Sinceramente, hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un disco épico como el que viene a continuación. Si habéis leído alguna de mis reseñas sobre grupos de power metal, sabréis que hace años que dejó de interesarme el género. Es cierto que he encontrado discos interesantes aportando alguna novedad a su música, adaptándola a los tiempos en lugar de quedarse estancados en ritmos galopantes y agudos imposibles. Así pues, este inicio de año, extraño y complicado en muchos aspectos, no solamente en lo que la actualidad se refiere, he encontrado algunas novedades discográficas junto otras del año anterior que por diversos motivos quedaron relegadas hasta a día de hoy, que han entrado en mi categoría “Tenía una mañana de mierda y este disco me alegró el día”. Pero lo de Dexter Ward no solamente se ha quedado en este día, ha servido para volver a tener esperanza en un estilo por mi parte abandonado.
Dexter Ward, a pesar de llevar en activo desde 2009, han sido una novedad por mi parte, aunque al escuchar la voz de su cantante y las guitarra de “Return of the Blades”, que abre este último trabajo, me ha recordado a Battleroar, una banda que tenía olvidada y que durante una temporada llegué a disfrutar bastante. A decir verdad no estaba equivocado, pues Max Dexter (Marco Concoreggi según el disco) y Manolis Karazeris fueron cantante y guitarra, respectivamente de la banda griega. Así pues, mis sospechas quedaron despejadas dejándome llevar, espada en alto, por su metal épico. El resto de la formación lo completan experimentados músicos griegos como John Luna (bajo) de Endomain, los componentes de la formación doom / death On Throns I Lay, Akis Pastras (guitarra) y Stelios Darakis (batería), también en The Eternal Suffering.
Si lo tuyo no es el heavy de dragones y espadas, poco te voy a convencer. Además, si te vas a dejar llevar por la primera impresión que supone enfrentarse a la portada del disco, menos aún. Es cierto que se la podían haber currado un poco más, aunque supongo que querrían buscar esa esencia old school, no sé, por suerte saltamos esa barrera .
El disco es un ABC del género, no vamos a encontrar nada nuevo que no sea la motivación personal. Así que si eres sensible al galope de guitarras y doble bombo, describiendo nobles batallas y proezas de héroes a través de la aguerrida voz de su cantante, éste es tu disco.
Las influencias de clásicos como Maiden y Manowar están más que latentes, “Soldiers of Light” o “In The Days Of Epic Metal” son un claro ejemplo. El inicio de ambas suena a los primigenios Maiden, mientras que el inicio veloz rezuma esencia de los norteamericanos, la voz desgarrada de Max aporta fuerza sin caer en los histriónicos agudos predominantes en el género.
“The Eyes Of Merlin” es una de mis favoritas. Ese delicado inicio a guitarra y teclado dando paso al resto de instrumentos al galope, en un medio tiempo épico, invita a alzar el puño – o el cuerno lleno de cerveza – cantando las hazañas del viejo mago.
¿Que puede ser lo más épico y guerrero que puedas echarte a la cara? Nada más y nada menos que la socorrida saga de Conan El Bárbaro. “Conan The Barbarian” es puro heavy metal old school (¡gracias!, como disfruto con esto). Pero, ¡quieto ahí!, que aún no hemos desenterrado a los dragones. Empuña tu espada que viene “The Dargon of the Mist” con cierta aura Running Wild pero sin esa frescura en la música.
Para finalizar la clásica “Reign of the White Knight” da paso al tema más largo del disco. Con casi siete minutos y medio “The Demonslayer” emerge lenta y pesada en la que Max alterna la voz más desgarrada con tonos más agudos. Velocidad y medios tiempos old school que atrapan en una de las composiciones más oscuras del disco, que poco a poco se ilumina para finalizar entonando el clásico y religioso “Gloria”. Pomposo cierre para finalizar la batalla.
Curiosidad para finalizar la crónica. Me hallo escribiéndola mientras de fondo, en el televisor, retumba la batalla en el Abismo de Helm. Hay que recurrir a los clásicos en época de reclusión.
¡Salud y heavy metal!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.