Dream Evil ha sido siempre de blanco o negro, playa o montaña, amor u odio. Mientras que a los más cachondos podrán divertirse con las letras infantiloides-absurdas y disfrutar de la música en sí, los que buscan profundidad, contenido profundo y algo más que únicamente la melodía se alejarán de los suecos como de la peste.
A pesar de haber sido una especie de supergrupo en sus inicios, cuando el prodigio griego Gus G. (Firewind, Ozzy, ex Mystic Prophecy) y el multifacético Snowy Shaw (Notre Dame, Dener / Shermann, ex King Diamond), ahora casi se arrastran por la escena buscando su lugar. Con cinco álbumes a la espalda y tras un paréntesis de siete años, Pete Pain (Peter Stålfors, bajo), Ritchie Rainbow (Fredrik Nordström, guitarras, teclados), Nick Night (Niklas Isfeldt, voz), Mark Black (Markus Fristedt, guitarra) y Pat Power (Patrik Jerksten, batería) están de vuelta con su particular heavy power metal.
Ya has oído hablar de Dream Evil, así que veamos qué es exactamente Six y lo que puedes esperar del quinteto sueco: riffs chillones, estribillos pegadizos y cursis y letras rayando lo absurdo. «Dream Evil» (estoy sorprendido, nunca habían usado el nombre de la banda como título de una canción) abre el álbum de una a modo de medio tiempo, ritmos pesados y baterías explosivas, casi como una llamada a la guerra. El estribillo cuenta con algunos coros muy a lo HammerFall, canción perfecta para el headbanging. Le sigue «Antidote», con líneas pegadizas, un doble bombo rápido y riffs molones de Nordström, así como de un abuso de esos coros pegadizos tan característicos. La mejor parte del álbum está compuesta por «Sin City», que es bastante potente. Repleta de groove y feeling, la canción es muestra inequívoca de que estos chicos saben cómo crear música que atrape perfectamente.
Lamentablemente, ahí es donde terminan los fragmentos geniales del álbum. Es cierto que la balada «Creature of the Night» y «44 Riders» tienen calidad y pueden hacerte mover el pie, pero el resto de las canciones me han parecido aburridas, cuando no totalmente cómicas, como «Six Hundred and 66», que como mucho podría ser ruido de fondo. Temas de relleno como «Hellride», «Broken Wings» y el intento-de-himno «We Are Forever» deberían haber sido dejados de lado completamente, mientras que en «The Murder Mind» intentan ir del malotes al principio para acabar casi en una radiofórmula.
Otro par de canciones de pueden recuperar hacia el final del álbum. «How to Start a War» es divertida, con Niklas Isfeldt cambiando un poco de su voz nasal y recordándonos a Andi Deris (Helloween) y un solo fresco lleno de distorsiones, mientras que «Too Loud» podría fácilmente ser de Primal Fear. La canción tiene un timbre de guitarra muy singular y ese rock ‘n’ roll-meets-heavy metal por todas partes. La ejecución, sin embargo, es de primera categoría. Nordström es un maestro en su arte y en las transiciones entre temas pesados a otros más ligeros.
Resumiendo, Six es un conjunto con partes instrumentales frescas y pasajes pegadizos, pero las letras infantiles y la presentación torpe, que se está convirtiendo en la marca registrada de Dream Evil, lo estropea. Realmente, mi sobrina podría escribir mejores letras. Esto, junto al hecho de que hay demasiados temas de relleno y canciones mediocres, lastiman el producto final considerablemente. No puedo dejar de pensar que si hubiesen lanzado solo tres o cuatro canciones a modo de EP («Dream Evil», «Antidote», «Sin City» y «Too Loud»), habría sido digno de una gran puntuación. Sin embargo, obtienes 12 canciones durante casi 52 minutos, lo que se hace fastidioso y molesto.
Artículo publicado originalmente en Metal Symphony Website: http://www.metalsymphony.com/dream-evil-six-century-media-records/.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.