Si hay una cosa ha caracterizado siempre la carrera de una banda como Dirty Heads, es lo arriesgado de su propuesta musical, pues los de Huntington Beach, California jamás han temido traspasar los límites de su en ocasiones arriesgada carrera musical. Cada nuevo álbum que han lanzado tiene un sonido claramente diferente al de sus predecesores, y su nuevo álbum, Super Moon (2019), es –por así decirlo- la culminación de todos sus álbumes anteriores, con algunos sonidos completamente nuevos, junto con el talento y la experiencia de ser ya unos músicos experimentados, con una carrera de más de 10 años a sus espaldas.
A diferencia de sus últimos dos álbumes, Sound of Change (2014) y Swim Team (2017), en los que la banda se hizo acompañar de varios productores y colaboradores, Super Moon ha sido producido por los propios Dirty Heads y por Dave Cobb, productor, compositor y ejecutivo musical estadounidense que ha ganado seis premios Grammy y que ha trabajado con artistas de la talla de Chris Stapleton, Jamey Johnson, Shooter Jennings, entre otros. Cobb también es colaborador de la banda sonora de la película protagonizada por Bradley Cooper y Lady Gaga A Star Is Born (2018), que ha vendido más de seis millones de copias hasta la fecha.
Después de escuchar el álbum unas cuantas veces (hoy he alternado mi tiempo en Spotify entre lo más nuevo de Slipknot y este trabajo que aquí nos ocupa… curioso, cuánto menos), la mejor manera de describirlo es diciendo que se trata de todo un viaje. Super Moon suena como si estuviera escrito para ser la banda sonora de una serie de acción de espías de los años 70, y creo que ninguno de sus diferentes capítulos (canciones) se entiende sin el resto.
Super Moon comienza con la canción principal del álbum. Esta canción en particular, más que ninguna otra en el álbum, es completamente única a todo lo que jamás antes hayan publicado, y gran culpa de ello la tiene esa sección de vientos al más puro estilo mariachi y ese aire Western, tal y como la banda nos adelanta en su portada. Todo muy vintage y auténtico.
La siguiente canción, “Lift Me Up”, es el primer single, y suena como una oda a los días en que los miembros de Dirty Heads vendían cannabis en las calles antes de su legalización en el estado de California. Es toda una melodía para sentirse bien, con un aura de positivismo y buenrollismo que tira patrás; no me extraña que hayan sido los escogidos por 311 para girar junto a ellos durante estos meses estivales por toda la geografía norteamericana.
La siguiente canción del álbum, “Tender Boy”, presenta una melodía de piano muy pegadiza y una sección final de vientos muy jazzística. En general, se respira un ambiente relajado, casi oscuro, pero reflexivo. El tema habla de mantener la cabeza bien alta, a pesar de que el mundo aparentemente se desmorona a nuestro alrededor. Un stay positive and love your life en toda regla.
“Horsefly” es la pista más larga del álbum y, en mi opinión, la que presenta todos los números para petarlo más en la radio. Es similar a “Tender Boy”, por aquello del mensaje positivo de creer en uno mismo y reconocer que no hay nadie como uno mismo. También es un testimonio del arduo trabajo de la banda y de cómo creer en ellos mismos, a pesar de los contratiempos.
“Fear & Love” es -líricamente hablando- la canción más potente del álbum. Me recuerda mucho a su época (la mejor, para mí) de su álbum Cabin by the Sea (2012), en el sentido de que tiene un ambiente playero más que evidente… lo que me recuerda a cuando les vi en directo en una playa del Caribe durante uno de los cruceros de 311. El mensaje de la canción habla sobre esa diatriba a la que se reduce casi todo en esta vida: ¿te mueves movido por el miedo… o por el amor?
“Cloudlifter” es el tema más alucinógeno y raro contenido en este nuevo trabajo de los californianos. Es todo un viaje fuertemente influenciado por el rockpsicodélico de los años 70. Una mezcla explosiva entre el espíritu de Jim Morrison a ritmo de hip hop y partes habladas.
“Come Back Around” es una canción que habla sobre el amor y/o la ausencia de éste. Es un precioso tema que habla sobre no saber vivir sin la persona que amas. Es como una declaración pública de su propio amor y cómo ese amor les mantiene equilibrados. La pista tiene un sonido popmuy poco habitual en su discografía.
Jared Watson, uno de los vocalistas de la banda, fue padre hace relativamente poco tiempo, y “Lighthouse”, el octavo corte, es la canción que escribió para su hija recién nacida. Es su voz la única que suena, ya que Dustin Bushnell y el resto de la banda ponen el colchón acústico necesario para convertirla en la canción más fácil de escuchar de todo el álbum. Es una dulce nana que hará las delicias de los más pequeños de la casa, a quienes prometemos guiar y proteger… cual “faro” en medio de la tormenta
“Crow Bar Hotel” es uno de mis temas favoritos. Tras una cuenta de tres, la banda nos regala un ritmo a medio camino entre la música country, el bluegrass y el reggae californiano más soft. Y todo ello junto le confiere un ambiente caribeño perfecto. Es tan ligera y melosa que, definitivamente, la convierte en una canción para escuchar on repeat mode más de una vez.
“Slow Down” es el cierre perfecto para el álbum. De nuevo, toques jazz setenteros, acordes de guitarra y baterías fáciles y, en general, un tema bastante suave. El mensaje, una vez más, es positivo. Habla sobre cómo todos debemos creer en nosotros mismos y sobre cómo nuestros rasgos y talentos únicos y distintivos son los que nos ayudarán a darle forma a nuestro destino.
Super Moon es un muy buen álbum de Dirty Heads, pero estoy seguro de que no os llegará a casi ninguno de vosotros, oh querid@s lectores. Reconozco que este estilo reggae-hip hop-pop es del agrado de pocos de vosotr@s, pero ello lo convierte en una banda sonora ideal para estos días tan sofocantes. El álbum tiene una canción para casi tod@s nosotr@s y creo que, de todos los álbumes que han lanzado hasta la fecha, este es el que tiene un mayor atractivo para la comunidad musical en general. En él se tocan varios palos, varios géneros, expandiendo aún más su base de fans. En Super Moon no hay colaboraciones externas, siendo un verdadero testimonio del trabajo duro, el talento y la dedicación de una banda como Dirty Heads para con su música, sus familias, sus fans y, lo más importante, para con ellos mismos.
El álbum vio la luz el pasado 9 de agosto, el mismo día que salió lo más nuevo de los de Iowa (de ahí mi referencia anterior a Slipknot). No os pido que os lo traguéis enterito, pero sí os recomiendo que le peguéis una oreja a sus dos singles principales, “Super Moon” y “Lift Me Up”, y que si os pillo leyendo esto en los Estados Unidos, tratad de cazarles en vivo junto a 311 y The Interrupters.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.