Una vez convencidos de que la largamente ansiada (pero aún y así más o menos súbita) vuelta a la normalidad en la mayoría de ámbitos de la esfera conciertil había aterrizado de forma definitiva, llegó el momento de reapuntarnos también nosotros al cotarro organizativo para constatar que, ahora sí que sí, las aguas parecen haber vuelto finalmente a su cauce. La ciudad de Igualada ya acogió la primera (y exitosa) edición de su (y nuestro) Under Fest en 2019, y ahora, tras dos posposiciones achacables a las interminables viscisitudes pandémicas, tanto nosotros como las bandas estábamos listos para volver a por todas con un line up de copetín y más ganas que nunca de hacer retumbar los cimientos de la capital del Anoia.
Debo empezar por decir que a pesar de que el Igualada Under Fest está oficialmente organizado por Science of Noise como ente colectivo, todos los aplausos, reconocimientos y bendiciones deben dirigirse a nuestro abnegado compañero Dídac Olivé, igualadino de pro y verdadero artífice de la celebración de este evento. Suya ha sido la paciencia de lidiar con todos los actores implicados y suyo es el mérito de haber amalgamado un cartel con cuatro bandas de este calibre, tan distintas entre ellas pero a la vez tan perfectamente compatibles. La incontestable brutalidad de Angoixa, la contagiosa y saltarina alegría de Drakum y el esperado tétrico espectáculo teatral y sónico de Erzsébet se unieron a la potente y entretenida presencia de los locales The Brotherhood of Woodsmen para apuntalar una noche verdaderamente prometedora. Gracias, Dídac, por dejar el nombre de la revista tan alto.
Hechas las felaciones de rigor (que no por ser de rigor son menos merecidas, ojo), tengo que decir que comenzar un fin de semana viviendo el casi sold out de Dark Tranquillity y Ensiferum en Salamandra y terminarlo en un evento underground de esos que empiezas cenando con las bandas y acabas a las cinco de la mañana departiendo alegremente con viejos y nuevos amigos en una sala de comarcas me ha servido, ahora sí que de verdad, para poner por fin (y aleluya) el cartelito de «The End» a toda la mierda que nos hemos tenido que comer durante la pandemia. Cero mascarillas, cero distancias y cero restricciones, pero muchas sonrisas, muchos abrazos y muchas ganas de recuperar el tiempo perdido, de volver a sacudir las cabezas y de reencontrarnos ante los escenarios repartidos por toda nuestra geografía tan a menudo como sea posible.
A pesar de que, como solía ser siempre lo habitual en la inmensa mayoría ciudades pequeñas y medianas, el concierto de hoy empezó tranquilamente después de cenar (con lo que estaba previsto que acabara a las mil) y no hubo venta anticipada de entradas (lo que no te permite saber con certeza si va a venir mucha gente o no, y además te putea sobremanera si caen cuatro gotas y de repente todo el mundo decide echarse para atrás a última hora), la verdad es que no nos podemos quejar para nada de la respuesta del público igualadino. Al final fueron 130 personas las que se acercaron a la Rec on Fire para percutir sus cervicales con nosotros, y aunque por poco no alcanzamos las cifras de asistencia de la primera edición del festival, sí que fuimos los suficientes como para que tanto bandas como sala y organización (y los propios asistentes, claro) nos fuéramos a nuestras casas con una sonrisa en los labios.
Hacía siglos que no me acercaba a Igualada (y la última vez que lo hice creo que fue para ver la pasada de Els Tres Tombs, muy popular por estos lares), así que debo confesar que mi conocimiento de la morfología e idiosincrasia de esta agradable ciudad situada a poco menos de cien kilómetros de Barcelona era más bien tirando a nulo. Más allá de los atractivos de su centro peatonal (unos atractivos que no llegué a descubrir hasta el día siguiente), me sorprendió ver como la zona alrededor del Rec on Fire está formada por gran cantidad de antiguas fábricas textiles en desuso, pero aún hoy sorprendentemente bien cuidadas. Una vez al año se celebra aquí una feria de moda, cultura y gastronomía muy popular (el Rec.0), pero por lo demás me resultó extraño que alguien se gaste el dineral que se debe gastar para mantenerlas en tan buen estado sin darles un uso regular.
