Creo que fue Will Ramos, vocalista de los todopoderosos Lorna Shore, el que no hace demasiado declaraba que lo que había escuchado hasta la fecha de Heritage (2023), tercer trabajo de los holandeses Distant, era lo más extremo que había escuchado en mucho tiempo… y razón no le falta.
Llamadlo como queráis, deathcore sinfónico, down-tempo deathcore… Las etiquetas están de más cuando los de Rotterdam asoman el hocico, pero de una cosa sí podemos estar segur@s: será mierda pesada, muy pesada. Y es que la banda liderada por el vocalista Alan Grnja tiene ya un catálogo bastante impresionante. Es genial ver surgir un deathcore de tan alta calidad, más aún aquí, en Europa. Por cierto, no hace demasiado, un servidor de ustedes reseñaba también Magno Interitus (2022), lo último de los daneses Cabal… ¡otro trallazo!
Desde que Distant debutaran en 2017 con el EP Tsukuyomi, el quinteto ha ido creciendo y haciéndose con un pedazo del pastel del deathcore mundial gracias a sus dos primeros largos, Tyrannotophia (2019) y Aeons of Oblivion (2021). Explorando nuevos sonidos, estos tipos continuaron y se volvieron asquerosamente pesados. Pues bien, los ya para nada desconocidos Distant, se presentaban a finales de 2022 con toda una serie de sencillos -«Cursed», «Exofilth», «Human Scum» y «Orphan of Blight»-, que captaron la atención del mundillo de la música pesada… y no es para menos. Haciendo un fácil juego de palabras, podríamos decir que con Heritage, la banda mantiene todo menos la distancia (♥). Los daneses nos empujan conscientemente con su música, atacando nuestros pabellones auditivos con riffs agudos e hirientes, y dejando que los 1.001 blast beats exploten en su interior, mientras que las voces nos rematan con guturales y pig squeals por encima de nuestras posibilidades. Estamos ante un álbum bastante exigente, pero también ideal para quitarse de encima las mierdas del día a día. Deathcore -sinfónico por momentos- que, si bien no es algo demasiado innovador que digamos, funciona a las mil maravillas.
Distant nos abren las puertas de su mundo con la genial y futurista «Acid Rain», intro que desemboca en «Paradigm Shift». En todas las composiciones, la banda deja mucho espacio a las desarmonías, las nanas aterradoras y ligeramente monótonas y pasajes hablados distorsionados. Este es el cambio más significativo si lo comparamos con su anterior trabajo. Por el camino, los riffs nos parten la cara, cayendo del cielo como si de granizo se tratara, dejando grandes cráteres en el suelo. La verdad es que, de entrada, resulta algo difícil orientarse en las composiciones de Distant.
Los ritmos son de todo menos calmantes y manipulan los latidos de nuestro corazón a su antojo. No nos ofrecen ni un solo ritmo constante para que nos podamos adaptar, bailar o hacer mosh. Cambian de rumbo cada dos por tres sin previo aviso; el mareo está garantizado y os aseguro que es muy, pero que muy difícil tratar de adivinar hacia dónde nos llevará el próximo viaje/tema. Quizá «Born of Blood» sea la que más fácilmente podemos intuir… pero solo quizá.
Otras canciones, como ese aplastante cierre que es «Plaguebreeder», arrojan el tecnicismo a un lado y, en el proceso, crean la que podría decirse que es la muestra más bárbara de opresión absoluta. Aquí, la percusión y las voces se llevan la palma. Es tema es pura malicia, mientras que otras canciones se encuentran en el otro extremo del espectro. «Exofilth» es un corte maravilloso que, aunque sigue siendo pesado, muestra la profundidad de la banda más allá del deathcore.
Uno de los temas más innovadores es «Heritage», en el que colabora Will Ramos de Lorna Shore. Estamos ante otro ejemplo en el que la melodía funciona dinámicamente dentro de una columna vertebral de agresión sin paliativos. Toda una transición de elegante y desgarradora brutalidad. Distant viven en una mala lecha continua, sin prestar atención a si el oyente quiere tomarse un respiro. Joder, si incluso los pasajes instrumentales que adornada algunas de las canciones son altamente claustrofóbicos.
La banda es consciente de los paralelismos existentes con sus compañeros de género, y en «Argent Justice», convenientemente ubicada en el meridiano del álbum, saca toda la artillería, ayudándose de las gargantas de los vocalistas de Suicide Silence, Emmure, Abbie Falls, Acranius, Angelmaker, Bodysnatcher, CABAL, Carcosa, Crown Magnetar, Paleface, ten56. y Worm Shepherd. ¿Resultado? Una épica y devastadora canción de siete minutos. Un tema demoledor que marca hasta dónde llega el listón de este Heritage.
Es difícil escuchar este disco varias veces seguidas sin sentirte realmente mal y con ganas de golpear la pared con el puño… o con la cabeza. Pero Distant logra su objetivo, porque se trata de crear una completa desorientación, un vacío en el que te sientes perdido, con una música agobiante como tu único vínculo con la realidad. Un enfoque casi esotérico, pero ciertamente muy creativo, que por supuesto suena de todo menos adecuado para las masas.
Variado, devastadoramente agresivo y cuidadosamente construido, los Distant de 2023 nos traen un trabajo que ha de marcar la pauta para lo que esté por llegar alrededor del -en ocasiones- tedioso universo del deathcore.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.