¿Qué sucede cuando uno de los maquinistas principales de tu locomotora se apea de la máquina que ya circula a cierta velocidad a las puertas de llegar al destino final? Pues que tienes dos opciones, o bien entrar en pánico y tirar del freno de emergencia, o bien guardar la calma e intentar que alguien más se sume para no descarrilar. Por suerte para todos los que nos hemos ido subiendo a esta locomotora como pasajeros en estos años, Dry River ha tirado por esta segunda opción, ha rearmado la banda con dos nuevos miembros, y ha recurrido a los servicios profesionales de toda una eminencia en este país en la producción como es Carlos Raya. Cuarto creciente (2022) es el resultado de la nueva dirección que toma esta locomotora, que no parece cesar en su empeño en llegar tan lejos como le sea posible y de ir sumando nuevos fieles. ¿Lo conseguirá? Tan solo el tiempo dirá. Esperemos que los buenos augurios de la luna creciente los acompañen…
Mientras tanto, echamos un par de atentas orejas a todos y cada uno de sus nuevos temas para decidir si esta nueva dirección nos convence del todo o nos deja con cierta añoranza de su etapa anterior. Al tener la suerte de haberlos entrevistado unos días antes de la salida de este trabajo, se nos han desvelado algunas claves para entender todo aquello que trasciende a la creación del álbum en sí a nivel musical y que te permite ir un poco más allá para entrar en el ámbito más personal y motivacional de los distintos implicados en el proyecto.
“Culpable” es el tema de presentación tanto de esta nueva etapa de Dry River como de Cuarto Creciente. Llevamos conviviendo con él como primer sencillo desde el pasado día 19 de septiembre, por lo que es el tema que más veces hemos podido degustar. La apuesta por él es fuerte, hasta el punto de que se ha editado un videoclip promocional del mismo. Su sueve inicio de piano melancólico da paso a lo que vendrá a ser la base melódica dominante de todo el tema, una combinación de coros que junto al sonido de unas campanas tubulares constituyen la espina dorsal del mismo y su rasgo distintivo. Y si empezábamos de manera melancólica, enseguida se nos conduce por derroteros mucho más combativos, pues al final de lo que trata el tema es de la injusticia, sentimiento que hace que la voz de Ángel Belinchón pase por toda una serie de registros según lo que nos quiere transmitir, tal como indica con su letra: miedo, ira, crueldad… Los agudos tonos del estribillo se nos instalan fácilmente en la memoria y es fácil encontrarse tarareándolos casi sin darte cuenta a cualquier hora del día. Gran trabajo vocal en todos los sentidos, tanto coral como principal, que hacen que el tema rezume a himno por todos los costados y que a bien seguro sonará como tal en sus próximos directos.
¿Será “Segundo intento” un tema autobiográfico con el que reflexionar sobre el nuevo arranque de Dry River? Yo me decanto por ello, ni que sea de forma metafórica. Arder y renacer, como dice su estribillo, bien podría aplicarse a la situación que han vivido en estos últimos años, aunque en realidad esta frase pueda hacer referencia a todos aquellos obstáculos que nos vamos topando en la vida e intentamos superar. Este tema se estrenó en directo el pasado 1 de octubre durante su actuación en el FeCStival de Castelló y ya nos dejó con unas muy buenas sensaciones. Su virtud es que es un tema que entra a la primera y a su vez es de gusto refinado y exquisito gracias a esas letras tan poéticas que caracterizan a Dry River y esos tonos tan dulces en su estribillo que son puro sentimiento, bien arropados por un teclado de apoyo que lo ensalzan. A destacar por un lado los punteos de regusto aflamencado que aparecen a lo largo y ancho del tema, así como un interludio de reminiscencia floydiana que culmina en un bello y sugerente solo de guitarra interpretado en dos tramos por los dos guitarristas de la banda, dejando cada uno de ellos su impronta. Una preciosidad de tema, una invitación a la autosuperación que nos deja con la piel de gallina y con ganas de seguir ahondando en esta aventura auditiva que nos ocupa.
“La libertad” son de aquellos temas que se decantan por tirar de estribillo tan solo empezar, repitiéndolo en diversas ocasiones convirtiéndose de esta manera en el centro de atención, e incluso utilizándolo con una pequeña variación como final, cerrando el círculo. Yo aquí creo vislumbrar influencias de Carlos Raya en esos sintetizadores ochenteros que van salpicando el tema aquí y allá entre estrofas y que contrastan con esos riffs de guitarras más potentes. Tema lleno de altibajos constantes, nos hace viajar por atmósferas relajadas que acaban acelerándose y al revés, así una y otra vez, descolocándonos del todo pues no sabemos si nos encontramos ante una balada, un medio tiempo o algo mucho más enérgico. Me ha costado encontrarle el punto al principio, pero como casi todo en la vida, si le das una segunda oportunidad, acabas descubriendo su encanto.
