Si hay que ir hasta Madrid para despedir la gira de los castellonenses Dry River de Cuarto creciente (2022), se va y punto. Esoesasí. Dry River cuenta con un fiel fandom, entre los que me incluyo, que, en la medida de lo posible, los sigue allí donde van pues saben a ciencia cierta que de uno de sus conciertos tan solo se puede salir de una manera: feliz. En busca de esa felicidad garantizada nos desplazamos muchos de los habituales asistentes a las eucaristías drirriviles, ya que además de esta comunión con el todopoder de la música perpetrada por esta grandísima banda, lo que nos mueve también es esa sensación de pertenencia a una familia que hemos conformado con el paso de los años. Y si creéis que exagero y por casualidad estuvisteis el pasado sábado 13 de enero en Madrid sabréis que no me equivoco en tal afirmación. Ante la pregunta del vocalista de la banda, Ángel Belinchón, en un momento del concierto sobre cuánta gente venía de fuera de Madrid, me atrevería a afirmar que prácticamente la mitad de la sala levantó la mano. Si eso no es poder de convocatoria… Y es que la ocasión bien lo merecía. Los allí congregados sabíamos que, mal que nos pese, estamos ante un final de ciclo. La gira toca a su fin y hasta que vuelva a reiniciarse la dinámica disco/gira va a pasar tiempo seguro, pues los trabajos bien elaborados necesitan cocinarse a fuego lento y los platos que prepara Dry River son siempre de calidad gourmet.
Pero no nos pongamos tristes antes de hora, que ahora toca rememorar y dar cuenta del genial concierto que se marcaron Dry River en una sala Mon que acabó colgando el cartel de sold-out el mismo día del evento, batiendo todos los récords hasta la fecha de asistentes en sala para la banda. Y es que, algo estarán haciendo bien (o mejor) para que hayamos pasado de las poco más de ciento cincuenta personas que asistieron en Barcelona por poner un ejemplo en abril del 2023, al llenazo de este día. Por en medio, además de la consiguiente continuación de la gira de presentación por otras ciudades peninsulares, han hecho aparición en diversos festivales nacionales (Z! Live, Leyendas del Rock, Ripollet Rock) que a bien seguro habrán ayudado a la propagación boca a boca, que, a fin de cuentas, es la mejor herramienta de marketing posible hoy en día en que la saturación de estímulos nos tiene desbordados.
A media hora de la hora estipulada, la cola empezaba ya a colapsar la calle donde se ubica la sala Mon, cosa que condicionó su apertura de puertas antes de lo previsto y el llenado progresivo de la misma, que se materializó bastante antes del inicio del concierto. Lo cierto es que ver la sala tan llena, incluso un primer piso al que se abrió acceso ya auguraba que lo que estaba por venir iba a ser grande. Sobre el escenario, además de la disposición habitual de los instrumentos, pudimos ver esta vez una pantalla proyectando la portada de su último disco, con esas bellas tonalidades azules que han ido marcando esta última etapa de la banda. Y así, sin presentación oficial por parte de Fanfi, el cómico que suele acompañar y amenizar los espectáculos de Dry River al que por desgracia le fue imposible acudir, empezó el concierto puntual, levantando una ovación tan solo salir y encarar los primeros oh ohs de “Culpable”. La cara de satisfacción que reflejaron los rostros de la banda al comprobar el aspecto de la sala y reconocer entre el público multitud de caras conocidas desencadenó un buen rollo que no hizo más que ir en aumento durante toda la noche. Ángel salió con sus cuerdas vocales on fire, y es que según nos contó más tarde, las pruebas de sonido habían sido más largas de lo habitual a petición de los invitados de la velada, que quisieron asegurar que sus interpretaciones iban a estar a la altura. Si has estado alguna vez en un concierto de Dry River sabrás que siempre se trata de una experiencia inmersiva Dolby Sorround, da igual donde te sitúes que seguramente alrededor tuyo no va a haber ni cristo que no deje de cantar en todo momento, así que, lo mejor es sumarse al carro, ¡y darlo todo!
Tras el trallazo épico/rabioso a partes iguales que destila este tema que abre Cuarto creciente le tocó el turno encadenado a “Segundo intento”, tal y como se enlazan en el disco de forma natural. Belleza es poco para describir todo lo que transmite este tema, que en directo se vive de forma aumentada cuando ves a tu alrededor multitud de manos que se alzan moviendo sus dedos mientras suena su cautivador estribillo “Arder y renacer, con alas en los pies y nubes en los dedos” y sientes cómo los ampulosos teclados de Miquel Centelles ensalzan tan exquisitas palabras. Tras la banda, se fueron proyectando las imágenes del vídeo animado que crearon para este tema, dotando de más emotividad si cabe el momento. Que Guillermo Guerrero no sacara la guitarra acústica como ha hecho en otras ocasiones (aun siendo un punto álgido de la canción en estudio) se lo perdonamos ya que lo suple con elegancia con un sonido limpio de su eléctrica y de alguna manera nos permite dejarnos llevar más por las delicadas armonías vocales que le acompañan, ejecutadas coralmente entre Ángel, Matías Orero, Miquel Centelles y David Mascaró. Qué maravilla es poder contar en un grupo con hasta cuatro personas además del propio vocalista (Guillermo se suma al equipo si no está ejecutando algún tramo complejo a las seis cuerdas) que te puedan armonizar ciertos pasajes, el juego que da abre un abanico de posibilidades infinito al que Dry River sabe sacarle muy buen partido.