The Brotherhood of the Woodsmen
Una vez completada la cena en comunidad que celebramos en un bar cercano, nos dirigimos hacia el Rec on Fire bajo una tímida y amenazadora llovizna que, internamente, no hizo que las tuviera todas conmigo. Lo primero que pudimos comprobar una vez dentro de la sala es que su amplitud (es mucho más ancha que larga) nos permitiría ver el escenario sin ningún tipo de problema desde cualquier lugar. Yo no había estado nunca aquí, pero a pesar de que creo que tampoco lleva tantísimos años en funcionamiento me dio la sensación que sus paredes ya habían acumulado una buena cantidad de carisma rockero. Una de nuestras compañeras la definió como “un Ceferino grande”, y en realidad supongo que se trata de una definición que no le queda del todo mal. ¡Y de un buen piropo!
Tras lo que pareció algún tipo de problema técnico con los cables repartidos encima del escenario, alrededor de las once el dúo local The Brotherhood of the Woodsmen se despojó de sus apropiadas camisas de leñador y se dispusieron a dar el pistoletzao de salida a la velada. Aunque Dídac ya me había hablado de ellos en alguna ocasión, e incluso habían aparecido un par o tres de veces en nuestras páginas, lo cierto es que lo poco que había escuchado de su breve producción discográfica no me permitió formar una opinión demasiado elaborada sobre ellos. Lo que me encontré sobre el escenario fue una especie de mezcla entre el stoner sucio y de distorsión burrísima de bandas como Kyuss o Red Fang y el rock alternativo más melódico (sobre todo a nivel vocal) de cosas como Soundgarden y Alice in Chains. Su propuesta me resultó divertida, potente y disfrutable, y agradecí que se las apañaran para ponerme en situación con una buena dosis de contundendia y melodía sin llegar a despatarrarme los sesos de buenas a primeras como iban a hacer el resto de bandas del cartel.
Un vistazo a mi alrededor me certificó que no era el único en disfrutarlos, ya que la setentena de personas que se repartían por la sala a estas alturas (y que supongo que, en gran parte, debían ser amigos de sus miembros) se los miraban con atención y evidentes muestras de aprobación. En el rato que estuvieron sobre el escenario (que debieron ser unos cuarenta y cinco minutillos), los afables y simpáticos Marc y Albert llegaron a interpretar hasta veinte temas, cosa que os puede dar una idea del dinamismo, la inmediatez y la energía que emanó de su descarga.
No sé si los títulos de las canciones que había escritos en un Din A4 a sus pies son del todo de fiar (algunos de ellos me suenan más a “working title” que a otra cosa), pero al repasarlos a posteriori me hizo especial gracia encontrarme con “Crosants farcits”, no sé si inspirado en parte por una pedazo de pastelería que nos encontramos al día siguiente y que servía unos croissants rellenos de todo tipo de cosas realmente espectaculares. El sitio se llama Targarona y os recomiendo encarecidamente que os acerquéis a él si por lo que sea os encontráis en la capital del Anoia y lo vuestro son los croissants rellenos de cosas. Y si de paso tenéis la oportunidad de ver a la hermandad de los leñadores, pues mejor que mejor.
Setlist The Brotherhood of the Woodsmen:
Karsquell
Homes de calç
El riu
Sense sucre
Vacances
Stagmita
Spirit Punch
Needle
Ghosts
Flannel
Cementiri
Èpica
Plat
Coca de forner
Porpre
Stalagtita
Punk Blood
Crosants farcits
Sarcòfag
Ocells
Erzsébet
Además de su ya mencionada amplitud interior, el Rec on Fire también dispone de un patio de generosas dimensiones con vistas a las fábricas colindantes para fumar, tomar el aire o sentarte tranquilamente a fer-la petar. Aunque su potencial es inmenso y me pareció un lugar ideal para celebrar conciertos en verano, la gente del Igualada me comentó que sugerir hacer nada más allá de tranquilas propuestas acústicas era un imposible, ya que las quejas respecto al volumen por parte de buena parte de los vecinos vienen a ser reiteradas. Yo pensaba que en esta zona no había casi vecinos, pero se vé que el sonido resuena cosa mala, y ya sabemos que hay gente muy tiquis miquis. Una pena, la verdad, porque el sitio mola un montón.
