En la primera y en la segunda parte de esta serie referida al “Origen del nombre de bandas de rock”, podéis leer el prólogo de la misma.
Iniciamos, seguida y directamente, una tercera parte; acerca de otras cinco formaciones rockeras:
The Sheepdogs y la influencia “sesentera”
No albergo ni una sola pizca de duda de que The Sheepdogs (tradúzcase por “Los Perros Lanudos”) son la mejor y más impecable banda internacional de absolutamente todo el panorama Rock, desde el año 2007 hasta este 2023. Un superlativo grupo canadiense cuyos sonidos contienen, en su mayoría, resonancias southern pero donde ellos logran adaptarse, como el agua cristalina, a muchas otras formas sónicas; todo ello de modo siempre magistral y con un cierto aire siempre revivalista. Retrocedamos ahora unos pasos para comprobar de dónde extrajeron el nombre.
En un principio, se dieron en llamar The Breaks, cuando se fundaron como cuarteto en el año 2006, pero el colosal cantante, guitarrista y líder del grupo, Ewan Currie, se pasó siete meses indagando para hallar un término más adecuado porque otras bandas poseían seudónimos similares y es que Ewan no deseaba lanzar, bajo esta denominación, el primer LP del combo, Trying to Grow. Alguien, entonces, le sugirió añadirle un número al final de The Breaks al estilo de, por ejemplo Blink-182 pero el mismo Currie consideró que eso ya se practicó mucho en los 90; década justo anterior a cuando aparecieron, por primera vez, The Sheepdogs.
Hallar una oración para definir todo un proyecto armónico es algo que cuesta, según el propio músico de Canadá, porque tenía muchas conversaciones sobre ello con la gente pero luego él no recordaba ninguno de esos mismos diálogos. Finalmente, Ewan Currie se halla seguro de que dio con la palabra idónea porque una banda sueca, llamada Mando Diao, tenía una canción titulada “Sheepdog”, del año 2002 y todo surgió de ahí mismo porque, por contra, Currie ni siquiera se compró nunca un can y, por tanto, él no se pudo basar en esto último.
Como esta agrupación de América del Norte posee tantísimos influjos del classic rock, de entrada pusieron el artículo “The” a su nombre, algo, precisamente, muy en boga en los años 60 por parte de muchas agrupaciones como The Beatles, The Rolling Stones, The Doors, The Who o The Kinks; entre otros muchos. También, bandas más cercanas en el tiempo como The Strokes o The Hives tomaron esta misma misma vía que The Sheepdogs; sobre utilizar el indicador contextual “Los”.
La misma línea vintage siguió el cuarteto formado, en aquel instante inagural, por Ewan Currie, Leot Hanson, Ryan Gullen y Sam Corbett en eso de ponerse nombres de animales como The Yardbirds, Steppenwolf o The Eagles, porque era algo que también se llevaba mucho en esas memorables épocas sesenteras y setenteras; las cuales tanto les fascinan al formidable e infalible proyecto de Saskatoon City y sobre todo, al propio Currie.
Agregar a todo ésto, que la citada raza de perros lanudos portan el pelo largo y desaliñado al igual que los rockeros de las citadas franjas temporales; así que en el caso específico de The Sheepdogs se trata de tener adrede esa imagen retro.
The Stooges y los tres cómicos
Ahí estaba un tal James Newell Osterberg, en el Michigan de 1967, tocando la batería en conjuntos como The Iguanas y después The Prime Movers; siendo estos últimos los que le asignaron al apodo-diminutivo de “Iggy” a su baquetero, debido al reptilesco nombre de su grupo previo. Tras decidirse a coger el puesto de vocalista, aquel zarrapastroso y rudimentario muchacho montó un cónclave con el bajista Dave Alexander, el guitarrista Ron Asheton y su hermano batería Scott Asheton. Así pues, todos ellos formaron en Detroit, en 1968, la banda The Psychedelic Stooges (porque al principio fumaban hierba y tocaban canciones vanguardistas); acortándolo luego a The Stooges, al firmar con Elektra Records y empezando a tocar un indomable y férrico rock-blues. Mientras tanto, los hermanos Asheton le otorgaron a su frontman el apellido artístico de “Pop”, debido a un personaje de Detroit que también se llamaba James y tenía de mote “Pop”.
