Más de 80.000 personas acudieron a la segunda edición del Download Festival de Madrid y en Science of Noise, ¡no íbamos a ser menos!
Antes de empezar con el resumen de las actuaciones, debo hacer mención a los asistentes. Un bravo en mayúsculas por la paciencia, por el buen rollo y por el respeto demostrado en este festival. Las cosas positivas, siempre hay que destacarlas.
También me gustaría dedicar unas líneas a hablar sobre la organización del evento. Una semana antes del evento empezaron a informar sobre lanzaderas nocturnas y canjes de pulseras, lo que me parece bastante justo. El canje de pulseras, para poder entrar al recinto ahorrándote algo de tiempo de cola, inicialmente sólo estuvo disponible a partir del jueves 28. Además, solo se podía entrar por el acceso de la Calle Perales, imaginad el follonaquer que se podía prever sin ser demasiado listo. Ante los centenares de mensajes de queja, decidieron habilitar las taquillas desde el miércoles, un día antes. Lo que nadie imaginó fue que las pulseras repartidas durante ese día eran las sobrantes del año anterior que llevaban mal tachada la fecha de 2017. Me pareció muy cutre. Las otras pulseras eran similares a las que te ponen en los hospitales cuando te ingresan. Precioso todo.
Los food trucks, la zona de merchandising, bares, stands de firmas, servicios médicos, muchos baños y muy limpios… fantástico. Lo del cambio de moneda por tuents te obligaba a superar una cola más, pero iba bastante rápido. El personal era muy amable, aunque el primer día iba algo perdido, lo normal dada la magnitud del evento. También aplaudo la iniciativa de la caseta de “punto de información y atención contra agresiones sexuales”, aunque por la madrugada estaba cerrada y restaba efectividad.
En fin… volvamos al jueves, primer día de festival. El ambiente, como decía, era genial. La gente estaba muy animada, con ganas de compartir la experiencia con sus amigos o parejas, ver a sus grupos preferidos… después de superar la cola para entrar, claro. Eso sí es supervivencia y no lo de Bear Grylls.
Con unos minutos de retraso, abrieron puertas. Los afortunados que entraron pronto en la Caja Mágica pudieron ver a los Altair, la banda que abrió el festival. Tesseract estrenó el stage 1 con “Luminary”, actuación que muchos decidieron ver sentados desde la poca sombra de los laterales, ya que el calor era sofocante. Ni un manguerazo de agua en todo el festival, vuelta y vuelta, como pollos. Mientras, los más valientes saltaban al ritmo de “Smile” o “King” y hacían fotos a la banda, ya que podían verles muy de cerca. El stage 2 lo inauguró Kaiser Franz Josef seguido de los suecos Backyard Babies en una actuación que fue de menos a más, con un sonido poco nítido, bajo mi punto de vista. Pese al calor que estaban pasando los pobres, lo dieron todo durante su tema “Th1rt3en or Nothing”.
A continuación disfruté de una de las bandas a las que más ganas tenía de ver en esta primera jornada, los suecos del death metal melódico Arch Enemy. Empezaron con “The World is Yours” tema que puso al público a saltar como locos ya desde el inicio de su actuación, una pasada. Sonaron, a continuación, canciones como “War Eternal” y “The Eagle flies Alone” para cerrar con “We will rise” y “Nemesis”. La vocalista, Alissa White-Gluz, estuvo impresionante. Además de una interpretación enérgica, animaba a un público que, en ocasiones, se despistaba por el aroma a vertedero, presente durante los tres días de festival; “eau de cloaca”.
A la misma hora tocaba Foscor en el stage 3. Da gusto ver a la banda catalana en un festival tan importante como este. Abrieron con “Instants” y “Ciutat tràgica” y fueron bien acogidos por el público.
De nuevo tocaba moverse al stage 2 para vivir el thrash metal de Kreator, que abrieron con “Phantom Antichrist”. Resultó muy extraño verles tirar confetis y tocar a plena luz del día. De todos modos, se entregaron por completo y dieron un muy buen show con temas como “Satan is Real” o “Pleasure to Kill”.
Volvamos al stage 1 para analizar la actuación de uno de los más esperados de la jornada, ya fuese porque los fans querían verle o simplemente por curiosear. La legión de fans se agrupaba en las primeras filas. Había muchísima gente que vestía camisetas del reverendo; llevaban lentillas blancas y caras pintadas de blanco que se derretían por el calor.
“Es la primera vez que le vemos y estamos muy emocionadas. Espero que suene “Kill for me”, una de mis preferidas”, me explicaba una adolescente de pelo azul y lentillas blancas llamada Cala.
Otras fans soñaban con la participación de Johnny Deep como guitarrista, algo que no sucedió.
Me encanta Marilyn Manson y, de hecho, os confieso que esperaba aquel momento desde hacía muchísimos años. Pude verle de cerca, lo cual fue todo un logro dado los miles de asistentes que se acercaron a verle. Aun así, voy a ser objetiva.
Lo primero… ¿a quién coño se le ocurre poner a este señor de día? El juego de luces y el espectáculo merecía un entorno más oscuro, ¡hombreee! Ya nada queda de aquellos conciertos de los noventa en los que el aclamado y temido anticristo del rock dejaba a todos con la boca abierta. Era consciente de que no íbamos a ver a aquel Manson sino a uno menos en forma cuyas actuaciones estaban acompañadas por varias banderas y una potente simbología, como ocurrió con su particular bandera de Estados Unidos.