Las intenciones son mucho más claras y definidas con “La serpiente”. Hay oscuridad, contundencia y rabia en esencia, así como un tempo mucho más uniforme a lo largo del tema, tan solo roto por un intenso tramo instrumental en que solos de guitarra, piano y voces corales celestiales comparten protagonismo. Volvemos al recurso anterior de empiece/acabe con el estribillo, pero aquí no recae tanto el foco sobre él, sino en todo lo que queda englobado entre medio, una serie de estrofas en las que no se estructuran frases como tal, sino que se recitan palabras y fragmentos sencillos, que sin embargo nos describen a la perfección todas esas características y situaciones atribuibles a las relaciones bicéfalas de liderazgo/dominación. Resulta curiosa esta temática recurrente en la discografía de Dry River, que ya sido tratada en temas anteriores como “Oda al líder”, “Rosas y gaviotas” o “Peán”.
Nos faltaba dar con la balada por antonomasia imprescindible en cualquier trabajo de la banda castellonense, y por fin la encontramos en “Si estás tú”. Piano, coros, voz solista, así va engranándose el tema poco a poco, sin prisa, uniéndose el resto de los instrumentos sucesivamente, apareciendo y desapareciendo según la intensidad del tramo en que nos encontremos. Aquí las melancólicas y sugerentes melodías son puestas al servicio de un Ángel Belinchón que se luce exponiendo sus sentimientos y poniéndolos a flor de piel.
“Capitán Veneno” se estrenó en exclusiva en el programa de Radio 3 El Vuelo del Fénix el pasado 15 de septiembre, siendo el primer adelanto auditivo a modo de aperitivo y en el que descubrimos que el progresivo al más puro estilo Dream Theater también tiene su cabida dentro de esta obra. Oscuro en su inicio, conserva ese aire misterioso, casi como de cántico guerrero, durante todo el tema. El minuto de gloria que dura el solo instrumental es para enmarcarlo. Seguro que los Dry River de antaño hubieran alargado el tema un par de minutos más ya que iba directo a candidato a tema épico del álbum, pero qué queréis que os diga, a mí me parece que así también cumple su función más que sobradamente.
Con “Calles inundadas” hubo flechazo instantáneo en cuanto salió el pasado 27 de septiembre. La temática que aborda es para emocionar al más insensible ser del planeta, pues a todos nos ha tocado de lleno vivir una pandemia que nos ha puesto nuestro ordenado mundo del revés. ¿Se puede hacer poesía del dolor y la desolación? ¡Por supuesto! Y es que aquí lo de la poesía es literal. En el último de los tramos en los que queda dividido el tema, Ángel se arranca a recitar una de cosecha propia, de esas que te arrastran desde la tristeza más absoluta al subidón positivista en 3, 2, 1. No deja de sorprender la inclusión de nuevos recursos en su música para resaltar las emociones, y un claro ejemplo de ello se encuentra aquí, en perfecta armonía con su ADN más tradicional. Sumar y sumar solo puede dar como resultado una obra maestra. Para mí, clara candidata a canción perfecta en la que espero algún día ahondar en profundidad.
“Funeral” resalta esa faceta divertida a la que Dry River nos tiene tan acostumbrados. En cada trabajo de la banda siempre hay un lugar especial para el humor, ya que ellos son así, derrochan simpatía y de alguna manera necesitan canalizarla a través de su música. Aunque esta vez el compositor de la letra ha sido Carlos Raya, es evidente que ha habido entendimiento mutuo, pues ha sabido captar la esencia de este factor tan importante para ellos. Esta pieza te arranca una sonrisa tan solo empezar que no decae en ningún momento gracias a su trepidante dinámica. Aquí notamos influencias en sus guitarras de Queen, pero como siempre, llevadas a su terreno. El solo del final de piano ejecutado por Luis Prado (Señor Mostaza, M-Clan, The Flauters) acompañado por unos coros y palmas eleva el tema a otra dimensión. Todo un puntazo de final que se cierra con unos acordes y sonido de guitarra de lo más siniestros.
“Despedida” no podía estar en otro lugar más evidente que echando el cierre a Cuarto creciente. Y no, esta despedida no es triste, no es la de punto y final, sino la de puntos suspensivos, la de quizás vuelva a haber un hola de nuevo si nos volvemos a encontrar en el camino. A mi me da que estaban pensando en Carlos Álvarez cuando la compusieron, será cuestión de guardarme esta pregunta para salir de dudas la próxima vez que tenga ocasión de hablar con ellos. Sea como fuere, un broche final que concuerda a la perfección con uno de los lemas de la banda: ¡siempre hay que buscar el lado bueno de las cosas malas!
Y ahora es a mí a quien le llega el turno de despedir esta reseña, el momento más difícil de todo el escrito, el de mojarse para dictaminar si estos renacidos Dry River van en la dirección correcta según mi humilde punto de vista. Cuarto Creciente como presentación de esta nueva etapa pone el listón muy alto, se vislumbra un cariño y mimo especial en todas y cada una de sus composiciones y mucho trabajo detrás. Respetando el marco ecléctico en el que suele moverse la banda, se ha buscado un poco más de concreción y definición versus aquella locura más desatada de etapas anteriores. Entiendo y comparto esta nueva apuesta, aunque por mi forma de ser y sentir, echo en falta precisamente esa chispa difícil de definir que hacían tan especiales a esta banda. Siempre he comparado a Dry River con Dalí en el ámbito de la pintura, ambos artistas de genialidad innegable, con esas pequeñas obsesiones con ciertos temas, una simbología propia y una capacidad de sorprender apabullante. Mientras siga conservando ese paralelismo en mi mente y en mi corazón, querrá decir que la cosa va bien…
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!