Einar Solberg – 16

El enorme Einar Solberg empieza a dar síntomas de que quiere ir más allá de lo que se espera de Leprous. Ha participado y colaborado con diferentes artistas en discos en solitario, y seguro que le ha picado el gusanito, hasta el punto que ha sacado el suyo. En fin… que, si no soportas sus gorgoritos ni te acerques, y si los últimos trabajos de Leprous no te han convencido… pues os diría que esto es un paso más allá. Pop, soul, electrónica y mucha cancha vocal arropada por arreglos de cuerda y bases pregrabadas. Está bastante bien, y si eres fan, seguro que te encanta. Pero si eres fanático de los Leprous de siempre…

Impecable inicio en “16” con la voz tan nítida y expresiva de Einar, acompañada en tiempos de balada con mucha cuerda frotada por el chelo de Raphael Weinroth-Browne, y con cierta intensidad comedida. Es un pop y art rock interesante en el que el estribillo termina siendo lo más atractivo. Todo muy íntimo y personal. Bases programadas sorprendentes en “Remember Me”, tema mucho más pegadizo y animoso que el anterior, y en el que se vuelve a contar con ese dueto de cuerda en los arreglos. “A Beautiful Life” ya es un corte en el que Einar despliega todos sus altísimos registros, siempre desde un punto de vista muy íntimo y dejando todo el protagonismo a voz y arreglos. Aquí los juegos de volúmenes y la ampulosidad ganan espacio y protagonismo.

En terrenos más clásicos tenemos a “Where All the Twigs Broke”, especialmente por ese piano. Hay aquí unos evidentes aires Muse y, claro, su vocalista hace lo que le viene en gana con una calidad y poderío tremendos. El violín de Chris Baum se hace notar y toma protagonismo en momentos muy dramáticos. Tema fronterizo junto a varios estilos, pero ninguno sería el metal contundente, precisamente. “Metacognitive” tira de programación y efectos y un poco representa lo que es el disco y el por qué si te gustan los primeros Leprouste va a desesperar todo un poco bastante… Aunque el tramo final en crescendo orquestado recupera sensaciones.

“Home” tiene uno de los mejores inicios del disco, pero cae en la base programada pronto, lo que le vuelve a alejar de lo que uno espera. El tema mantiene la calidad, pero tampoco aporta grandes novedades a lo expuesto hasta el momento. Atención pues esto contiene un rapeado con Ben Levin de protagonista. Dueto vocal en “Blue Light” con Asker Mygind en una canción extensa que empieza gélida. Luego hay un feeling jazz que acompaña la canción con mucha clase, casi de etiqueta y con Hrafnkell Örn Guðjónsson jugando a golpear la bordonera y añadiendo percusiones varias. Atención al espectacular final con un juego de aumento en los volúmenes.

“Grotto” sería de lo mejor de la obra, por lo accesible, lo positivo, la colaboración de Magnus Bormark, con quien realiza un juego vocal muy logrado en un ejercicio pop realmente logrado y atractivo. Como puedes imaginarte lo más atractivo en cuanto a colaboraciones es la de Ihsahn en “Splitting the Soul”, en la que sí nos colma y convence en el que es el tema más agresivo y desgarrado de 16. Más allá de los guturales del líder de Emperor hay un gran trabajo de composición y las cuerdas de Raphael Weinroth-Browne y Chris Baum consiguen una atmósfera muy especial.

Toca destacar el “Over the Top” por ser una trabajadísima pieza llena de sentimiento y que vuelve a enfrentar la tecnología con los instrumentos de cuerda frotada clásicos, mientras que Einar se eleva con su espectacular voz. Perfectamente podemos decir que es lo mejor del disco junto al tema inicial. Y luego están los 11 minutos de “The Glass Is Empty” que un poco representa esos temas finales de Leprous que se van desarrollando con un avance templado y con variaciones con repetición sobre una base fija. Aquí es el violín lo que la fija, y a pesar de ser algo previsible, hay mucha belleza.

A pesar de la innegable calidad de este excepcional vocalista y de que en cada directo que le veas quedes realmente impresionado por si voz y su carisma, creo que mucha gente esperaba algo más y algo diferente de Einar Solberg. Ha hecho lo que le ha venido en gana, y es como tiene que ser, pues para esto están los discos en solitario. Se ha rodeado de quien ha querido e incluso ha dado cancha a los músicos que le componen incluso. Pero todo se instala en una especie de más de lo mismo, los temas son lentos, sofisticados y muy largos. Cumple su cometido, pero si te gustan los Leprous desde Malina para abajo, posiblemente esta evolución no te va a gustar especialmente.

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.