Dying Wish – Symptoms of Survival

Nuestra Nota


8.5 / 10

Ficha técnica

Publicado el 3 de noviembre de 2023
Discográfica: SharpTone Records
 
Componentes:
Emma Boster - Voz
Sam Reynolds - Guitarra
Pedro Carrillo - Guitarra
Jon Mackey - Bajo
Jeff Yambra - Batería

Temas

1. Symptons of Survival (3:31)
2. Watch My Promise Die (2:58)
3. Starved (2:09)
4. Prey for Me (2:04)
5. Path to Your Grave (3:52)
6. Paved in Sorrow (3:56)
7. Tongues of Lead (2:14)
8. Kiss of Judas (2:04)
9. Hell’s Final Blessing (2:41)
10. Torn From Your Silhouette (2:26)
11. Lost in the Fall (4:04)

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Dying Wish es una banda estadounidense de metalcore originaria de Portland, Oregón. Se formó en 2018 y en la actualidad está compuesta por la vocalista Emma Boster, los guitarristas Pedro Carrillo y Sam Reynolds, el bajista Jon Mackey, quien sustituye a Andrew Le, y el batería Jeff Yambra. Han sido elogiados como uno de los principales exponentes del hardcore americano moderno. Por algo será…

Su debut de 2021, Fragments of a Bitter Memory, fue simplemente impecable. Me sorprende que una banda tan relativamente nueva se haya establecido en un terreno sonoro único, en algún paraje perdido entre el metalcore más metálico que dominó la escena a principios y mediados de la década de 2000 y el hardcore más moderno. Ya desde esta primera entrega discográfica el quinteto llamó la atención de propios y extraños, y después de un par de años de petarse los escenarios, en giras aparentemente interminables, la etiqueta de «banda promesa» ya se les ha quedado pequeña, muy pequeña. Los novatos han pasado a jugar en las grandes ligas en un abrir y cerrar de ojos, preparando el escenario para que su segundo álbum, Symptoms of Survival (2023), prosperase. Suele suceder muy a menudo que los primeros trabajos de las bandas de metal suelen sonar más potentes y agresivos que sus segundas entregas. Hay varias razones por las que esto suele suceder. Las bandas a menudo experimentan y evolucionan su sonido a lo largo del tiempo. Esto puede ser el resultado de la madurez musical, la experimentación con nuevos géneros o estilos, o simplemente un deseo de cambiar y crecer como artistas. A veces, las discográficas o los productores pueden presionar a las bandas para que suavicen su sonido con el fin de atraer a una audiencia más amplia y aumentar las ventas de discos, lo que puede dar como resultado un sonido más comercial o accesible en los álbumes posteriores. También sucede que los músicos, como todas las personas, crecen y cambian con el tiempo. Sus experiencias de vida, sus emociones y su visión del mundo pueden influir en la música que crean. Con el tiempo, esto puede llevar a un sonido más suave o más matizado. Pero nada de esto puede ser asociado con Dying Wish ya que, afortunadamente, no es una de esas bandas. El resultado es un implacable y colosal disco que logra superar a su predecesor en todos los aspectos concebibles.

Las ingentes horas de estudio y práctica que Dying Wish invirtió en perfeccionar su sonido se hacen evidentes desde los primeros compases de la pista principal de apertura de Symptoms of Survival. Desde milimétricos riffs hasta la voz de Emma Boster, que suena aún más visceral y feroz que antes, todo lo que ya funcionaba de manera óptima en la fórmula musical de Dying Wish ha sido afinado y mejorado de alguna manera. La impactante y homónima pista se centra en unos riffs precisos y unos power chords contagiosos, que hacen avanzar la pieza de tal manera que cada segundo que pasa hace que suene, de alguna manera, más y más intensa, hasta que la canción culmina con un asqueroso, en el buen sentido de la palabra, breakdown que desemboca en un fade out. La número dos, «Watch My Promise Die», tiene un primer verso monstruoso diseñado para hacer las delicias de la juventud mosher, pero casi sin pestañear acaba por abrazar casi por completo ese sonido de metalcore tan típico 20 años atrás, con un masivo riff de guitarra antes del primero de los pocos estribillos limpios que encontramos en el disco. Este momento de calma dura poco, ya que la banda aprovecha al máximo este desvío melódico para que el último breakdown golpee al oyente mientras la pista disminuye su velocidad. Continúan las hostilidades con un par de temas, tan pesados como breves, pues apenas duran un par de minutos cada uno. Me refiero a «Starved» y «Prey for Me», siendo esta última posiblemente la canción más enérgica dentro del no demasiado extenso catálogo de la banda. «Prey for Me» es emocionante mientras dura, culminando en un nuevo breakdown que hará las delicias de los amantes del beatdown. «Path to Your Grave» atesora algunos riffs que beben bastante de las fuentes del death metal más o menos clásico, que se entremezclan con unos pasajes que, por primera vez desde que empezó el álbum, coquetean con algunos sonidos alejados del caos reinante durante los primeros minutos de metraje.

Pero es realmente en la número seis, «Paved in Sorrow», que encontramos la primera verdadera desviación en el disco, ya que la banda prueba suerte con una pseudo balada. Versos inquietantes y etéreos con un coro impresionante. Boster también sale airosa cuando opta por cantar en limpio. El disco deja las aguas calmadas inmediatamente con tres de las canciones más rápidas y agresivas del álbum. «Tongues of Lead» es una ráfaga de palm mutes y blast beats que cuenta con todos los números para ser demoledora en directo , mientras que «Kiss of Judas» es implacable en todos los sentidos inaginables, atesorando algunos de los breakdowns más gratificantes y orgásmicos de todo el disco. «Hell’s Final Blessing» concluye esta serie de pistas con interminables y deslumbrantes riffs de guitarra y un magistral dominio del feedback para enlazar perfectamente con la penúltima pista, «Torn From Your Silhouette», una canción que resulta ser una de las más melódicas del disco, aunque al principio no lo parezca. Y ese riff final con ese doble bombo que parece clamar venganza con cada golpe. El disco concluye con «Lost in the Fall», un colosal y estratificado cierre 100% metalcore, que se ve repentinamente interrumpido por un piano antes del estribillo final, dando así forma a un final emocional perfecto para un fenomenal segundo disco.

Este segundo trabajo de los norteamericanos es una continuación de todo lo que comenzaron hace un par de años con su primera entrega discográfica. La banda le pega un repaso al estado actual del mundo, aceptando nuestro destino, pero tratando de dar respuesta a una pregunta: «¿Qué vamos a hacer al respecto?». Realmente no hay razón para seguir lamentándonos. Es hora de crecer. Es hora de progresar. Es hora de Dying Wish. ¿Estamos acaso ante el álbum de metalcore más revitalizante de los últimos años? La respuesta, posiblemente, es que sí, pues este Symptoms of Survival es una proclamación audaz e intransigente, la personificación de todo lo que Dying Wish ha representado hasta ahora, mientras se adentra valientemente en territorios inexplorados y supera las expectativas en cada paso. Es un fuerte contendiente a álbum del año para cualquier seguidor de la música intensa, y una afirmación sin tapujos de que Dying Wish ha llegado para quedarse.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 620 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.