Una vez tomado el aire pertinente, y plantados ya de nuevo frente al escenario, pudimos constatar como, tal y como ya se veía a venir, la presencia hoy aquí de los barceloneses Erszébet despertó una amplia e indisimulada curiosidad entre el público asistente (e incluso para muchos ésta fue su principal motivación para venir). Y es que después de publicar el EP The Blasphemous Lady a finales del año pasado y de debutar en directo con un exitoso concierto en la Sala Boveda a mediados de marzo, este cuarteto formado por algunos nombres habituales (por no decir célebres) del panorama extremo catalán se ha colocado en boca de todos gracias a una sólida e infecciosa propuesta musical alrededor del black metal sinfónico y, sobre todo, a una teatralidad y una conceptualidad que les sitúa en un lugar casi único en nuestra escena.
Para aquellos que no conzcáis su historia, se dice que la mítica y poderosa contesa húngara Erzsébet Bathory, obsesionada con la juventud y la belleza, torturó y asesinó a centenares de muchachas a lo largo de su vida con el objetivo de apoderarse de su lozanía. El paso del tiempo ha puesto un poco en duda esta leyenda, argumentando que fue víctima de una caza de brujas motivada por ciertas intrigas de poder. Sea la historia verdad o no, lo cierto es que su figura ha fascinado a la metalada desde tiempos inmemoriales, con incontables referencias en canciones de formaciones tan oscuras y relevantes como Venom, Cradle of Filth, Tormentor o Dissection, por no hablar de los propios y malogrados Bathory, una de las bandas más influyentes del panorama extremo de los ochenta y los noventa.
Quizás por ello, si le tengo que poner alguna pega menor a la fascinante aventura a la que se están empezando a embarcar estos Erzsébet es precisamente la de escoger como protagonista un personaje tan tremendamente trillado. En todo caso, hablo desde la más absoluta de las ignorancias, y es perfectamente posible que los miembros de la banda, ni que sea por pura tocayedad entre la pérfida aristócrata decimoséxtica y su vocalista, profesen una devoción sincera por la innegablemente fascinante figura de la señora Bathory. Y eso, por supuesto, invalidaría por completo mi totalmente gratuita opinión.
Sea como fuere, lo importante de verdad es que estos chavales han entrado con muy buen pié en el panorama extremo catalán, y visto el concierto de hoy no me extraña en absoluto. A pesar de que su descarga en Igualada fue realmente breve por las limitaciones que aún tienen a nivel de repertorio, les bastó con esos treinta minutillos escasos para que la gente se hiciera a la idea del potencial que tienen por delante. La sección instrumental formada por Àngel López, Albert Batlle y Marc Segarra (o, lo que es lo mismo, Angelvs, Ngldogma y Cerbervs) se desenvuelve con abrasadora y completa soltura en lo musical mientras ejerce de forjado y pilar imprescindible para que la propia Erzsébet , armada con un pinganillo que le da libertad total de movimientos e interpretada apasionadamente por Elisabeth Campuzano, demuestre una admirable capacidad vocal y tome todo el protagonismo escénico desde el primer al último minuto de su entretenidísima descarga.
Todo en ellos está estudiado al detalle, desde su entrada solemne bajo el discurso introductorio de “Ördög’s Moon” hasta cada una de las escenas que se interpretan canción tras canción. Y es que si hubo algo que me gustó especialmente de su concierto es que, a nivel visual, cada tema fue un mundo distinto que nos obligó a mantener los ojos fijos en el escenario en todo momento. Tal y como era de esperar, durante su actuación interpretaron al completo su EP de debut, una historia en la que Elisabeth pasa de lucir un elegante vestido renacentista a revolcarse por el suelo tomada por la locura, a degollar a una desafortunada sirvienta tras las sombras de un sencillo pero muy efectista telón o a presentarse en camisón para beber la sangre recolectada en un cáliz de plata, mirarse presumidamente al espejo o destrozar una Biblia en pleno estado de enajenación.
