En el año 1999, la banda alemana Edguy lanzó su cuarto álbum de estudio, Theater of Salvation. Esta producción marcaría un hito en su carrera y consolidaría aún más su estatus en la escena power metalera. Aunque no soy un seguidor apasionado del género (lo detesto, de hecho; me da algo de asquete incluso), me embarco en la tarea de explorar este álbum desde una perspectiva lo más neutral posible, para analizar su música y su impacto en el contexto de su lanzamiento.
Edguy, fundada en 1992 en Fulda, Alemania, es una banda de power metal liderada por el carismático vocalista Tobias Sammet, que según parece es el Dios que la mitad de la redacción de Science of Noise que no comulga con el Dios de verdad, Mike Patton, venera, con permiso de Dio, Halford o incluso Kiske. A lo largo de su carrera, la banda ha demostrado ser una fuerza destacada dentro de la escena del metal, con una dedicación a la música de alta energía, letras personales, emocionales e incluso filosóficas y un sonido distintivo que mezcla elementos clásicos del heavy metal con la velocidad y la melodía características del power metal.
El lanzamiento de Theater of Salvation se produjo en un momento en el que el power metal estaba ganando popularidad en Europa y más allá. Bandas como Helloween, Blind Guardian y Stratovarius ya habían dejado su huella en el género, y Edguy estaba emergiendo como una de las promesas más brillantes. Este álbum fue un paso importante en su carrera, ya que les permitió expandir su presencia en la escena musical y mostrar su madurez artística.
Ahora, exploraremos cada pista del álbum desde la perspectiva de alguien que no es un devoto del power metal, buscando apreciar las virtudes musicales y líricas de este Theater of Salvation que el bueno de Xavi puso en mis manos y/o oídos, no sin antes emplazar a nuestr@s lectores a deleitar sus paladares con la reseña de verdad que ya hiciera el propio Sr. Prat en su día, con motivo de su 20º Aniversario.
«The Healing Vision» es la pista instrumental de apertura del álbum y sirve como introducción al mundo conceptual del disco. La canción presenta un ambiente misterioso y enigmático y establece el tono para la narrativa épica y la exploración de temas filosóficos que se desarrollarán a lo largo del álbum. La habilidad de los músicos es innegable, pero para alguien que no es fan del género, la duración de la introducción podría parecer un poco excesiva, pues supera el minuto. Su final enlaza perfectamente con el inicio del que sería el primer tema en sí, «Babylon», que comienza con una energía contagiosa y unas guitarras poderosas. La voz de Tobias Sammet es impresionante, abordando la historia bíblica de la Torre de Babel y la caída de la humanidad debido a la arrogancia y la ambición desmedida. La letra critica la búsqueda excesiva de poder y cómo puede llevar a la destrucción. ¡Ojo! Qué bien canta Tobias…
«The Headless Game» es una pista que presenta una instrumentación sólida y unos cambios de ritmo dinámicos. Aunque el virtuosismo de la banda es innegable, la voz aguda de Sammet, aunque cuasi perfecta para el género, puede ser un obstáculo para quienes no estamos acostumbrados a ese estilo vocal. Esta canción trata sobre la lucha entre el bien y el mal. Puede interpretarse como una metáfora de la lucha interna del protagonista por mantenerse en el camino correcto y resistir la tentación.
«Land of the Miracle» es una balada emotiva que muestra un lado más suave de Edguy. La voz de Sammet, de nuevo portentosa, es esta vez apasionada, y la melodía de piano es hermosa. Aunque es una canción destacada, la temática lírica sobre la búsqueda de un paraíso, un lugar utópico donde los sueños se hacen realidad y donde la humanidad puede encontrar la paz y la felicidad, me resulta, cuánto menos un poco trillada. Estoy seguro de que esta balada será de las preferidas dentro del género para los trvues del power.
Con «Wake Up the King» llegamos casi al ecuador del álbum. Esta pista retoma la energía con ritmos rápidos y guitarras afiladas. El tema lírico sobre despertar a un rey, a un líder o un salvador que puede guiar a la humanidad hacia la redención, puede parecer un tanto exagerado. Puede relacionarse con temas de redención personal y cambio.
Llegados a este punto, me gustaría hacer un breve inciso que tiene mucho que ver con el género que aquí nos ocupa, pero no precisamente con el aura y el aroma que rodea a este Theater of Salvation. Muchas de las bandas de power metal encuentran inspiración en la literatura épica, como las obras de J.R.R. Tolkien, o en la literatura fantástica en general. Estas obras a menudo presentan reyes y reinas, héroes y villanos, así como escenarios medievales y mundos de fantasía ricos en detalles. Los temas de la realeza y la nobleza son elementos comunes en estas historias.