Sin pausa ninguna nos adentraron en una tríada de hitazos de su disco anterior, 2038 (2018), a cuál más intenso. “Camino” (o “Pepino” como se la ha rebautizado en clave humorística en algunos círculos) hizo las delicias de sus seguidores, pues es pura energía que invita a cantar y jalear y contiene uno de los solos de guitarra doblados más laureados en los que Guillermo y Matías demuestran su precisión respectiva en los punteos. Su ralentizado final a piano acompañado de los consiguientes la-la-las del público dio paso a la primera intervención de Ángel, quien, tras presentar a la banda, agradeció nuestra asistencia masiva y dio paso al siguiente clasicazo donde los haya, “Fundido a negro” (se echó de menos la visión apocalíptica de Fanfi disfrazado con su máscara antigás).
Todavía no habíamos mencionado a Pedro Corral, batería de la banda, pero lo cierto es que, si te detienes en su sola persona, te das cuenta de cuán importante es el trabajo que ejecuta con su instrumento, siempre aportando ese plus que lo hace distintivo de los demás y que dota a la música de una gran personalidad. Con este tema, se luce en generar esa atmósfera asfixiante que intenta trasmitir la letra, tornándose contundente o marcial donde así se le requiere, y colaborando de esta manera de una forma activa en la creación de sensaciones. Ese último redoble con el que concluye le sirvió para dar entrada al tercer trallazo imprescindible de 2038 “Perder el norte”, un tema que fue cantado de cabo a rabo de forma unánime y que arrancó unos aplausos anticipados en su interludio instrumental previo a otro de los emotivos solazos de guitarra de la noche. Empezaron las sorpresas de la noche con la aparición en el escenario del primer invitado, una persona muy especial para Dry River, pues lo consideran su padrino musical y no fue nadie más que Julio Castejón (Asfalto) el encargado de compartir las tareas vocales con Ángel en la emotiva “La libertad”. Pero, de nuevo, no estuvieron solos, ahí estuvo todo el público dándolo todo con ellos y disfrutando de cada instante que duró este dueto tan profundo que se marcaron maestro y alumno convertidos en hermanos en aquel preciso instante. Ángel se deshizo en elogios hacia Julio y nos adelantó que, tras su finalización de etapa con Asfalto el año pasado, se ha embarcado en un nuevo proyecto del que oiremos hablar en breve. Como sabréis todos los que conocéis a Ángel, no hay quien lo pare cuando coge el micro así que, aprovechando la tesitura, nos introdujo el siguiente experimento que vino a continuación, un medley en el que dar repaso a varios de los temas incluidos en Quien tenga algo que decir… que calle para siempre (2014), una buena manera de recuperar viejos clásicos muy queridos que por desgracia no han podido ser incluidos en esta gira. Menudo detallazo por su parte montar un medley exclusivo para tan solo una noche, pero es que ellos son así de generosos, siempre en busca de la excelencia al servicio de su estimado público.
Ángel, acústica en mano, nos introdujo en este mundo de desleal bipartidismo político que describe “Rosas y gaviotas”, para dar el salto a un tramo de “Informe T-24” que no habíamos escuchado antes en directo (cantada con Julio Castejón en su versión original), tras lo cual enlazaron con la siempre reivindicativa y contundente “Cuanto vales tú”, que hicieron encajar con maestría acto seguido con un tramo de la emotiva “Frascos vacíos”. Preciso hacer un inciso para explicar que, para una servidora, este momento estuvo cargado de un simbolismo especial, pues justo un 13 de enero de hace ocho años fallecía mi abuela a causa de la enfermedad del Alzheimer que tan bien aborda este tema, coincidencias de la vida.
