Otros que están de vuelta, y ya van unos cuantos, son los norteamericanos Dog Eat Dog que, oh sorpresa, son una de las bandas que más marcaron mi alborotada adolescencia. Los de Bergen County se han enfrascado en una gira europea para celebrar las bodas de plata de su masivo All Boro Kings (1994), que les está llevando a patearse media Europa, continente en el que siempre han tenido bastante mayor aceptación que en su América natal. Curioso, cuánto menos, este fenómeno; creo que daría para Top 5 de mi colega Tàrrega…
Pues bien, como viene siendo tradición en un acto revival de este calibre -que tuvo lugar en la más pequeña de las Razz el pasado miércoles, 25 de septiembre-, lo más granado del panorama hardcore del extrarradio barcelonés (y extiendo los límites del término «extrarradio» hasta Girona…) nos reunimos allí para ver qué tal le sentaban las canas a los buenos de John Connor (el vocalista de la banda, no el personaje de ficción que protagoniza la franquicia ideada por James Cameron Terminator) y al bajista Dave Neabore, únicos miembros originales de aquella época, junto al batería Brandon Finley (en la banda desde su época del Play Games, 1996) y a los «recién llegados» Roger Hämmerli (guitarra) y Bozez (saxofón).
Slimboy
El trío suizo saltó a escena muy temprano… tan temprano que solo éramos cinco los allí presentes cuando empezaron a sonar los primeros acordes de «Let It Go», tema incluido en su último larga duración, Sail On Sailor (2017). De hecho, todo su setlist, que creo que acortaron visto el panorama, se centró en el anterior citado álbum y en su más reciente obra, el EP Hopeless & Addicted, que vio la luz hace solo un par de meses.
Aún así, los punk rockers originarios de Basilea demostraron, no solo profesionalidad, sino un increíble sentido del humor y, por encima de todo, un talento que solo una carrera tan dilatada como la suya puede conformar. Porque ellos lo ha visto y lo han vivido casi todo: firmar con un sello importante (EMI/Virgin Records publicó sus dos primeros trabajos de estudio), recorrer todo el mundo (han tocado junto a bandas del calibre de MXPX, The Ataris o Fenix TX), grabar en Los Ángeles e incluso han tenido bastante éxito en su país natal.
No puedo decir que en Barcelona se metieran al público en el bolsillo porque, entre otras cosas, para ello hace falta que haya… pues eso: público. Pero bueno, para cuando acabaron su show con «I Felt Hope», ya éramos como 10. En fin. Pero, independientemente de cuántos fuéramos, es de agradecer su entrega pues os aseguro, por experiencia propia, que tocar ante una sala tan fría no es para nada agradable. Si no, que se lo pregunten a Silvio, tremendo batería de la banda, cuya cara era un poema en más de una ocasión.
Setlist Slimboy:
Let It Go
Hopeless & Addicted
’92
14.10.15
Downfall
Heart’s All Gone
Never Let It Die
I Felt Hope
Waltari
Cuando faltaban un par de minutos para que fueran las 20:15, una versión reducida de los finlandeses Waltari (pues solo se presentaron cinco de los siete componentes de la banda; desconozco el motivo de la ausencia del guitarrista Sami Yli-Sirniö, quien me imagino que estará girando con Kreator) salía a escena… y con ellos llegó el espectáculo. Con una sala que, aunque pobre, ya mostraba una mejor entrada, la banda liderada por el excéntrico Kärtsy Hatakka, quien se llevó el premio de la noche a los pantalones más feos, nos dio toda una clase magistral de diversidad musical.
Lo primero que uno percibe al ver a la banda es lo heterogéneo de su aspecto físico. Desde el atuendo de chino barato de barrio de su vocalista, hasta el aspecto más blacker de Kimmo Korhonen, su guitarrista principal, quien lucía una camiseta de los infames Cradle of Filth. La verdad es que su aspecto físico es un fiel reflejo de su propuesta musical, por momentos progresiva, por momentos alternativa y, casi siempre, impregnada de ese toque electrónico que el teclista Jani Hölli aporta a tan caótica mezcla.