Entiendo que cada género musical tiene sus propias características y seguidores apasionados, pero realmente no puedo comprender la fascinación que algun@s tienen por el power metal. En mi opinión, es un género que a menudo (y casi siempre, diría yo…) se centra en temáticas de reyes y reinas, héroes y leyendas medievales y fantásticas, y eso simplemente no me atrae en lo más mínimo. Insisto que no es el caso de este disco, mucho más filosófico y espiritual que la media.
La repetición constante de estos temas en las letras me parece monótona y predecible. ¿Por qué (casi) todas las canciones tienen que girar en torno a batallas épicas, castillos, dragones y guerreros de antaño? No puedo evitar sentir que las bandas de power metal se aferran a estas temáticas como si fueran un cliché, y eso hace que la música sea predecible y poco interesante para mí.
Además, las letras a menudo carecen de profundidad y significado real. Parece que se centran más en crear una imagen grandiosa y espectacular que en transmitir un mensaje emocional o reflexivo. Esto me deja preguntándome si el género está realmente comprometido con la música como forma de expresión artística o si está más enfocado en la estética y la imagen. He dicho…
Retomando este épico Theater of Salvation, llegamos al corte número seis, «Falling Down», un medio tiempo, emotivo y melódico, que destaca el talento vocal de Sammet, cuya temática gira entorno a lucha contra la adversidad y la caída, reflejando una sensación de desesperación y la búsqueda de la fuerza interior para superar los obstáculos. Me gusta, sí, sobre todo eso de:
«I’m not like you and I don’t wanna be
Follow the times to a place you can’t see Don’t call in doubt what the fashing may bring And you’ll be… Falling down!»
«Arrows Fly» es una canción de ritmo rápido (¿la más rápida del álbum?) con una instrumentación impresionante. La letra, que aborda temas de libertad y resistencia contra la opresión, puede resonar con un público amplio, independientemente de su preferencia musical.
La número ocho, «Holy Shadows», comienza con un toque misterioso y progresa hacia un crescendo emocional. La voz de Sammet de nuevo transmite una gran pasión, aunque la letra sobre la existencia y la moralidad no se gane mi corazón… para nada. Aquí, Edguy exploran la dualidad de la luz y la oscuridad en la vida y la búsqueda de un propósito más elevado. Puede relacionarse con cuestiones filosóficas. No sé, pero me da la sensación de que podría encajar perfectamente en la banda sonora de una película de terror de los 80/90. Cosas mías…
«Another Time» es otra balada conmovedora que muestra la versatilidad de Edguy. La voz de Sammet transmite una profunda emoción, y la instrumentación es encantadora. Muy buena, la verdad. Supera al otro baladón, de calle. ¿Me estaré trvizando…?
Casi finalizando, nos topamos con «The Unbeliever», una canción creo que bastante representativa del sonido distintivo de Edguy, con letras que exploran la lucha espiritual y una instrumentación virtuosa. Destacan los solos de guitarra, técnicamente exigentes, que son tan característicos del género. Es una muestra bastante digna de la música épica y melódica que la banda suele ofrece a sus seguidores.
El álbum culmina con la pieza que le da título, «Theater of Salvation», una canción épica que combina elementos de power metal y progresivo. Aunque es técnicamente impresionante, su duración es de risa, especialmente para quienes no somos seguidores del género. Se me hace muy, pero que muy pesada, si bien he leído por ahí que estaría dentro del Top 10 de canciones de la banda… a pesar de su último minuto y medio. ¿Qué coño es eso…? Bueno, Edguy también son de la broma, creo…
En general, y con esto ya acabo, Theater of Salvation de Edguy es un álbum que ofrece una muestra sólida del power metal de la época, con su característico enfoque en la melodía y la velocidad. Aunque algunas canciones pueden resultar cliché o excesivas para quienes no somos trves del género, el buen hacer musical de la banda es innegable, aunque haya quien se niegue a reconocerlo.
Para finalizar, la nominación. Puedo nominar y domino a que mi compañero Jaime Arjona se enfrente a One Wing (2012), el último álbum de estudio de los colosales The Chariot, un trabajo que demuestra que la intensidad, la imprevisibilidad y los enfoques musicales esquizofrénicos no solo pueden sonar estructurados, sino que también pueden transmitirse de una manera la mar de fluida. Mathcore en vena para usted.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.