Dødheimsgard – Black Medium Current

Lo de este grupo es realmente original y diferente, por lo que si nos viene de Noruega… digamos que todo encajaría. Es el sexto esfuerzo discográfico de Dødheimsgard y mi primer contacto con ellos. De entrada, los relacionaría con bandas como Borknagar, Sólstafir, Vintersorg y Green Carnation. Black metal noruego de punto de partida y luego un viaje estilístico complejo y de raíces progresivas. En una misma canción juegan con diferentes estilos, necesitan de minutaje amplio para exponer todas sus ideas y de verdad que te convencen desde el primer tema. Es todo original y adictivo.

Ya en “Et smelter” percibes que esto no es normal y que los límites estilísticos saltan por los aires de buenas a primeras. Empezamos entre tinieblas y con unos aires Lacrimosa para pasar luego a black metal de pura cepa y altísimas revoluciones a la vez que envuelven ese sonido maléfico en un aura brumosa. Voces malévolas y aries vikingos, aunque también tienen momentos propios de los enfermizos nipones Sigh. De verdad que es un cajón de sastre, pero enganchan cosa mala. “Tankespinnerens Smerte” es algo complejo y oscuro, plagado de coros, voces agónicas y tristes. No es black metal puro, pero hay esa aura malévola y la cosa se va endureciendo a medida que avanza entre sombras. Mucha técnica y sorpresivos cambios de tercio.

“Interstellar Nexus” tiene un tratamiento más atmosférico dominado por el bajo de L.E. Maloy que deambula por intrincados patrones y con unas líneas vocales muy orgánicas además de percusiones étnicas, que, a pesar de todo, tienen su coherencia. Viaje sideral lisérgico enigmático y muy libre. Realmente sacan a relucir su cara más prog. No os perdáis el final con bases programadas y tecnológicas… “It Does Not Follow” empieza como algo más accesible con aires Pink Floyd para terminar en su onda estelar en la que Myrvoll da una buena lección de técnica tras los parches. Es un tema partido en dos pues luego hay un arrebato black metalero en el que luce la parte instrumental siendo muy blackened todo. Volvemos a llegar más allá de los ocho minutos.

Hay un tema enlace corto a piano titulado como “Voyager” que da paso a “Halow”, una pieza que muy posiblemente sería lo más “accesible” del disco, si es que realmente podemos hablar de accesibilidad en una obra como esta. “Det Tomme Kalde Morke” es black metal por la vena a pesar que en toda su extensión da para mucho y los tiempos cambian y luego hay momentos reposados con coros que doblan la voz de Victonik. Cumbres y valles con tecnología adherida a la pieza en otro buen ejemplo de lo que es capaz esta gente.

El tema más extenso lleva por nombre “Abyss Perihelion Transit” y vuelve a ser otro viaje astral con muchas bases pregrabadas y tecnología envolviendo la malvada voz de Victonik y dejando en un segundo plano la guitarra de Tommy “Guns” Thunberg, aunque va ganando protagonismo a medida que avanza el tema. “Requiem Aeternum” es una coda dominada por el piano y voces femeninas además de coros. Un poco queda como ese “Christedom” de Paradise Lost en el Icon. Más enigmática y pausada, pero bella y dando otra cuerda más al arco de lo que demuestran Dødheimsgard. La verdad que el potencial y variedad del grupo son su razón de ser…

Black Medium Current es un auténtico desafío y un viaje hacia lo desconocido por parte de unos noruegos que pronto o tarde van a estar en boca de la escena. Cada canción es un algo mutable y cambiante mezclando el black metal de base con todo tipo de influencias bañadas en oscuridad y maldad. Podemos hablar de electrónica, de rock progresivo, de metal oriental, de blackened thrash e incluso de avant-garde. Y aquí está el triunfo de todo: que todo tiene sentido y que todas sus extensas canciones atrapan y sorprenden. A todo esto, añadamos que parece que el bueno de Victonik parece un personaje importante, por lo que el grupo lo tiene todo para emerger. Apunten el nombre: Dødheimsgard, o DHG para los amigos.

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.