Con muchas ganas enfilaba yo el camino hacia la sala Bóveda, la gran cantidad de eventos próximos a la sala del Poble Nou de Barcelona impidió que aterrizara justo a tiempo para ver como Frank Suz saltaban sobre las tablas. Más de 20 min dando vueltas para intentar aparcar es algo inaudito en la zona… los problemas del primer mundo, lo sé. Pero los que vivimos fuera de la urbe tenemos algunos problemas añadidos en nuestro día a día.
La doble cita rockandrollera parecía más bien una reunión de viejos amigos. Por un lado teníamos a los divertidos Frank Suz y por el otro lado el rock and roll de Corazones Eléctricos. Una conexión entre bandas que nos hace viajar 12 años atrás, momento en que Frank Suz y los suyos formaban Babylon Rockets y Pau Monteagudo, guitarrista y vocalista de Corazones Eléctricos actuaba al frente de los añorados Uzzhuaïa.
Frank Suz
Disculpad mi retraso inicial, pues entré en la sala unos pocos minutos más tarde del inicio del concierto por los motivos comentados. Y me choco de bruces con una sala que presentaba ya un bonito aforo y cinco músicos soberbios sobre el escenario. El escenario de Bóveda no es el más grande de la ciudad condal y cinco músicos sobre él provocan un cierto caos de movilidad. Pero las tablas que Frank Suz y los suyos tienen les permitieron una versatilidad y movilidad admirable. Fuera con teclados o sin teclados, el cantante y líder del proyecto se mostró vigoroso y entregado. Pero la mención especial la tengo para los dos guitarristas de los extremos, sobre todo un Johnny de espíritu Angus Young que hizo las delicias del centenar de asistentes reunidos frente al escenario.
Tras un arranque bajo en revoluciones, canciones como “Hombre lobo” propulsaron el inicio del espectáculo que andamos todos buscando. Teatralidad, guitarreo, himnos. Y no hay mejor himno de Frank Suz que la nueva y resultona “Bloody McKenzie”, canción de esas que sin saber las letras la acabas cantando a pulmón.
“El Sol nació para arder” o “Babiliona” nos permitieron disfrutar de la banda en estado puro. Tras unas merecidas presentaciones y un divertido momento en el que Frank hizo girar al aire el micrófono perdiéndolo por completo, entramos en la última canción, “Infierno” con sus letras afiladas nos trajeron un fin de fiesta épico. Algo menos de una hora de duración, de menos a más, y finalmente menos de lo que hubiéramos deseado viendo el show que nos ofrecieron.
Corazones Eléctricos
Tras ver a Pau entre el público disfrutando de Frank Suz y saludado a amigos y fans, el trio valenciano subía a preparar con prisas sus instrumentos. El tiempo es algo imprescindible últimamente en Barcelona, pues la banda obliga a los artistas a abandonar la sala a las 23:00 y Corazones quería, al menos, acabar un cuarto de hora antes para bajar a saludar a la gente y firmar merch. Algo que adoramos por cierto. Con cinco minutos de antelación de la hora prevista, con todo montado y preparado arrancó el esperado concierto de presentación de Amor y rabia (2023), el disco que debería situar a estos Corazones Eléctricos mucho más arriba en la cadena.
Enfundado en una camiseta de The Hellacopters (algo que comentó Pau con un servidor hace unos días en una magnífica entrevista que vuelvo a compartir aquí), y su camisa floreada, pitillos oscuros y botas altas. Melena rubia desaliñada y barba de una semana, rock en todas sus facetas. Parecían nerviosos al arrancar con esa brutal pieza que nos ha robado el corazón a todos los seguidores de la banda: “Canción urgente”.
Ya con la sala presentando esas 150-200 personas (difícil de contar cuando uno está más pendiente de la cámara de fotos y del show), la sala nunca dejó de animar, cantar, saltar y espolear a un power trío nacido para estar en lo alto. Si uno quiere un concierto de rock sin fisuras, esta debería ser la receta mágica: guitarras, himnos, batería, pose rockera, y buen corazón. Es curioso como la palabra corazón está tan presente en esta crónica y en esta banda. Hay tan buen corazón que incluso la banda tiene por costumbre dejar las entradas gratis a los menores de 25 años, todo por la causa del rock.
Pete Sala, con un bonito atrapa sueños colgando del bajo fue en toda la actuación el complice total de un multiplicado Pau. Por activa y por pasiva, Pete disfrutó tanto de su actuación que su siempre eterna sonrisa se contagiaba cuando le mirabas. Y qué decir de Quique, reventando los bombos canción tras canción, verdadero sustento del rock duro que por momentos inundaba la Bóveda.
Tras dos canciones el sudor empezó a dejarse ver entre los artistas, cosa que provocó que la camisa floreada del guitarrista fuera relegada a trapo. Instrumentos especiales sólo para la bonita “Renglones torcidos de Dios”, que gran tema. Y momentos de dureza extrema con un trabajo brutal de batería y voz en “Cama de faquir”, canción del disco Corazones eléctricos (2017). ¡Otro temazo!
Tras el reclamo de “vamos a bailar” la ligera y divertida “¿Quién salvará al rock and roll?”, pieza de esencia vintage del también disco homónimo. Tras los merecidos halagos y agradecimientos tanto a Frank Suz como a nosotros, el honesto público reunido para ellos, arrancó con su toque de Nirvana “Érase una y otra vez” de Amor y rabia (2023).
“Tú” marcaba el inicio del final del concierto, quedaba ya poco tiempo para más. “Tú” declarada como la canción de amor del nuevo disco, nos trajo los momentos más sentidos del concierto. La verdad es que es una canción increíblemente bonita. Mientras “La Destilería” nos azotaba con esos riffs tan duros, batería punzante y aullidos controlados de un Pau entregado como nadie a la causa.
Recta final épica, poderosa, triunfante. Corazones Eléctricos ofrecieron un concierto de rock perfecto. Lo que a veces buscamos fuera, lo tenemos más cerca de lo que parece. Tras todo esto y con el subidón final, saludos, autógrafos, abrazos y felicitaciones. Ambas bandas cercanas, agradables, próximas. El amor por el rock une y la gran familia reunida en Bóveda puede dar fe de ello.