Un regreso a las rosas y gaviotas sirvió para finalizar este inesperado regalo que nos brindaron en forma de prog medley, dando paso a los cuatro temas restantes del repaso a Cuarto creciente que sonaron a continuación. Para mi persona considero que son lo mejor de este disco, por lo que os podéis imaginar el disfrute que supuso oírlas todas juntas de forma seguida. “La serpiente” sonó atronadora, con ese juego de voces tan impactante que te atraviesa y su contundencia percutiva ejecutada por David Mascaró y Pedro Corral, “Capitán Veneno” con su estilo progresivo y un solazo para enmarcar de Guillermo Guerrero y Miquel Centelles nos voló la cabeza, “Calles Inundadas” junto a las desoladoras imágenes sobre la pandemia proyectadas en la pantalla nos emocionó hasta más no poder y “Funeral” nos contagió de su alegría con ese aire tan festivo que destila. Son cuatro temas muy distintos entre ellos que nos muestran los pilares básicos de Dry River: a nivel conceptual tanto se atreven con la crítica mordaz, los sentimientos profundos o el humor, como a nivel estilístico no dudan en desplegar todos esos recursos eclécticos que ellos suelen denominar de una forma divertida surtido Cuétara. Llegados este momento tan intenso vivido, hizo aparición una de las baladas más sentidas de la discografía de la banda, “Me va a faltar el aire”, que tenía que haber sido interpretada junto a Xana Lavey (Celtian), pero que por desgracia no pudo acudir a la cita por motivos personales. Sin duda que hubiera estado de categoría tal dueto, pero como estamos tan acostumbrados a escucharla con solo Ángel a las voces y nos encanta tal cual, cumplió perfectamente con su cometido de ponernos la piel de gallina a un nivel máximo. Yo ya iba por mi segundo momento de contención lagrimal (“Calles Inundadas” fue el primero) y me pareció asimismo ver a Ángel con ese brillo especial en los ojos típico del que está a punto de desbordarse… La de cosas bonitas que son capaces de trasmitir esta gente, ¡copón!
Tras un salto deliberado de los rituales del bis con la idea de no perder un segundo empezó a sonar otro de los himnos progresivos más esperados de la noche, “Peán”, que contó con todo un Israel Ramos (ex Avalanch, Amadeüs, Gräce) como invitado especial a las voces hacia su mitad. Recordemos que este papel ya le tocó asumirlo en su día a Ronnie Romero, así que la expectación era máxima por saber qué tal le iba a ir a Isra en tal cometido, y sí, pudimos constatar que para nada mal, pues de carisma y destreza vocal anda más que sobrado. Menudo cántico guerrero se cascaron entre los dos, con la complejidad que encierra y cómo lo bordaron… Y es que este tema de más de diez minutos es tan intenso que resulta asombroso que se pueda ejecutar con tal precisión sin decaer en ningún momento, otro regalazo sin duda de la noche que nos gustaría que no fallara nunca en el setlist. A estas alturas ya sabíamos que quedaba poco tiempo para dar por finalizado el concierto, por lo que faltaba alcanzar el zénit con el momento despiporre de todo concierto de Dry River que se precie, y éste llego de la mano de su habitual “Irresistible”. No hubo Fanfi físico coreografiando dicho tema, pero sí su avatar animado en la pantalla incitándonos al bailoteo y al disfrute generalizado. La mera aparición del keytar de Ángel ya agitó al personal que sabía a la perfección que lo que tocaba era dejarse llevar y pasarlo fetén y así fue tal cual. Hubo una última colaboración de la noche en este tema tras los parches de la mano de Francisco José Mazuecos (Solid Relax Project), amigo de la banda que colabora en otros proyectos paralelos de algunos de los miembros de Dry River y al que a su vez le ha tocado el arduo trabajo de sustituir al titular Pedro Corral cuando no le ha sido posible prestar sus servicios. Y ahora sí, llegó el momento final con un habitual de la casa para este cometido, “Traspasa mi piel”, que fue dedicado por Matías a Vicky, una persona del club de fans que recientemente superó una enfermedad, detallazo que humaniza, una vez más, a la banda. Ángel nos pidió que lo diéramos todo para concluir la velada y sin duda así lo hicimos, tanto nosotros como ellos, que tras dos horas largas de dedicación máxima seguían aparentemente tan frescos y motivados como al principio. El fiestón acabó con la foto finish de rigor con los invitados de la noche sobre el escenario y una gran sonrisa en el rostro de todos y cada uno de los asistentes a este concierto de fin de gira de Cuarto creciente.
Los allí presentes sabemos que tras la fiesta tan especial vivida el pasado sábado 13 de enero toca ahora un período de vacío que nos va a ser difícil sobrellevar; pero así son los ciclos vitales, debemos respetar los tiempos para oxigenar y coger nueva energía para reiniciar el ciclo. Tan solo me queda pedir a los integrantes de Dry River que ni por asomo se les ocurra alejarse de nuestro camino. En este mundo tan hostil que nos ha tocado vivir, se os necesita precisamente por esa capacidad innata que tenéis de generar felicidad además de una grandísima música. A vuestros pies, siempre.
Setlist:
Culpable
Segundo intento
Camino
Fundido a negro
Perder el norte
La libertad
Prog Medley
La serpiente
Capitán Veneno
Calles inundadas
Funeral
Me va a faltar el aire
—
Peán
Irresistible
Traspasa mi piel
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!