Si te miras toda la escena con absoluta frialdad, es evidente que este tipo de interpretaciones tan teatrales te pueden llegar a echar un poco para atrás. Pero la gracia es que, precisamente, consiguieron que casi todo el mundo se metiera en su historia con interés y curiosidad constante por ver qué es lo que vendrá después. Tanto Elisabeth como el resto de la banda estuvieron a un nivel técnico muy alto, y su confianza, compromiso y pasión por el proyecto destilaba de cada uno de sus movimientos. En lo estrictamente musical, debo decir que exceptuando algunos subestilos muy concretos más bien cercanos al post o al atmospheric, el black metal no es precisamente mi género de cabecera. Aún así, y sin volverme loco por una propuesta que alterna lo agresivo y devastador con lo sinfónico y machacón, lo cierto es que me resultaron muy fáciles de escuchar, y en muchos casos me encontré sacudiendo la cabeza con total sinceridad. Me alegra decir que Erzsébet me supusieron una agradable sorpresa, y si siguen por este camino y con este nivel de implicación, les auguro un futuro de lo más interesante.
Setlist Erzsébet:
Ördög’s Moon
Erzsébet
Wraiths Behind the Mirror
Cachtice
Darvulia’s Eye
The Blasphemous Lady
Drakum
Llegados al ecuador de la velada, y aprovechando el complejo cambio de escenario entre Erszébet y Drakum, nos dispusimos a celebrar el ya tradicional sorteo de merchandise que se ha convertido en todo un clásico de nuestras fiestas. Los principales mecenas en esta ocasión fueron las propias bandas, pero también pusimos sobre el tapete algunos discos aportados por discográficas como Century Media y por HFMN (a los que queremos agradecerles también su generosidad). Usando la ancestral pero efectiva fórmula de la mano inocente, Dídac, Albert de Brotherhood y yo mismo ejercimos de maestros de ceremonias y acabamos repartiendo al menos una veintena de piezas entre discos, camisetas y hasta un parche de bombo para alegría de los muchos afortunados que se pudieron llevar algo a casa. La verdad es que a todo el mundo le gusta un regalo, y ni que sea por ver la cara de felicidad de los premiados, ya vale la pena embarcarse en todo este fregado.
Al acabar, dejamos el escenario libre para que lo tomaran a traición las hordas vikingas de Drakum. Hasta seis hombretones con la cara pintada y atuendos nórdicos más o menos discretos se amontonaron en la pequeña tarima para intentar satisfacer a los muchos aficionados que vinieron a verlos. La banda barcelonesa ya goza de un cierto nombre en el mundillo del folk / death metal a nivel europeo, y hoy demostraron sus tablas con un concierto intenso, dinámico y festivo que se llevó a todo el mundo de calle. Marc Wallace (que como sabéis también forma parte de Icestorm) ha encajado a la perfección en la dinámica de la banda y de nuevo demostró ser un vocalista imponente tanto por tamaño como por simpatía y vozarrón, mientras que el resto de los músicos evidenciaron saber muy bien qué hacer tanto en lo instrumental como también a nivel escénico, subiéndose y bajándose del pequeño escenario sin parar quietos en ningún momento y mostrándose genuinamente felices en su papel.
La primera parte de su concierto estuvo dedicada por completo al que es su segundo trabajo, un Zombie Dragons from Outer Space en el que mezclan OVNI’s y leyendas medievales de dragones y mazmorras y que publicaron justo antes de que estallara la pandemia y el mundo tal y como lo conocíamos se fuera a la mierda. Por ello, y aunque el disco ya lleve un par de años dando vueltas por estos mundos de dios, es ahora cuando llega por fin el momento de demostrar que han avanzado un par de pasos en composición y ejecución (yo así lo creo) y presentarlo como Odin manda sobre un escenario. Y antes de llevarlo fuera de nuestras fronteras (me contaron que tenían algunas fechas en Francia en estas próximas semanas), decidieron mostrárnoslo en nuestro pequeño festival, cosa que sin duda celebramos y les agradecemos.