El alias definitivo del cuarteto procedía de un grupo de comediantes norteamericanos que se denominaba The Three Stooges (quiere decir “Los tres chiflados”) y que actuó en 190 cortometrajes, entre 1923 y 1970. Y es que Ron Asheton ya le había pedido permiso a Moe Howard, fundador del propio clan actoral (además, ayudó que el mismo Ron conociese de antes a Larry Fine, otro miembro fijo de este televisivo terceto satírico), para colocarle aquella “loca” frase a su aventura rockera.
Matizar que propio Howard le concedió su visto bueno a los músicos, siempre y cuando los propios Asheton Brothers, Iggy Pop y Dave Alexander no hicieran teatro de comedia con esa misma denominación de The Three Stooges. Lo dijo en serio el propietario del nombre. Si cumplían solo eso, pues “luz verde” para registrar el nombre de “Los Chiflados” por parte de aquel agreste cantante, el cual salía con el torso desnudo a los conciertos y de sus duros muchachos rockeros.
Blue Cheer y la amalgama de varios conceptos
El término “Blue Cheer” puede significar “Alegría Triste”, aunque también guarda connotaciones relacionadas con el color azul, con un tipo de narcótico y con el propio blues, en este caso específico, como seguidamente comprobaremos. En un principio, aquel era el apodo de Cheer una popular marca de detergente compuesto por granos con tono azulón, comercializado desde 1950, en Estados Unidos. Sin embargo, el archiconocido vendedor de drogas, Augustus Owsley Stanley, se “apropió” de dicho nombre, durante los años 60 y se lo adjudicó a una variante del LSD, de alta calidad la misma, que el propio Stanley fabricaba en cantidades enormes y que luego ofrecía a los rockeros de la época.
En cuanto a lo musical, todo arrancó en 1966, en San Francisco, cuando el cantante y bajista Dickie Peterson, el cual provenía del grupo Oxford Circle, decidió instaurar otro proyecto con ese mismo apelativo de Blue Cheer; del cual también formarían parte fundamental el guitarrista Leigh Stevens y el batería Paul Whaley. Aquel power trio se convertiría en uno de los precursores del hard-rock (e incluso se les asocia al más primigenio sabor del heavy metal); bebiendo también del sonido psicodélico, con la California hippy como telón de fondo, en 1967.
En aquel momento, Peterson, Stevens y Whaley estaban muy metidos en el consumo habitual del estupefaciente citado, “Blue Cheer” y precisamente, con el blues de por medio, como influencia musical y mezclado éste género con una gran rabia y una crudeza, las cuales pretendían introducir el terceto en su sonido. De todos éstos conceptos, podría haber surgido la denominación de la banda.
La portada azulada de su álbum de debut Vincebus Eruptum, de 1968, con tres intérpretes con la expresión muy severa mientras miraban a cámara, refuerza lo expresado anteriormente; además de que en dicho LP inaugural, Blue Cheer ya ejecutaron una rugosa, exitosa y animal versión de la canción “Summertime Blues”, original de Eddie Cochran, en 1958 ; siempre con la ingesta del aludido ácido lisérgico rondando en el seno esta potente y enérgica formación californiana.
Aphrodite’s Child y un cantautor de Boston
De una talentosísima unión musical como la del vocalista y bajista Demis Roussos y su primo teclista Vangelis Papathanassiou tenía que brotar algo realmente de calidad. En sus respectivas bandas anteriores de ambos muchachos dotados con un don especial, es decir, Idols y The Forminx, ya habían obtenido cierto reconocimiento en su país natal, Grecia. Sin embargo, lo más electrizante y singular vino cuando Demis y Vangelis fusionaron sus fuerzas al servicio del grupo Aphrodite’s Child; aunque para sus primeros conciertos y maquetas, en 1967, todavía utilizaban nombres provisionales como Vangelis and his Orchestra o The Papathanassiou Set. Aquel combo lo completaban Anargyros “Silver” Koulouris, a la guitarra y Loukas Sideras, a la percusión y los coros.
Pero, ¿como terminaron encontrando los cuatro músicos un nombre tan pegadizo para auto-designarse? Parece normal que un grupo heleno adopte una frase como “El hijo de Afrodita”, precisamente una referencia a la rica mitología de esa antiquísima civilización del sureste de Europa. Se hace un guiño aquí, en concreto, a la diosa griega del amor y de la belleza; la cual tuvo diversos tórridos romances con varias divinidades masculinas y de ahí, nacieron hasta 16 retoños; siendo los más célebres Eros y Eneas.