Arrancaba el concierto con la mítica “Irresponsible Hate Anthem” con un público que enloqueció cuando lo vio aparecer entre la niebla artificial. Fue un buen inicio, aún tenía energías, aunque había estrofas en las que parecía arrastrar las palabras. “Angel With the Scabbed Wings” dio paso a algunos gallos (gallos satánicos si lo preferís) y nos trajo “Deep Six”, uno de los éxitos de su penúltimo álbum. “This is the New Shit” volvió a enloquecer al público mientras le observaba arrastrarse por el suelo y cambiarse de vestuario. “Disposable Teens” dio paso a una gran canción, interpretada reguleramente en directo: “mObsene”. Manson hizo otro de sus parones para conectar con el público, que seguía envuelto por el “eau de cloaca” que os comentaba antes… tremendo. Pidió la colaboración del público y sacó al escenario a tres chicas y a un chico, que bajo la presión de Manson, se acabó quitando la camiseta. El chico lo dio todo, yo recomiendo que se lo lleven de gira, porque dio mucho juego y el público le vitoreó con entusiasmo. “The dope show” empezó con el estribillo de “I Don’t Like the Drugs but The Drugs Like Me”, lo que me descolocó un poco. “Sweet Dreams (are made of this)” animó al personal, todos se la sabían y ese sí fue uno de los momentos de conexión real con el artista. Después de “Say10” vinieron las dos últimas canciones, las míticas “Antichist Superstar” y “The Beautiful People” que puso broche a un show correcto que personalmente me gustó y disfruté pese a todo.
En otros estadios tocaban Iron Reagan y Exhorder antes de la llegada de Rise Against, un lujo haber podido escuchar su punk rock en directo. Fueron, bajo mi punto de vista, la segunda mejor actuación de la jornada.
Myrkur me sorprendió por su puesta en escena, la cantante iba vestida de blanco, con el micrófono decorado con flores rosas mientras sus compañeros vestían de oscuro, para que todo el protagonismo fuese para la vocalista. Pero no todo era atrezzo, no había escuchado antes a esta formación danesa y la verdad es que les tendré presentes a partir de ahora. Recomendados.
Y llegaba Avenged Sevenfold, lo más esperado y, para mí, el mejor concierto de la jornada pese al vocalista, que no estuvo a la altura de sus compañeros. Como el recinto no estaba tan masificado como el viernes pudimos disfrutar, sin empujones, de la actuación. Del show me sorprendieron dos cosas: el propio concierto y el público, que no paró de saltar, cantar y animar a la banda de principio a fin. Sé que pensaréis “joder Soraya, pues como todos” … pues no. Aquí no se notó ni el cansancio ni hubo bajadas de ritmo, increíble espectáculo de luces, fuego, el momento esqueleto gigante … Aquí se notaba que el ambiente era más bien adolescente (hablo de edad física porque de espíritu todos los que pisamos el festival éramos unos jovenazos).
Empezaron con “The Stage” y la emotiva “Afterlife”. Otros temas que tocaron para deleite del público fueron “Welcome To The Family” o “Buried Alive” en la que utilizaron fuego a cascoporro y las llamas envolvieron el escenario. A mí me flipó. ¿Sabéis cuando disfrutas viendo a un grupo que sabes que se lo está pasando en grande? Pues eso. Eso es exactamente lo que transmitían los Avenged Sevenfold. Era la primera vez que les veía y merecen mucho la pena. Llegaba la recta final con “Nightmare” o “Eternal Rest” y, tras un pequeño respiro sonaron los bises acompañados por algunas gotas de lluvia que aparecieron para refrescar el ambiente. Entre medias de “Shepherd On Fire” y “Unholly Confessions” apostaron por tocar “A Little Piece Of Heaven”.
Mientras todo esto ocurría, los Pennywise la liaban parda en el stage 3. Los estadounidenses terminaron su concierto punk rock con una particular versión de “Stand by me”, de Ben E.King. La verdad es que sonaba genial.
Terminados Pennywise y Avenged Sevenfold tocaba el turno de A Perfect Circle y el aluvión de quejas. Os explico los motivos…
A Perfect Circle ya empezaría con 10 minutos de retraso por culpa de los Avenged, que metieron sin permiso la canción de “A Little Piece of Heaven”. El inicio del concierto no llegaba ni patrás. Los fans, tras 15 minutos esperando, empezaron a cagarse en todo. Muchos de los allí presentes habían ido al festival por ver a este grupazo de rock alternativo, así que imaginad sus caras… Aquí he de decir que el grupo se quedó, pese a todo, en el escenario, hablando y animando a los asistentes. Con solo media hora de concierto, o algo menos, pudimos ver un poco de ese increíble espectáculo que ofrecen. Destacar “The Contrarian”, “The Doomed”, así como “So Long, and Thanks for all the Fish” y “The Outsider”, el cierre de este intenso y breve concierto. Qué pena…
A punto de morir del dolor de piernas, me arrastré al stage 4 para disfrutar un rato de los Galactic Empire antes de irme a descansar. A ver, aquí ya fui por friki. Lo cierto es que me hizo gracia escuchar, en su particular versión rock, las míticas “Main Theme” de Star Wars, “The Imperial March” o la “Cantina Band”. Un final divertido para esta jornada que me dejó agotada, pero con ganas de mucho más… Los Guns N’ Roses nos esperaban…
Me gusta la música, me encanta el rock ¡y me vuelve loca el metal! «Hay demasiada maldad en el mundo como para seguir también ese camino» (Dio).
Otros dioses que me acompañan: literatura, star wars, anime y todo aquello que me haga (son)reír.