un agresivo medio tiempo, con un Dez Fafara escupiendo la letra y con unos breaks de corte progresivo o tech actual. A destacar el sonido oscuro de la canción y esas twin guitars muy melódicas casi al final del tema.
«Vengeance Is Clear» toma un aire diferente, pero con el característico sonido de la banda. En esta ocasión, tenemos mucho groove por parte de la batería, ligeros toques de nu metal, bastantes cambios y con un ritmo, riff y estribillos muy pero que muy pegadizos. Continuamos con «Nest of Vipers», que por ritmo y su slide guitar, bien podría haber entrado tranquilamente en su anterior trabajo de versiones de country. Tiene mala leche, pero con bastante melodía, cosa que manejan muy bien. Escuchándola tiene muchos aportes modernos, podríamos decir que metalcorienses, pero están tan bien implementados con su estilo, que siguen siendo ellos al 100%. A destacar como Dez Fafara se deja la voz en todos los temas.
El siguiente tema es «Iona», de inicio lento y distorsionado, para continuar con un ritmo que no deja entrever qué vendrá a continuación. Pues bien, más destrucción grooviense, con unos estribillos en los que escuchamos a un Dez agonizante cual John Tardy (Obituary). Cabe destacar, previo solo, el último minuto del tema. «Wishing» supone un cambio radical. Es puro metalcore, más alternativa, muy melódica, preciosa, pero el punto, lo que te hace clic en la cabeza, son los versos hablados. La sensación es de que mi cuerpo se queda atento a esas partes, melódicas y azucaradas sí, pero con gusto. A destacar los dos solos.
«You Give Me a Reason to Drink» es, seguramente, el tema más pesado y lento del disco. Denso y con otra vez algunos matices nu metal en su groove. Sin olvidarnos otra vez de un fantástico solo. Continuamos con «Witches» donde se vuelve a palpar su característico estilo combinado con riffs metalcore, cosa que aporta (otra vez) algo diferente a su sonido. Seguimos con el tema que le da nombre al disco, «Dealing with Demons», en el que vuelven a ser fieles a su estilo. Otra gran canción; dura y melódica a la vez.
Estamos ultimando ya el disco, y la siguiente, «The Damned Don’t Cry», tiene un inicio de corte moderno, pero descubrimos un tema otra vez más oscuro, pesado y no muy rápido. Con cacofonías de por medio y una guitarra solista arrojando constantemente melodías no muy claras, es un tema de los esos duros, con aroma a esquizofrenia. Y ahora sí que terminamos con «Scars Me Forever». Tras un inicio con un piano, continuamos la senda de una canción más lenta y desgarradora, sin dejar de lado la melodía, triste pero melancólica.
La conclusión es que con Dealing with Demons Vol. 1 han vuelto a estilos que nunca habían abandonado del todo, como el nu metal y el metal alternativo, pero por otro lado han jugueteado un poco con el progresivo y potenciado su lado más metalcore. También cabe resaltar, en mi humilde opinión, que musicalmente han subido un escalón, sobre todo las guitarras, que he encontrado excelentes, la batería de Austin D’Amond, que aporta mucho más groove, y, como he dicho, nos topamos con un Dez Fafara que ha llegado a un nivel vocal superior. Aunque, por contra, diremos que hay algunos temas que, aún siendo potentes, son un poco como «la típica canción estándar del grupo».
Este disco va para los haters de lo moderno que dirán que hay demasiado metalcore, para los que les gusta el nu metal y se quejarán que hay demasiado death, o para los amantes de Gojira, que comentarán que en algunas canciones se han copiado de los franceses. Y también va para los que les gusta lo que hacen, independientemente de su estilo. DevilDriver ha hecho esto, y se han sacudido los demonios de encima. Han compuesto con rabia lo que les ha dado la gana y han sacado un disco que, seguramente, no es el mejor de su carrera, pero sí que aporta algo diferente. Contiene buenas canciones y otras que son excelentes, y continúan con la mentalidad de seguir evolucionando en su música, cosa que a mí me encanta.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.