El folk metal no es tampoco un estilo que suela escuchar demasiado a menudo, pero a pesar de ello siempre he disfrutado bastante de los conciertos a los que he podido asistir. En este caso no fue ninguna excepción, y la combinación entre un sonido nítido y potente, una puesta en escena activa y eminentemente festiva y, sobre todo, un generoso puñado de canciones verdaderamente notables y rápidamente reconocibles me atrapó de inmediato. La alegre “Drunken Heroes” es un tema excelente para empezar, con un estribillo épico y poderoso que me enganchó con facilidad y me abocó a disfrutar de otros cortes pertenecientes a este mismo disco como son “Ragman”, “Fins l’Últim Alè” (cantada en catalán), “We Are Alive” o la orientaloide “Urashima”. Sin ni un segundo de respiro, con una velocidad endiablada y una constante e infecciosa presencia de pizpiretos y melodiosos violines, incluso a alguien tan poco flokie como yo le resultó imposible no sacudir una u otra parte del cuerpo al son de todas y cada una de estas canciones.
Así como la primera mitad del concierto estuvo reservada exclusivamente a temas nuevos (incluida la reciente y apañada versión que han grabado de la antémica “Dracum Nocte” de los gaditanos Saurom), en la segunda parte del concierto se dedicaron a revisitar algunos cortes pertenecientes a su época más antigua. “Wall of Deadly Trolls” dio paso al celebrado dúo alcohólico-festivo formado por “Whisky” y “Absinthe” (¡hay que ver cómo les gusta siempre a estos vikingos glorificar el alcohol!), mientras que el momento emotivo llegó cuando, para cerrar su descarga, el antiguo vocalista de la banda Javi Crosas se subió al escenario junto a los que patentizaron ser aún sus amigos para interpretar con ellos “Around the Oak”, quizás la canción más conocida de la banda. Javi se mostró perfectamente compenetrado con sus ex-compañeros y el público lo dio todo para celebrar el final de una actuación más que notable que no decepcionó a nadie.
A pesar de que la intención del cartel del Igualada Under Fest de este año era que fuera todo lo transversal y equilibrado posible, está claro que si había una banda que ejercía como cabeza de cartel eran Drakum, y tanto por capacidad de convocatoria como por respuesta del público no hay duda que cumplieron a las mil maravillas. A mí el folk metal no me emociona para nada, ya os lo he dicho, pero en base a mi relativamente poco informada opinión, me da que estos chavales no tienen mucho que envidiarle ni en disco ni en directo a casi ninguna banda del estilo. ¡Por Tutatis que no!
Setlist Drakum:
Drunken Heroes
Ragman
Fins l’últim alè
Urashima
Dracum Nocte
We Are Alive
Wall of Deadly Trolls
Absinthe
Whisky
Around the Oak
Angoixa
Tras el concierto de Drakum, una cantidad nada desdeñable de público empezó a desfilar hacia las puertas de salida, dejando bien claro que ya habían visto a quién habían venido a ver. Es cierto que todo acabó acumulando un pelín de retraso y que ya eran las tres y pico de la mañana (algo que en el maravilloso y flexible mundo del underground -en el que las salas cierran a las seis y no pasa nada- la verdad es que da un poco igual), con lo que entiendo que a estas alturas mucha gente ya esté del revés y no tenga el ánimo para la descarga del grupo más burro de la noche. Pero eso no impide que me diera un poco una pena que los también barceloneses Angoixa, indiscutibles baluartes del death metal cantado en catalán, vieran como la sala presentaba un aspecto algo desangelado durante su actuación.