Otra cosa que me sorprendió es ver el bajo postrado sobre el escenario y que se pasó casi toda la noche sin apenas ser tocado. Las ocasiones en las que Kärtsy lo utilizó bien podrían contarse con los dedos de una mano. Una cosa que mi compañero Ray me dijo, y de lo cual yo no me di cuenta, es que las cinco cuerdas del bajo estaban colocadas como si su intérprete tuviera que ser diestro, cuando Kärtsy es zurdo. Sé que como anécdota es una puta mierda, pero desde mi ignorancia, me imagino que para un zurdo no debe de ser tarea fácil tocarlo así.
Entre bromas, saludos al respetable (en más de una ocasión el vocalista bajó a la pista para saludarnos a todos los allí presentes personalmente), se fueron sucediendo los temas. tras la inicial «Pigeons», la banda se presentó y nos recordaron que esa era su segunda visita a España, en sus más de 30 años de carrera. Cayeron temas que ya tienen más de dos décadas, como su fabulosa versión del clásico de Madonna «Vogue», incluida en su álbum de 1992 Torcha!, o «So Fine», incluida en su álbum con el mismo nombre de 1994. Pero también hubo momentos para regalarnos canciones más próximas en el tiempo, como el que hasta ahora es su último single publicado, «Postrock», que vio la luz hace menos de dos semanas.
Los de Helsinki son sabedores de lo variada de su propuesta, y durante su actuación dieron buena cuenta de ello; «Only the sky is the limit», dijo Kärtsy justo antes de interpretar «Orleans». Su actuación finalizó con dos temas rápidos, como son «Atmosfear» y «One Day».
Una muy buena actuación. La banda fue capaz de convertir las caras de sorpresa iniciales del respetable en una cerrada ovación tras sus casi 45 minutos de actuación.
Setlist Waltari:
Pigeons
Walkin’ in the Neon
Postrock
Vogue (Madonna cover)
Orleans
Skyline
Far Away
So Fine
Atmosfear
One Day
Dog Eat Dog
Los 15 o 20 minutos que transcurrieron antes de que el plato fuerte de la velada tomara el escenario, fueron amenizados con un hilo musical de lo más bizarro, que consistía en versiones metal de varios himnos nacionales, entre ellos en de Finlandia. La verdad es que yo no me di cuenta al principio, pero el bueno de Ray, app en mano, me dio la buena nueva. Por cierto, que él me ha pedido que os diga -como buen fotógrafo que es- que las luces, una mierda.
Nunca antes había visto a Dog Eat Dog , y por fin me pude quitar la espinita que tenía clavada, pero mucho me temo que solo a medias, pues no fue el bolaken que yo me esperaba y creo que, al igual que yo, mucho de los allí presentes salieron de la sala algo desencantados.
A las 21:30 en punto dio inicio su hora de bolo. Sí, eso es. Una horita y para casa. La verdad es que desconozco el motivo por el cual decidieron acortar y cambiar el orden de su set, dejando así en el tintero algún que otro tema, como la mítica «Isms» y la mayoría de versiones que vienen interpretando durante esta gira, como «Basket Case» de Green Day o «Just Another Victim», tema interpretado por Helmet y House of Pain y que abre la banda sonora, la mejor de la historia, de Judgment Night (1993). En fin…
La cosa empezó tal y como empieza su All Boro Kings (1994), con «If These Are Good Times», y con la promesa de que esa era nuestra fiesta de cumpleaños mientras recordaban su última visita a esa misma sala durante la que fuera la gira de celebración del 20º Aniversario de su, en mi opinión, mejor álbum, Play Games (1996), festival que tuvo su apoteósico final en el Kararocker de la Rocksound.
