Hoy os presentamos el cuarto álbum de Duncan Reid and the Big Heads, el muy digerible Don’t Blame Yourself, disco grabado en pleno confinamiento de 2020. A continuación, viajaremos a un tiempo en el cual no se llevaban mascarillas, aunque si algún que otro bozal.
De 1976 a 1981, The Boys capturaron a la perfección el espíritu punk rock, siendo una de las primeras bandas de dicha escena. Formaron parte, únicamente por diversión, después optaron por finiquitar la fiesta y buscar otros medios de subsistencia. Pues bien, su bajista, letrista y cantante, era un tal Duncan Reid.
Antes de viajar de vuelta a la época actual, decir algo relevante. The Boys era una de las bandas favoritas de Joey Ramone. Después de esta breve introducción, y una vez situados en el presente, pasamos al disco que nos concierne.
Don’t Blame Yourself contiene 14 temas. Duncan Reid se ha rodeado de juventud, formando Duncan Reid and the Big Heads y ya van por su cuarto álbum. Las canciones, son divertidas melodías punk-pop o power pop-punk, o directamente rock ‘n’ roll y acabamos antes. Potentes guitarras, melodías pegadizas con sus correspondientes estribillos, y algún ramalazo de velocidad y potencia en ciertos pasajes.
“To Live or Live Not” es un tema realmente fresco e instantáneo con una letra divertida que solo transmite alegría. Las 14 pistas son ideales para escuchar en cualquier momento del día; visualizo un momento estelar en la playa, cerveza en mano observando el mar. Estos “cabezones” son grandes en el arte de crear pequeñas perlas de power pop-punk adictivas. Sube el volumen y no podrás parar de reproducir el disco. El disco no contiene ningún tema de relleno, realmente las melodías son absorbentes. Don’t Blame Yourself entretiene al personal con sentido del humor en sus textos y con energía en sus melodías. Esto no quiere decir que todo sea de color de rosa, ya que también aborda temas existenciales como en “The Grim Reaper” o la inicial “Your Future ex Wife”. Musicalmente los temas se vertebran en guitarra, bajo y batería, pero en diferentes temas se bifurcan arreglos de teclados, pianos y percusiones, como el piano de “Came the Day” o el sonido arenoso del shaker y cascabeles de “Tea & Sympathy”. Curiosa la segunda pista “Motherfucker”, cuando piensas que va a ser una balada suave, Duncan Reid entona el coro con elocuente expresividad; grande.
En definitiva, es un disco elegante, en consonancia con los trajes de color púrpura que viste Duncan Reid. A falta de conciertos, Duncan Reid and the Big Heads han elaborado un gran álbum.