Sin embargo, al cuarteto originario de Atenas no se le ocurrió aquella expresión sin más, sino que el cantautor folk de Boston, Dick Phillips, había titulado así mismo una de sus canciones, en el año 1966, mientras estuvo publicando con la discográfica Mercury Records. Por tanto, el recién formado grupo de rock psicodélico y progresivo se inspiró en el tema de Phillips y adoptó el enunciado relacionado con la citada deidad femenina cuando Roussos, Vangelis y cia. buscaron fortuna, primero en Londres y en luego en París. En esta última metrópolis, ya bautizados como Aphrodite’s Child efectivamente, el cuarteto firmó un contrato discográfico, en el año 1968, con el propio sello Mercury, precisamente.
Pinchamos aquí su sensacional y estremecedor tema “You Always Stand in My Way”, cuyos violines son como implacables águilas que se lanzan en un vuelo en picado.
Ten Years After y el método al azar
En un principio, un adolescente y virtuoso guitarrista Alvin Lee, militó en bandas de nula repercusión como Vince Marshall and the Square Caps, en 1957, o Alan Upton and the Jailbreakers, en 1958; todo ello en los ambientes locales de Nottingham City.
Ya en 1960, el mismo Alvin coincidió con el bajista Leo Lyons en el combo Atomites, para luego cambiarse éstos el nombre a Ivan Jay and the Jaymen, en el año 1960; pasando después a llamarse Ivan and the Jaycats, en 1961 e incluso mutando a Jaybirds, en 1962, además de dirigirse a tocar a Hamburgo, al igual que The Beatles.
Fue entonces cuando el gran Alvin Lee tomó el el liderazgo del grupo a la voz y a la guitarra solista y tres años más tarde, en 1965, entraron en la banda Chick Churchill a los teclados y Ric Lee a la batería; sumándose a Alvin y a Leo. Posteriormente, el cuarteto abandonó Nottingham y se mudaron a la capital Londres, en 1966. Una vez establecidos, permanentemente, en la capital británica, los imberbes chavales fueron rotando todavía más nombres respecto a la banda como, por ejemplo, The Jaybird (ya sin la letra “s”), The Blues Trip o también Blues Yard. Un auténtico baile de apodos grupales, sin dar aún con el adecuado.
Las teorías sobre la elección del nombre definitivo, Ten Years After (significa “Diez años despues”), son varias, aunque podría ser que estén relacionadas entre sí. La hipótesis más extendida, quizás, es que el abanderado del combo, Alvin Lee, era un incondicional seguidor de la música de Elvis Presley, el cual había sacado su primer LP de éxito en el año 1956. Entonces, en aquel momento de 1966 se cumplía el décimo aniversario de aquel mítico lanzamiento y por ese motivo la banda británica se pensó en poner lo de “10 años después”. Como también a Alvin y a los suyos le agradaba Muddy Waters, pensaron en mezclar el rock y el blues; donde el nombre Ten Years After parecía reflejar un concepto musical más amplio que solamente el género bluesero más puro, el cual el grupo dejó caer en sus nombres inmediatamente previos.
Por otro lado, el manager de la banda Chris Wright, relacionado éste con Chrysalis Records, anhelaba ficharles para esta importante discográfica pero les sugirió al cuarteto originario de Nottingham que Blues Yard era un nombre insulso y que no significada nada. Había que modificar ese detalle. Con aquel único condicionante puesto por Wright, el bajista Leo Lyons cogió una guía de televisión llamada Radio Times, en aquel año 1966 y comenzó a pasar sus hojas con los ojos cerrados mientras pinchaba un alfiler, al azar, en expresiones y programas de algunas de las páginas. Aunque salieron varios posibles nombres a través ese casero método amparado por la casualidad, hubo dos frases candidatas que Lyons y cia. enviaron al despacho, en Manchester, del propio Chris Wright: fueron Life Without A Mother y Ten Years After. El representante, finalmente, eligió este último enunciado y el cuarteto firmó un contrato con la propia Chrysalis, ya en 1967.
Una variante de esta misma teoría es que el propio bassman Leo Lyons, en aquel año 66, se encontraba ojeando una revista donde se publicitaba un libro titulado Suez, diez años después y que estaba referido a la guerra por ese canal marítimo, en 1956, entre Egipto e Israel. A Lyons le llamó la atención dicha obra, por tanto.
A partir de la consolidación de su nombre, el grupo Ten Years After alcanzó, entonces, una considerable repercusión colocando ocho álbumes consecutivos en el Top 40 de las listas de Inglaterra, entre 1968 y 1973 y también metiendo 12 LPs en la prestigiosa lista Billboard 200, de Estados Unidos; entro otros logros.