«Think», segundo tema del álbum homenajeado fue la segunda en sonar, seguida de… no, todavía no era la hora de «No Fronts», sinó de «Pull My Finger», durante al cual el Sr. Connor se dedicó a disparar, amistosamente, agua sobre sus compañeros de banda. Acto seguido, llegó el momento de presentar al bueno de Bozez… y digo lo de «bueno» porque, ay criaturica mía, este señor tiene una cara de bueno que no puedo con ella; me’l menjo! Para quienes no estéis al quite, Bozez es el saxofonista de la banda y, por muy poco que les conozcas, ya deberías de saber que, tras la presentación del tipo que sopla el saxofón, es momento de empezar a brincar al ritmo de «Who’s the King?», temarral entre los temarrales y que, como no, hizo las delicias de los allí presentes… de tod@s, pues tampoco éramos tantos. Cuál intrépido periodista, decidí indagar para ver qué se cocía en la olla, y por momentos fui partícipe de ese bello arte de correr en círculo empujando al respetable. Creo que no lo hacía desde la visita de Suicidal Tendencies de hace ahora un par de años. Cuando el tema llegó a su fin, John (Connor) nos preguntó a los allí congregados cuál era la mejor cerveza de España a lo que yo, obviamente, respondí: «¡Cruzcaaaaaampooooo!». Pero no, el tipo se abrió una Estrella mientras él mismo respondía a su propia pregunta, asegurando que «La mejor cerveza es siempre la que es gratis y fría.» Y así cayó su primera (y creo que única) cerveza de la noche, pues según explicaba, el moraillo de la noche anterior tras su paso por la Copérnico de Madrid fue… digamos que «complicado».
Con «Strip Song» se empeñaron en hacernos sudar un poco más mientras nos presentaban a su stage manager, quien en contadas ocasiones se encarga de tocar la trompeta; Tobi Vogelfänger creo que se llama. Y siguiendo el orden que dicta All Boro Kings, «Queen», con especial dedicatoria a las ladies in da houze, sonó a continuación. «In the Doghouse» (primer tema escrito por la banda en el año 1990), «Funnel King» y «What Comes Around», ya con la presencia sobre el escenario del tour manager, encargado de hacer las segundas voces durante unos cuantos temas, sonaron a continuación, justo antes del segundo momento álgido de la noche, la interpretación de su celebérrimo himno «No Fronts».
La recta final de su show dio inicio con «Rocky», tema con el que nos devolvieron a los Dog Eat Dog más punkies. Dave, bajista de la banda, fue el encargado de cantarla (al igual que sucede en Play Games) enfundado en su bata de Rocky Balboa, mientras Joel Bader, vocalista de Slimboy, se encargaba de aportar las lineas de bajo. La verdad es que fue, con todo el dolor de mi alma, la peor de la noche (con diferencia), entre otras cosas por el inicio tan atropellado con un Brandon Finley a la batería que andaba algo «perdido». Pero bueno, para resarcirse, fue el encargado de sustituir a Robert Fitzgerald Diggs, más conocido como RZA, de mis héroes Wu-Tang Clan, durante la interpretación de «Step Right In». Pero no, lejos de ofrecernos una cosa digna, la cosa sonó bastante mal. La verdad es que el hecho de ser negro no te convierte en un buen rapero. Ah, por cierto, el encargado de tocar la batería mientras destrozaban el tema fue Ville Vehviläinen, batería de Waltari.
Y justo después, para bajar aún más el sufflé, John se encargaba de comunicarnos que, no sé todavía porqué, tenían que ir acabando con el consiguiente recorte en su setlist. «XXV», de su más reciente Brand New Breed (2018), fue la encargada de poner el punto y final a su actuación, y en esta ocasión, la cosa sí sonó de fábula. La conversación banda-público con esos «When I say ‘dog’ you say ‘eat’…» fue un bello broche final para una noche que me dejó un poco-bastante a medias.
Setlist Dog Eat Dog:
If These Are Good Times
Think
Pull My Finger
Who’s the King?
Strip Song
Queen
In the Doghouse
Funnel King
What Comes Around
No Fronts
I Got 5 on It (Luniz cover)
Rocky
Step Right In
XXV
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.