Está claro que muchas veces éste es el precio a pagar cuando tocas el último en este tipo de fregados, y por otro lado si tú haces death metal old school ya sabes que difícilmente tendrás ante ti a masas enfervorecidas. De todas maneras, todo esto a los chavales de Angoixa les dio bastante igual, y se subieron al escenario con todas las ganas de comerse el mundo tras estar más de dos años sin poder hacerlo. La banda liderada por nuestro querido y muchas veces añorado compañero en excedencia Robert Garcia venía a presentar su nuevo trabajo, Distopia Digital, por vez primera en directo. Quizás el disco no ha llegado a producir el impacto tremendo que derivó de su anterior y grandísimo Esclaus de la por, pero déjalo ir también. Con una gravedad, una agresividad y una densidad encomiables, seguramente fueran la banda más difícil y compleja de hacer sonar bien hoy, y por ello tardaron unas cuantas canciones en hacerlo con toda la nitidez y contundencia que requieren.
Tras interpretar «Desolació» y «Crisàlide», el punto de inflexión en este sentido llegó con “Més que odi”, el primer tema en el que todos los elementos sónicos estuvieron ya a sitio. A partir de ahí, las partes más lentas y machaconas sonaron como un auténtico cañón, y las más rápidas a la larga también. Los temas de Distopia Digital tuvieron un protagonismo casi absoluto en el repertorio por el que la banda apostó en la noche de hoy, ya que hasta cinco de los ocho cortes que interpretaron pertenecen a este disco. Los que yo más disfruté fueron, muy probablemente, la afiladísima «Els oblidats» y el potentísimo y casi bailongo tema título, aunque la palma se la siguieron llevando el ya mencionado «Més que odi» y también su compañera de disco «Esclaus de la por». El único tema que tocaron de la época en la que eran una one man band de Robert fue la propia «Angoixa», un himno imprescindible que el vocalista explicó allí mismo como fue la primera canción que compuso con esta banda en mente en abril de 2014, y que hoy sirvió para cerrar la velada.
Sobre el escenario, los cuatro miembros de la banda comparten protagonismo sin que nadie destaque demasiado por encima de los demás. Es evidente que los jetos, el vozarrón espectral y los involuntarios ojos en blanco de Robert llaman particularmente la atención, pero al quedarse más o menos confinado en su esquina reparte importancia visual tanto con Héctor y Oriol, brillantes y precisos como siempre a la guitarra y al bajo, mientras que Mario sigue siendo un martillo pilón tras los parches. Aunque como decíamos el público a estas alturas ya era un poco más limitado, lo cierto es que el 100% de los que quedábamos nos implicamos con el concierto con todas las fuerzas que aún nos quedaban, con sacudidas masivas de cabeza y algún que otro pogo frente al escenario. Es posible que el directo de Angoixa no tuviera la magia y el gancho que repartieron dos bandas tan dinámicas visualmente como fueron Erzsébet y Drakum, pero en lo personal son los que más se alinean con mis propios gustos y, una vez sonaron bien, los disfruté sin ningún tipo de reserva.
Con la potente descarga de los barceloneses llegamos al final de esta segunda edición del Igualada Under Fest, que cierra con un balance notable a nivel de asistencia y un balance sin duda excelente a nivel musical y personal. Su celebración resultó la excusa perfecta para dar un nuevo pistoletazo de salida a la vieja normalidad, y seguro que el bueno de Dídac, que se dio un baño de multitudes durante toda la noche, ya tiene en mente unas cuantas bandas que pueden encajar en la tercera entrega del festival. Por nuestra parte, nada más que agradeceros a todos y todas vuestra presencia, y con ganas de volver pronto a la capital del Anoia a disfrutar de algunas de las mejores formaciones que puede ofrecernos nuestra escena. Mientras tanto, recordad que cada fin de semana se celebran decenas de conciertos de bandas locales de cualquier vertiente de rock y metal que rebosan calidad y necesitan de vuestra presencia para sobrevivir, así que sacudiros un poco la pereza pandémica e id tirándome para allá.
Setlist Angoixa:
Desolació
La crisàlide
Més que odi
Els oblidats
Monstres
Distopia digital
Esclaus de la por
Regne de sang
Angoixa
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.