El CastellHell se ha consagrado en esta edición como uno de los festivales de pequeño formato más importantes del panorama catalán. Por primera vez, han ampliado la programación a dos días, con un número de bandas superior, y presumiblemente de más caché que el año anterior. También contamos con la posibilidad de acampar relativamente cerca del recinto, lo que se agradece en un festival de varios días, aunque la mayoría de gente se decantara por otras opciones para alojarse.
El viernes había menos grupos, ya que al ser laborable era menos viable empezar a las tres de la tarde como lo haría el sábado. Wormed encabezaban este primer día, que también contaba con el caramelito underground que era Nagasaki Sunrise, y una serie de bandas de nuestra escena que también derrocharon calidad. Desgraciadamente, entre el curro y el tráfico no pude llegar para ver a Tümba, la primera banda en actuar, pero estaría a tiempo de empezar el festival con un asalto de la vieja escuela.
Crimson Storm y Alacrán dan para un aperitivo genial de heavy metal
El CastellHell siempre se ha caracterizado por los sonidos más extremos, pero también hay una pequeña parte del cartel dedicada a estilos más clásicos. En esta ocasión, los barceloneses Crimson Storm tomaban el escenario con su speed/power metal ochentero. Los que ya habíamos visto a Logan Heads y Aless Oppossed con Loänshark el año pasado, sabíamos que esto iba a molar, y más si le sumas el vozarrón de Pau Correas.
Habrá que ver cuando sacan disco, porque de momento siguen con el EP Outrageous (2020) como lanzamiento más reciente. No hay duda de que con lo bien que suenan temas como «Harakiri Rendez-Vous» o «Saigon Boulevard Dreams» nos quedamos con ganas de escuchar más.
Por su parte, Alacrán nos visitaron desde Zaragoza, y son otra formación relativamente joven que mantiene viva la llama del speed metal. Con sus tres EP’s publicados hasta la fecha y sus temas llenos de velocidad, saltaban a por todas al escenario. Más público empezaba a llegar, aunque muchos esperarían al segundo día para venir, pero ya éramos un buen número de aficionados en la pista municipal.
Con temazos como «Kamikaze», con sus letras en castellano, Alacrán nos pusieron las pilas a base de riffs pegadizos y ritmos frenéticos a doble bombo. Fue un buen descubrimiento para mí, ya que no los tenía en el radar antes del festival. Habrá que seguirles la pista a los chavales.
Phrymerial sorprenden a golpes de slam
La cosa se ponía más extrema con las siguientes bandas. Desde Blanes recibíamos a Phrymerial y su mezcla de brutal death y deathcore. Después de telonear a Gutalax no hace demasiado, llegaban al CastellHell con más ganas de repartir. Ya desde las primeras canciones, quedaba claro el nivel que tiene el grupo, y dejadme que os diga que poco tienen que envidiarles a sus homólogos internacionales que tocarían la siguiente tarde.
Con técnica y precisión en cada instrumento, se sucedían esos pasajes a blast beats, solos de guitarra retorcidos y unos gruñidos rematadamente atroces que John Puig escupía sin inmutarse. Mierda de la buena, tú. Siguieron presentando Xenomorphic Creation (2019), un gran trabajo que va a encantar a los fans de bandas como Rings of Saturn o Vulvodynia. Acabaron la actuación con un toque de humor, con ese guiño a Rick & Morty en el tema «C-137». No dudéis en seguirles la pista si os va este rollo, pues no hace falta irse muy lejos para encontrar grandes talentos.
La tormenta sónica de Wormed arrasa con todo
Nos acercábamos al final de la noche, y tocaba disfrutar de Wormed, quizás la banda de death metal técnico más importante de nuestro país. Hace bien poco lanzaban su nuevo trabajo Omegon (2024), con más tralla intergaláctica de la suya. Y, desde luego, ya sabemos como se las gastan en directo los madrileños.
Se sucedía el caos de acordes disonantes, baterías completamente locas y las voces abisales de Phlegeton, siempre en su papel y gesticulando como si controlara las ráfagas de sonido con las manos. Gabriel Valcázar es una bestia a las baquetas y así lo demostraba con cambios constantes imposibles de predecir y un dominio del doble bombo y los blast beats asombroso.
El problemilla que siempre tienen Wormed (o al menos las veces que los he visto) es el del sonido. Por la naturaleza de la música que tocan, debe ser rematadamente difícil que todo suene bien y claro, y aún más en una pista cubierta que no está precisamente pensada para albergar conciertos. Pero aunque fueran el grupo cuya mezcla hacía más bola, no hay duda de que nos aplastaron como un auténtico buldózer.
Setlist Wormed:
Multivectorial Reionization
Bionic Relic
Automaton Virtulague
The Nonlocality Trilemma
Neomorph Mindkind
Ylem
Stellar Depopulation
Protogod
Computronium Pulsar Nanarchy
Tautochrone
Pleoverse Omninertia
Techkinox Wormhole
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Floating Cadaver in the Monochrome
Geodesic Dome
Nagasaki Sunrise cierran el primer día con su thrash punkarra
Y para el final de la noche quedaba una joyita como Nagasaki Sunrise. La joven banda portuguesa venía dispuesta a encender el último petardo con su enérgico directo. Su temática es bastante de nicho, con unas letras crudas que nos hablan de la Guerra del Pacífico.
En cuanto a estilo, tenemos una mezcla de thrash metal y hardcore punk muy efectiva, adornada con voces rasgadas pero con cierta melodía que le dan el toque característico a la banda. Como les pasa a casi todas las bandas del festival, poca diferencia había entre canción y canción, aunque eso también tiene la ventaja de que si te gusta una, te lo vas a pasar bien con todas. Habrá que estar atentos, porque ya preparan un segundo álbum que debería ver la luz antes de que acabe el año.
En fin, un final más que convincente y con personalidad para un gran primer día de este CastellHell. Como mejora importante respecto al año pasado, se tuvo un mejor cuidado de los horarios, que se cumplieron a rajatabla hasta el final en esta primera jornada. Estad atentos, que en unos días os cuento como fue el día fuerte del festival.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.