El circo vuelve a la Ciudad Condal con Javier Gurruchaga y La Maravillosa Orquesta Mondragón y 11 Bis

Cuando se anunció la fecha en Barcelona de Javier Gurruchaga y La Maravillosa Orquesta Mondragón, con una pequeña pero relevante nota al pie comunicando que la noche contaría con el grupo 11 Bis como artista invitado no parecía, a priori, una muy buena combinación. Ambas propuestas son interesantes per se pero por motivos muy diferentes. Gurruchaga y la banda que lo acompaña tira de clásicos, humor, espectáculo y, porque no aceptarlo, cierta nostalgia. Los del barrio del Carmelo están en plena cresta remontando su dilatada carrera con una actualización del rock urbano y metálico con un duro trabajo de campo y promoción ejemplar, por lo que cabría esperar cierta desafección del público asistente que buscaba sus referencias en los clásicos de la Mondragón, pero no fue así.

11 Bis

Los que tuvieron la suerte o la clarividencia de llegar a tiempo para la actuación de los 11 Bis, ya sea por curiosidad o por conocimiento de la banda, estarán de acuerdo con que resultó ser una elección acertadísima, sorprendente y divertida.

Solo aparecer sobre las tablas y reconocer el primer tema (porqué todos lo reconocimos, si) descubrimos que sería una noche especial, oficiada por el Padrino, que acaba de lanzar al mercado apoyado por su propia banda, un disco de versiones escogidas de nuestra prolífica cultura musical ibérica. El arranque con “Bailar pegados” en versión metálica dejó a más de uno con la boca abierta. El cantante apareció sobre el escenario con la cara pintada de blanco, a modo de clown, como homenaje a la histórica banda con la que compartía noche. Las sonrisas ya se dibujaban en la cara de la audiencia cuando siguieron con ese logradísimo mix-up entre “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto con los riff inconfundibles del “Walk This Way” de Aerosmith (de esas cosas buenas que ha dejado la pandemia). En el set incluyeron un par de temas propios que sirvieron para reconocer entre el público a los seguidores de la formación. El peso de la actuación consistió, muy bien decidido, en seguir desgranando su repertorio de versiones freaks para beneplácito de la audiencia.

De aquellas pocas veces que el grupo telonero se hace ameno y que no hubiera importado que se alargara un poco más.

Javier Gurruchaga y la Maravillosa Orquesta Mondragón

Gurruchaga es el hombre espectáculo. Es indudable. Lo lleva en la sangre. Ha crecido con ello y se ha convertido en el personaje que creó en los ochenta y que ha ido alimentando con el paso del tiempo. A la vez, el artista probó otras, o quizás todas, las lides artísticas que se le pusieron por delante, cosa que todavía hace en apariciones teatrales o cinematográficas. El tiempo pasa inexorable para todos y el circo fue perdiendo números y artistas. Evitaré el manido cliché, pero con la pérdida de Popocho, primero por problemas de salud y después por su fallecimiento hace un par de años, el proyecto se adaptó a un tamaño más asequible a la hora de girar o actuar en directo, perdiendo por el camino bailarinas y clowns pero el mástil principal que sostiene la carpa en pie se mantiene: El rock ’n’ roll. La carpa mantiene a flote un concepto que sobrevive al paso del tiempo con la seguridad de la experiencia y el sobrado rodaje sobre las tablas.

El paso del tiempo y la fina cuchilla de lo políticamente correcto han dejado el espectáculo circense, inicialmente repleto de sarcasmo y humor negro, reducido a la mínima expresión. Casi es de agradecer que algunos temas hayan sobrevivido a censuras y colectivos con tendencia a ofenderse, relegando solo algunos otros temas al cajón de la autocensura con tal de evitar posibles polémicas tan fácilmente inflamables en nuestros días.

Aquí tan sólo queda ya el jefe de pista y una eficiente formación que lo arropa en los últimos tiempos y, por esta vez, la colaboración de Jaime Stinus, uno de los compositores iniciales de la Mondragón, que acompañó a la banda a la guitarra en la segunda mitad del show. Para atacar el tema de “Las gafas”, perteneciente al homenajeado Bon Voyage (1980), Gurruchaga invita a compartir micro al Padrino, dándole así al tema, un tratamiento especial para el evento de hoy. Gurruchaga es un gran comunicador y rápidamente conecta con el público: Hace un brindis al rey, pero especifica que se refiere al Rey del Rock, Elvis. Presenta temas nuevos como “No dispares más” y los intercala con versiones de grandes clásicos del rock que ya forman parte de su repertorio, como “Imagine” como denuncias a las guerras en general, a la más reciente de Ucrania y a Putin en particular. Pero el gran peso de la actuación, como no podía ser de otra manera, son sus clásicos: “Garras humanas”, “Caperucita feroz”, “Corazón de neón”… Javier nos invita a reemprender el accidentado viaje que inspiró uno de sus grandes éxitos y que estructuró su segundo trabajo ‘Bon Voyage’ y da nombre a la nueva gira “Viaje con nosotros 2022”.

El repaso a la memoria colectiva va más allá de la nostalgia y de viajes en el tiempo. Lo del pasado sábado 1 de octubre fue más una celebración reivindicativa, tanto por parte del maestro de ceremonias como de los espectadores, de mantenerse al pie del cañón mientras el cuerpo aguante. Una noche esperadamente entretenida con música y buen humor que, tal y como evolucionan las cosas, hay que disfrutar mientras se pueda.

Bon voyage!

Josep Maria Llovera